martes, 31 de enero de 2012

LES INVITAMOS A TIERRA LIBRE PARA COMPARTIR CON PEPE LUIS QUESADA










PARA LOS POETAS DEL GRADO CERO LA TRASCENDENCIA DE PEPE LUIS QUESADA, NELSON MERREN, JOSÉ ADÁN CASTELAR Y TULIO GALEAS, (LA VOZ CONVOCADA) EN LAS LETRAS HONDUREÑAS; RADICA EN SU CAPACIDAD DE RENOVAR LA POESÍA, ROMPIENDO LA TRADICIONAL HEGEMONÍA CULTURAL CENTRALISTA, PARA MOSTRAR UN AMPLIO ESPECTRO DE LA RIQUEZA, PROFUNDIDAD Y SINCERIDAD DE LOS POETAS QUE CIERRAN LA VANGUARDIA PARA ABRIR EL CAMINO A LAS NUEVAS GENERACIONES DE LA POSTVANGUARDIA, Y TODOS LOS OTROS POST QUE VENDRÁN DESPUÉS DE LOS POSTPOSTPOSTPOST...PARA SIEMPRE...POR ESO COMPARTIR CON PEPE LUIS NO SE TRATA SÓLO DE POESÍA, SINO DE NUEVOS VUELOS Y DERROTEROS DE CREACIÓN.





BENVENUTI, MALDITOS...AL RECITAL POÉTICO HOMENAJE 2012...
 
 
 
 
 
 
 
 


domingo, 29 de enero de 2012

Paul Eluard





Seudónimo de Eugène Grindel, poeta francés nacido en Saint-Denis el 14 de diciembre de 1895.
A la edad de dieciséis años suspendió estudios para recibir tratamiento durante dieciocho meses en un sanatorio suizo. En 1920, después de participar en la I Guerra Mundial, inició una fulgurante carrera literaria uniéndose a Breton, Soupault y Aragon, con quienes impulsó el movimiento surrealista, convirtiéndose en uno de sus más importantes figuras.
En 1927, invitado por Salvador Dalí, viajó a Cadaqués junto a su esposa Helena Diakonova (Gala), quien luego lo abandonó para unirse al pintor.
Durante la ocupación alemana en Francia, alejado del surrealismo y militando ya en el comunismo, se convirtió en uno de los escritores más relevantes de la resistencia.
Entre sus obras más importantes merecen destacarse: "Capital del dolor" en 1926, "La Inmaculada Concepción", escrito con Breton en1930, "Poesía y verdad" en 1942, "Lección de moral" en 1950, y "Los senderos y los caminos de la poesía" en 1952.
Falleció en Charenton-le-Pont en noviembre de 1952. ©


El ave Fénix

Soy el último en tu camino
la última primavera y última nieve
la última lucha para no morir.

Y henos aquí más abajo y más arriba que nunca.

De todo hay en nuestra hoguera
piñas de pino y sarmientos
y flores más fuertes que el agua...

Hay barro y rocío...

La llama bajo nuestro pie la llama nos corona.
A nuestros pies insectos pájaros hombres
van a escaparse

Los que vuelan van a posarse.

El cielo está claro, la tierra en sombra
pero el humo sube al cielo
el cielo ha perdido su fuego.

La llama quedó en la tierra.

La llama es el nimbo del corazón
y todas las ramas de la sangre
Canta nuestro mismo aire..

Disipa la niebla de nuestro invierno
hórrida y nocturna se encendió la pena,
floreció la ceniza en gozo y hermosura
volvemos la espalda al ocaso.

Todo es color de aurora. 
Versión de Andrés Holguín
 


En abril de 1944, Paris todavía respiraba

Descendíamos hacia el río fiel: ni su ola ni nuestros ojos habían
                                                                                 abandonado a París.
No pequeña ciudad, sino ciudad infantil y maternal.
Ciudad que todo lo atraviesa, como un sendero de verano,
lleno de flores y de pájaros, como un beso profundo, lleno también
de niños sonrientes, y de madres frágiles.
No una ciudad en ruinas, sino una ciudad compleja, marcada por
                                                                                           su desnudez.

Ciudad entre nuestras muñecas como una atadura rota, entre nuestros
ojos como un ojo ya visto, ciudad repetida indefinidamente como un
                                                                                                        poema.
Ciudad siempre semejante a sí misma.
Vieja ciudad... Entre la ciudad y el hombre no había ni siquiera el espesor
                                                                                                    de un muro.
Ciudad de la transparencia, ciudad inocente.

Entre el hombre abandonado y la ciudad desierta, había más que
                                                                                                    el espesor de un espejo.
Sólo había una ciudad que presentaba los colores del hombre, tierra
                                                                                                 y carne, sangre y savia.

