miércoles, 29 de abril de 2009

Poetas nacidos en 1975-1986



Por Karen Valladares


A manera de introducción


Comienzo aclarando que me introduje al mundo de la Internet buscando nuevas "voces poéticas", voces jóvenes o intermedias. No lo hice con la intención de hacer crítica literaria, o mejor dicho, crítica poética, porque al fin y al cabo no me interesa. Según mi pequeña investigación, estos autores (poetas nacidos entre 1975-1986) que a la mayoría pueden parecer completamente desconocidos, tienen toda la intencionalidad de la palabra, no importa si sus poemas son buenos o malos, es lo que se está haciendo últimamente en diferentes países donde quizá creemos que la poesía o las actividades literarias están dormidas. Quizá sea cierto. Pero en fin. Como todos sabemos y como dije anteriormente, en la viña del Sr. hay de todo.

Estos poetas, si les podemos llamar así, se ven en la necesidad de enmarcar sus ideas através de la tradición poética que es la metáfora, sin romper cánones ni estigmas de lenguaje, usando nada más el puro lenguaje que a su parecer es SIMPLE. Así, al igual que en Honduras, buscan cualquier medio para dejar de ser anónimos o inéditos, aunque sea a través de la blogósfera, y a algunos vale la pena reconocer su calidad, a otros, pues todo lo contrario, con sólo dejar de ser anónimos se aproximan al mundo imparcial e infalible de la critica literaria.

Mi objetivo con este "trabajo" eran las poetas mujeres, saber dónde están las más representativas, y observé que hay un gran silencio en la poesía "femenina", y la poca que hay, es la típica poesía sufrida y victimizada, necesitada de cualquier cosa para hacerse valer en este mundo que la rechaza. Después de leer en la net me pregunté ¿por qué hay tanto silencio en la voz de la mujer? y me fui al libro La Palabra Iluminada de la escritora Hondureña Helen Umaña, y pude ver así, rápidamente, que en su investigación sobre la poesía en nuestro país, hay al rededor de 49 poetas mujeres y casi 180 poetas hombres, si no me equivoco. Como podemos ver, es una diferencia enorme. Y una pena, porque sabemos perfectamente que las mujeres tienen capacidad para escribir y destacarse, pero nosotros, de manera sutil o abiertamente, la rechazamos por la costumbre de leer y seguir al escritor hombre. No quiero desviarme más del tema mencionado al principio. Así que les dejo una muestra de lo que encontré en el mundo virtual. Quizá más adelante escriba un ensayo sobre el silencio de la mujer en la poesía. Dejo en claro que no todos los poetas que he subido aquí son de mi agrado, pero son lo más representativo de sus países en la



GLADYS GONZÁLEZ
Chile, 1981


Pavimento


Toda yo alambrada
recogida por los muslos
la carne floreciendo por las púas
la planta de los pies deshaciéndose
y sellando la tragedia en el pavimento
como una marca de sol.

ÚRSULA STARKE
San Bernardo, 1983


Pecado Comunal


Del trazo ajeno de mi mano
te escribo, San Bernardo.
Jamás probé las amargas calles
De tu pasado fértil
(Eras ciudad apartada,
Gritabas el silencio urbano)
Ni he contado las hojas
De los árboles agonizantes
En la ventana torcida.
No bailé los días
De Maestranza
Al ritmo metalizado de sus máquinas.
Hubiera querido dormir en tus llanos
Apartados del Paraíso Terrenal,
Pero las golondrinas y las moscas
Una y otra vez
Desviaban mi sueño.
San Bernardo, nada hice
Digno de agradecer
Pero lloró contigo
Todas las horas de tu eterna noche.




Francisco Ide
Chile,1989

Cal

Si te miro con desprecio
si te digo que te vayas a donde
mi inteligencia no te hiera
si me río a carcajadas de tus ademanes o de tu cara
si te grito, si te lloro
si dejo que me golpees la mejilla
o me partas el labio
si me deformo de compasión o de ira
si de mis gestos se desprende un rasgo de humanidad
no lo creas
no me creas nada, porque
debajo de la piel
mi calavera permanece inalterable
esperando el rocío
para ser bóveda a tus pies bajo la tierra
o extenderse sobre los muebles
una mañana.



