Qué difícil es volver a pronunciar el cuerpo abandonado.
Cerrar los ojos y no creer más en la luz.
Mirar hacia a tras y volvernos estatuas de sal.
Saber que este cuerpo tiene muchos nombres;
Pero que ya ningún importa.
Qué difícil es volver a deletrear el silencio.
Rasguñar esa voz que martilla en la cabeza.
Resucitar el recuerdo de tu boca en todo mi cuerpo.
Carajo, que difícil es olvidarlo todo. Y que no se resbale
una lágrima por la pupila.
Tomado de ninguna tarde azul
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