El día que juguetea en el agua, la noche que muere sobre la tierra.
El ritmo del aire puro es más fuerte que la guerra.
Ciudad con la mano tendida, y, entonces, todo mundo  ríe y todo mundo
                                                                                           goza. Ciudad ejemplar.

Nadie pudo saltar los puentes que nos conducían al sueño y del sueño
                                       a nuestros sueños y de nuestros sueños a la eternidad.
Ciudad perdurable, donde viví un día nuestra  victoria sobre la muerte.



La estación de los amores

Por el camino de las pendientes
En la sombra triédrica de un sueño agitado
Yo voy hacia ti la doble la múltiple
Hacia ti semejante a la era de los deltas.
Tu cabeza es más pequeña que la mía
El mar cercano reina con la primavera
Sobre los veranos de tus formas frágiles
Y de pronto allí queman haces de armiños.

En la transparencia vagabunda
De tu altísimo rostro
Esos animales flotantes son admirables
Envidio su candor su inexperiencia
Tu inexperiencia sobre el jergón del agua
Encuentra sin inclinarse el camino de amor.

Por el camino de las pendientes
Y sin el talismán que denuncie
Tus risas a la multitud de las mujeres
Y tus lágrimas a quien no las quiere.

De "La vie inmédiate"


 

 
Libertad

Sobre mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena sobre la nieve
Escribo tu nombre

Sobre todas las páginas leídas
Sobre todas las páginas en blanco
Piedra, sangre, papel o ceniza
Escribo tu nombre

Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre

Sobre la selva y el desierto
Sobre los nidos sobre las retamas
Sobre el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

Sobre las maravillas de las noches
Sobre el pan blanco de los días
Sobre las temporadas desposadas
Escribo tu nombre

Sobre todos mis trapos de azul
Sobre el estanque sol enmohecido
Sobre el lago luna viva
Escribo tu nombre

Sobre los campos sobre el horizonte
Sobre las alas de los pájaros
Y sobre el molino de las sombras
Escribo tu nombre

Sobre cada soplo de aurora
Sobre el mar en los barcos
Sobre la montaña lunática
Escribo tu nombre

Sobre la espuma de las nubes
Sobre los sudores de la tormenta
Sobre la lluvia gruesa e insípida
Escribo tu nombre

Sobre las formas que centellean
Sobre las campanas de los colores
Sobre la verdad física
Escribo tu nombre

Sobre las sendas despertadas
Sobre las carreteras desplegadas
Sobre los lugares que desbordan
Escribo tu nombre

Sobre la lámpara que se enciende
Sobre la lámpara que se apaga
Sobre mis casas reunidas
Escribo tu nombre

Sobre el fruto cortado en dos
Espejo y mi habitación
Sobre mi cama vacía
Escribo tu nombre

Sobre mi perro codicioso y tierno
Sobre sus orejas elaboradas
Sobre su pierna torpe
Escribo tu nombre

Sobre el trampolín de mi puerta
Sobre los objetos familiares
Sobre el mar del fuego bendito
Escribo tu nombre

Sobre toda carne concedida
Sobre la frente de mis amigos
Sobre cada mano que se tiende
Escribo tu nombre

Sobre el cristal de las sorpresas
Sobre los labios atentos
Bien sobre el silencio
Escribo tu nombre

Sobre mis refugios destruidos
Sobre mis faros aplastados
Sobre las paredes de mi problema
Escribo tu nombre

Sobre la ausencia sin deseos
Sobre la soledad desnuda
Sobre las marchas de la muerte
Escribo tu nombre

Sobre la salud vuelta de nuevo
Sobre el riesgo desaparecido
Sobre la esperanza sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad


sábado, 28 de enero de 2012

Sábados amarillentos y llenos de luz

Tambien me muero por volver

Qué implica esta luz en mis manos



 
Qué significa la luz este día,
qué significa mi cuerpo amarillo este día,
qué significa que alce el brazo hacia el cielo
cuando no hay  palabras que tocar.
Qué significa mi pelo alborotado en plena mañana,
qué significa mi mano sudada de luz.

Qué significa todo esta ruido,
todas estas voces,
todo vos viendome como si en verdad estuviera desnuda;
como si en verdad fuera un fantásma,
como si enverdad fuera una energia que anda por la casa;
como si en verdad nada de esto existiera y fuera solamente ciencia ficción;
qué significa que no me prononcie correctamente,
qué significa que te ame con locura,
qué significa mis ojos enmudecidos,
mi cuerpo enmudecido,
mis pasos enmudecidos,
mis poemas enmudecidos.