CELIA GARCIA

Granada 1981


Hay cosas que son sencillas

Nosotras cuando vivíamos en Budapest
Algunas mañanas, nos levantábamos temprano
Tomábamos el tranvía que nos llevaba al barrio alto
De la ciudad
Y paseábamos entre las casas de los señores con dinero
calladas
Por el centro de la calle
Para no molestar a los perros
Pensando cómo viviría esa gente
Con tanta casa.
Después del paseo
volvíamos a nuestro piso
de techos altos
con dos estancias
Y seguíamos con esa rutina
Que nos habían marcado los días.

Cecilia Podestá

Perú 1981


Acuarela


Imagino mi muerte
(un cuerpo que parece ser mío entre los
ecos del tiempo
sobre esta caja
/encerrando/
tan llena del aire que son recuerdos
y me envuelven
enfriando las pequeñas paredes de madera,
dándoles el viejo sonido
de la nostalgia
que me hace compañía como
un cuerpo capaz de hacer el amor)
estamos él y yo
(mi cuerpo, mi cuerpo y yo)
la piel es sueve
y pronto estos senos blancos estarán cubiertos.

Tomado de Fotografías escritas (Dedo crítico, 2002)



Dennisse vega

Perú 1986


Tu cuerpo cae en el poema

Como en un lecho de vivas lápidas
Ha muerto tu nombre
El aire de tus alas
El misterio que aullaba advirtiéndote el encanto
Como en una procesión detrás de tus ojos también van
Los seres que amamantaste
La soledad como fantasma mordaz y riente
El placer como caracol que se encoje succionando
Lo áureo de tus llagas
Tu cuerpo cae en el poema
Y acaso estas palabras germinando en tu tierra muerta
Sean los perfectos pies
Para comenzar los verdaderos pasos?
Cubierta
Moldeada de ti
Renazco
Para seguir el rigor contrario de tu sombra



AMANDA DURÁN

(Santiago, 1982):


CERTEZA


Todos los perros ladran con sirenas

se enternece la luna en tu garganta

y mi leche

suena de piel el eco incontenible de la espera

parece que te quedas

parece,

Cristo está en tu silla.



Gustavo campos

San Pedro Sula, Honduras 1984


Nadie ama a otro como a sí mismo

w. Blake.


No amo a nadie como a mi misma

Y a la humanidad

no puedo retenerla en un espejo.

Cuánto me repugnan los poetas,

tan inocentes; creen inventarme,

creen que me ocultan,

Que me salvan.



Armando Maldonado

Honduras, Tegucigalpa,1983


VI


En ella

hay simulacros de la espuma

conciertos de pistones y herramientas.

Uno camina por las avenidas biliares,

atraviesa los puentes neurálgicos

y por simple casualidad o destino

encontrará pociones

de hielo forjado con martillo.

Encima de ella

hay un cielo bocabajo,

los pasadizos que se forman

en el aire que separa a los edificios

se visten de eternidad

bajo el filo verde del horizonte.




Nelson Ordoñez

Tegucigalpa, Honduras, 1977


Lo perdido


No era esa vez,
No se hizo vuelo viendo
alas disecadas.
¿A qué engañarse?
En realidad siempre la viste
De lejos
Y no era la pequeñez su verdadera
Dimensión
O que tu abrazo le quedase grande
A la hora del beso.
Era su distancia de planeta
Y su atracción de ojos
Y de muerte…



Karen Valladares

Tegucigalpa, Honduras,1984


MIS OJOS


Mis ojos no son ya aquellas calles solitarias y muertas,

la piedra que golpea la tibia mirada que no observa.

No son los trenes que avanzan cargados de gente,

sin nombre,

sin cuerpo,

sin sombra,

sin sueño y sin amorío.

Mis ojos ya no cruzan la soledad,

aquella flor vacía que cae lento en cualquier agujero.

Ya no son lunas y cielos deshojados.

Ya no son

lágrimas, ni dolor.

Ni agua que se pudre en otras aguas.

Mis ojos

ya tienen un color y no precisamente el de la noche.




Mayra Oyuela

Tegucigalpa,Honduras, 1982


Escribiéndole una casa al barco



Esta casa vuela,

su altura conjura un papalote

que se distorsiona a la distancia.

Esta casa es un mar

y un barco también,

donde crispados, salimos

a contemplar

los delfines más blancos de la locura.

Esta casa tiene un color, un nombre,

su capitán Morgan lanza de sus anzuelos

aurelianos peces,

espectros que devoramos

en lo profundo de los desvelos.

Esta casa barco se desliza

por las olas de una Tegucigalpa oscura

mientras humanos veleros,

navegan lento

dentro de botellas.



Paola Valverde

Costa Rica, 1984


VIDA LARVAL

Una puede nacer muchas veces
ponerse más alas de la cuenta,
enamorarse
construir su casa en la casa de un cuento
encantar si es de niños
asustar si es de viejos.
Una puede decidir no leer un libro,
comer mayonesa cuando hace frío
disfrutar de lo cursi
encerrarse en la árida celda
de un televisor.
Quebrar ramas
clavarle aguijones a la mañana,
y suicidarse poco a poco
hasta el andén que dice
“aún no terminamos de llorar”.
Una puede reventarse contra el techo
sacarle los ojos a la foto de ayer,
rescatar los instantes como estampas o celajes
que nunca fueron del mismo color.

Poemas tomados de: http://afinidadeselectivascr.blogspot.com/2009/04/paola-valverde-alier.html



Diego Mora

Costa Rica, 1983


CONFESIONES DE UN ADICTO

A Ilama & Ramírez

La poesía es la madre de las drogas Sin ella no habría vicios ni abusos Los alcohólicos no verían elefantes rosados ni flores los jipis En la calle los piedreros no mendigarían y los cocainómanos se acostarían temprano Por eso la poesía sobrevive clandestina por vía intravenosa esnifada ingerida o aspirada Pero los hay que la consumen en su estado puro y pronto se vuelven adictos de la peor calaña Seres despreciables en la esquina contemplando un semáforo en rojo un perro con pulgas o simplemente los adoquines hexagonales del boulevar Es deprimente verlos en las bancas o buses leyendo No tarda mucho en aparecer el síndrome de abstinencia cuando los deberes los alejan por un instante del vicio Entonces mandan el sistema a la mierda y mazcan versos en la oficina para soportar el ruido de las impresoras y fotocopiadoras

Los adictos a la poesía —mal llamados poetas— se reúnen ocasionalmente a consumir sus palabras Se creen los seres más dichosos sobre el planeta cuando deducen que las musas o un enjambre de voces ha bajado o subido (dependiendo de la posición orbital) a revelar profesías y cánticos épicos Más de uno cae en cama ante la severidad de su intoxicación Otros pierden sus empleos y amigos con tanto exceso Quien entra al mundillo poético difícilmente saldrá a menos que choque en moto o reciba el Premio Nacional de Poesía en más de cuatro ocasiones Al final el poeta -para seguir utilizando el eufemismo- sobrevive con sorbos de lluvia cayendo de su cabello Con migas de pan encontradas en el camino y ratas de Hamelín en invierno

Es en noches ventosas que el adicto sufre terribles convulsiones accesos de ira y lucidez que expulsa por vía renal u oral Una materia viscosa se adhiere a las paredes sobre todo al papel Entonces ocurre lo más asqueroso Se tragan su propio vómito o materia fecal y caen de nuevo extasiados por el efecto de sus propias palabras

No vale la pena exaltar esta vida Podrían terminar como pequeños dioses huérfanos en una calle sin salida con fondo de reguetón mientras esperan estúpidamente el próximo Bigbang

Texto tomado de:

www.http://afinidadeselectivascr.blogspot.com/2008/07/diego-mora_09.html


Eliud Delgado

(Ciudad de México, 1984)

Huracán

I think you’re crazy, may be
I think you’re crazy, may be…

Motion Picture Soundtrack- Radiohead

Sólo su respiración y nada más:
no hay sonido más propio
mientras su mente se atormenta
con nubes de color casi ajeno:
inhala, exhala: el silbido del ojo
de un huracán categoría cinco:
falsa calma, pausa medular
en la furia húmeda entre párpados
precipitada: de maquillaje la marea
negra es en sus mejillas anegadora
cuando continúa la tempestad:
destructiva en su garganta vibra
la certeza del trueno, los dientes
aprieta para contenerla: en sus ojos
relampaguea una revancha
contra un sólo hombre:


él, que le ofreció perlas de lluvia
traídas de países desérticos:
en algunas escribió de canciones
insulsas la letra, en una más los alfabetos
amontonó cuantos hay para el Universo
en una canica colocar bajo su escalera,
en otras proyectó películas: una biográfica
donde su poeta favorita al final se suicida,
y una quimérica de la vida que compartirían:
él, que perla a perla fue a las sirenas
despertando sin saber que le cantaban
a ella la locura: él, jurando comprenderla
y poder a sus venenos dar cordura,
calentó las aguas, agitó los vientos:
en vez de soledad le dio más perlas:
más nubes, más lluvia, más viento,
que cuando en restaurantes polvorientos
sólo restan ostras vacías ya no es brisa
recíproca, sino vendaval que alimenta
la tormenta donde ella se ahoga
.


ALAN MILS

Guatemala 1979

Alcohol

El alcohol resbala, lo digo así.

Dígolo porque caigo.

(Y no resbalo: caigo).

Digo que el alcohol es puro,

va a las heridas

y es recibido con dolor alegre.

Adentro fluye, camina,

se lleva lo recordado al olvido

y los olvidos renacen

de las venas donde dormían.

El alcohol resbala por dentro

y uno cae por fuera.

Es sangre en la sangre

y queda ardiéndolo todo.


Poemas tomado de : www.artepoetica.net


sábado, 25 de abril de 2009

Fotos de : Antonio Villa





Fotografías tomadas de : www.freuno.blogspot.com

Caballo blanco en el sepelio



Caballo blanco en el sepelio

En la ciénaga, mi caballo vigila la canción del agua.

Jorge Martínez Mejía

El caballo blanco trota suave y silencioso en el sepelio,

Nadie lo ve más que mi espíritu angustiado.

Nadie siente el frío rozar de su caminata y el meneo tembloroso de su cola.

Sufre el caballo la pérdida del que lo vio nacer,

Y observa como se hunde el cuerpo en la tierra,

Y como es sepultado y olvidado.

El caballo blanco trota suave y silencioso en el sepelio,

Se aleja, con los ojos vidriosos por el llanto

Desaparece corriendo y relinchando, entonando alto el canto de su despedida.



inedito

© Karen Valladares

sábado, 18 de abril de 2009

breve selección de poemas de Ann Sexton



El asesino


La muerte correcta está escrita.
Colmaré la necesidad.
Mi arco está tenso.
Mi arco está listo.
Soy la bala y el garfio.
Estoy amartillada y dispuesta.
En mi alza lo tallo
como un escultor. Moldeo
su última mirada hacia todos.
Cambio sus ojos y su cráneo
constantemente de posición.
Conozco su sexo de macho
y lo recorro con mi dedo índice.
Su boca y su ano son uno.
Estoy en el centro de la emoción.

Un tren subterráneo
viaja a través de mi ballesta.
Tengo un cerrojo de sangre
y lo he hecho mío.
Con este hombre tengo en mis manos
su destino y con este revólver
tengo en mis manos el periódico y
con mi ardor tomaré posesión de él.
Se inclinará ante mí
y sus venas saldrán en desorden
igual que niños... Dame
su bandera y sus ojos.
Dame su duro caparazón y su labio.
Él es mi mal y mi manzana y
lo acompañaré a casa.



Los bombarderos


Nosotros somos América.
Somos los que rellenan los ataúdes.
Somos los tenderos de la muerte.
Los envolvemos como si fuesen coliflores

La bomba se abre como una caja de zapatos.
¿Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
¿Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
Se lo han arrancado
y se lo han quemado
y como último acto
lo enjuaga en el río.
Este es el mercado de la muerte.

¿Dónde están tus méritos,
América?

En celebración de mi útero


Todo en mí es un pájaro.
Agito todas mis alas.

Querían cortarte y sacarte
pero no lo harán.
Decían que estabas infinitamente vacío
pero no lo estás.
Decían que estabas enfermo de muerte
pero se equivocaban.
Cantas como una colegiala.
No estás desgarrado.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
y el alma de la mujer que soy
y de la criatura central y su deleite
canto para ti. Me arriesgo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, copa.
Sujetar, cubrir. Cubierta que contiene.
Hola tierra de las colinas.
Bienvenidas, raíces.

Cada célula tiene una vida.
Aquí hay suficiente para satisfacer una nación,
para que el pueblo haga suyos estos bienes.
Cualquier persona, cualquier sociedad diría:
"Este año está resultando tan bueno que
podemos pensar en otra cosecha.
Una plaga ha sido prevista y eliminada."
Por eso muchas mujeres cantan al unísono:
una maldiciendo la máquina de hacer zapatos,
una en el acuario cuidando de la foca,
una aburrida al volante de su Ford,
una cobrando en la barrera de peaje,
una en Arizona echando el lazo a un ternero,
una en Rusia con un chelo entre las piernas,
una en Egipto trajinando ollas en la cocina,
una pintando de luna las paredes de su dormitorio,
una moribunda pero recordando un almuerzo,
una en Thailandia desperezándose en su estera,
una limpiándole el culo a su hijo,
una mirando por la ventanilla de un tren
en medio de Wyoming y una está
en cualquier parte y algunas en todas partes y todas
parecen cantar, aunque algunas no pueden
cantar ni una nota.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
déjame llevar una bufanda de tres metros,
déjame tocar el tambor por las de diecinueve años,
déjame llevar cuencos para la ofrenda
(si eso es lo que me toca).
Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
déjame medir la distancia angular entre meteoros,
déjame libar de los estambres de las flores
(si eso me toca).
Déjame hacer ciertas figuras tribales
(si me toca).
Por todo esto el cuerpo necesita
que me dejes cantar
para la cena,
para el beso,
para la afirmación
exacta.



La balada de la masturbadora solitaria


Al final del asunto siempre es la muerte.

Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,

fuera de la tribu de mí misma mi aliento

te echa en falta. Espanto

a los que están presentes. Estoy saciada.

De noche, sola, me caso con la cama.

Dedo a dedo, ahora es mía.

No está tan lejos. Es mi encuentro.

La taño como a una campana. Me detengo

en la glorieta donde solías montarla.

Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.

De noche, sola, me caso con la cama.

Toma, por ejemplo, esta noche, amor mío,

en la que cada pareja mezcla

con un revolcón conjunto, debajo, arriba,

el abundante par en espuma y pluma,

hincándose y empujando, cabeza contra cabeza.

De noche, sola, me caso con la cama.

De esta forma escapo de mi cuerpo,

un milagro molesto, ¿Podría poner

en exhibición el mercado de los sueños?

Me despliego. Crucifico.

Mi pequeña ciruela, la llamabas.

De noche, sola, me caso con la cama.

Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.

La dama acuática, irguiéndose en la playa,

un piano en la yema de los dedos, vergüenza

en los labios y una voz de flauta.

Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.

De noche, sola, me caso con la cama.

Ella te agarró como una mujer agarra

un vestido de saldo de un estante

y yo me rompí como se rompen una piedra.

Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.

El periódico de hoy dice que se han casado.

De noche, sola, me caso con la cama.

Muchachos y muchachas son uno esta noche.

Se desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.

Se quitan zapatos. Apagan la luz.

Las brillantes criaturas están llenas de mentiras.

Se comen mutuamente. Están más que saciadas.

De noche, sola, me caso con la cama.


El Beso


Mi boca florece como una herida.

He estado equivocada todo el año, tediosas

noches, nada sino ásperos codos en ellos

y delicadas cajas de Kleenex, llamando llora bebé

¡llora bebé, tonto!

Antes de ayer mi cuerpo estaba inútil.

Ahora está desgarrándose en sus rincones cuadrados.

Está desgarrando los vestidos de la Vieja Mary, nudo anudo

y mira, ahora está bombardeada con esos eléctricos cerrojos.

¡Zing! ¡Una resurrección!

Una vez fue un bote, bastante madera

y sin trabajo, sin agua salada debajo

y necesitando un poco de pintura. No había más

que un conjunto de tablas. Pero la elevaste, la encordaste.

Ella ha sido elegida.

Mis nervios están encendidos. Los oigo como

instrumentos musicales. Donde había silencio

los tambores, las cuerdas están tocando irremediablemente. Tú hiciste esto.

Puro genio trabajando. Querido, el compositor ha entrado

al fuego.


Deseando morir


Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no puedo recordar.

Camino vestida, sin marcas de ese viaje.

Luego la casi innombrable lascivia regresa.

Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.

Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,

los muebles que has puesto al sol.

Pero los suicidas poseen un lenguaje especial.

Al igual que carpinteros, quieren saber con qué herramientas.

Nunca preguntan por qué construir.

En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez,

he poseído al enemigo, comido al enemigo,

he aceptado su destreza, su magia.

De este modo, grave y pensativa,

más tibia que el aceite o el agua,

he descansado, babeando por el agujero de mi boca.

No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.

Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron.

Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.

Nacidos sin vida, no siempre mueren,

pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce

que hasta los niños mirarían con una sonrisa.

¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!

que, por sí misma, se convierte en pasión.

La muerte es un hueso triste, lleno de golpes, dirías,

y a pesar de todo ella me espera, año tras año,

para reparar delicadamente una vieja herida,

para liberar mi aliento de su dañina prisión.

Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas,

rabiosos ante el fruto, una luna inflada,

Dejando el pan que confundieron con un beso

Dejando la pagina del libro abierto descuidadamente

Algo sin decir, el teléfono descolgado

Y el amor, cualquiera que haya sido, una infección.



Mientras escribo

  Mientras escucho este playlist (194) Relaxing Soul Music ~ lets share music ~ Chill Soul Songs Playlist - YouTube Escribo sumergida en el ...