Qué significa toda esta basura en mi patio,
qué significa el llanto del niño,
que significa mi orgásmo a media madrugada,
qué significa el murmullo de tu espalda,
y el secreto que decís vos que hay en la curvatura de mis ojos.

Qué significa todo este mundo entonces,
qué carajos significamos nosotros entonces.

Karen Valladares©
Poema tomado del libro: Maldita poesía

miércoles, 25 de enero de 2012

XI

Escucho dentro de mí, Pero muy adentro



 XI

No hay nada que hacer.
La rutina esta por volverme loca.
Alexandré juega
duerme, se despierta, come y vuelve a jugar.
La tarde muere
y cae lento como un pájaro sin alas.
todo cae entonces, caigo yo
y el polvo en mi ropa es lo de menos
el sucio en mi cuerpo es lo de menos
la cara  y el cuerpo en el polvo es lo de menos
mis huellas en el polvo es lo de menos
que yo caiga, entonces, es lo de menos.










Tomado del libro: Ninguna tarde azul

domingo, 22 de enero de 2012

Yo

Escucho



Y, sin embargo, cuento mi historia,


recaigo sobre mí, culpable


de las mismas palabras que combato.

José Ángel Valente
La guerra acaba de terminar en el mundo.
Acaba de comenzar en mi vida.
Lesley Arfin
A veces, muy brevemente, un momento blanco -
como de insensibilidad- que no es momento de olvido. Eso me espanta.
Roland Barthes

Frente a mí ese rostro lunar.
Nariz de plata, pájaros en la frente.

¿Pájaros en la frente?
Blanca Varela
 

lunes, 16 de enero de 2012

Pere Gimferrer


Poeta, traductor y crítico literario español nacido en Barcelona en 1945.
Estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona.
A la edad de dieciocho años publicó su primer libro «El mensaje del tetrarca». Su maestría precoz fue reconocida
en 1966 con el Premio Nacional de Poesía, por su libro «Arde el mar», constituyéndose en uno de los poetas más
importantes de su generación. Desde 1970 utiliza exclusivamente el catalán para la poesía, si bien él mismo los ha
traducido al castellano para ediciones bilingües.
En 1985 ocupó la vacante dejada por Vicente Aleixandre en la Real Academia Española.
Obtuvo de nuevo el  Premio Nacional de Literatura en 1989, el Premio de Literatura Catalana, el Premio Ciudad
de Barcelona
, el Premio Cavall Verb de la Asociación de Críticos Españoles y el Premio de la revista Serra d'Or.
En 1997 recibió el Premio  Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya, en 1998 el Premio Nacional de las
Letras Españolas
y en el año 2000 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
«Marea solar, marea lunar» y «El diamante en el agua», son sus últimos poemarios. 



 Agosto

No culpéis a nadie del derrumbamiento del hombre.
La entrega estéril de la palabra, don
de los antros, cuando la noche, la helada, labra
un fuego venusiano, y el sol, un ser de nieblas,
desfallece. Este sorbo, sorbo de nada, encendidos
labios, piedra de púrpura, la semilla
más secreta del hombre, porque no se precisan armas
para vencer al hombre: ya los relámpagos son un signo de ello.
                                                               Escuetos, afilados
dicen el vil secreto, la cobardía,
el deseo bastardo, emblemas, yugos inmemoriales
de abyección. Cabelleras, vanas al viento, arrebatadas
por la corriente de la nieve núbil de un cuerpo,
                                                            fuego de hogueras
que adorna la claridad. ¿Eres inmortal tú, ahora,
irrisión de la carne, tú, que tal vez has satisfecho
a la servil pasión? Sí, mucho necesita el hombre
para abarcar la extensión de su deseo, y su
deseo es la nada. El escudo oscuro de la luna,
el escudo lívido del sol ¿qué astro oscultan?
¿Qué olas, qué ignición
de espacios lejanos? Por los roquedales
se tambalea esta claridad lúgubre,
rescate hostil de la carne escarnecida,
picos, remos de oro sometido, despojos
de un jirón. Si el gozo, funesto,
de una más lóbrega sima extrajera la luz y,
                                                    con los ojos cerrados,
la nostalgia, la carcelera ciega del sentido,
hiciese del pecho la saeta, el aciago solar! Porque el viento
no necesita sentir el peso del viento cuando, vivo, tiembla
en los gallardetes, los pasos del viento de primavera.
Así el hombre. No se dice su nombre: primavera.
Y lo es. ¿Quién dice el nombre? ¿Qué labios -¿son mortales?
                                                               dicen la noche?
¿Qué ojos
ven la noche? ¿Qué ojos son la noche?


 Canción para Billie Holiday
                  

                      Y la muerte
                                          nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono

Con careta antigás daba un beso a los niños

Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
                    mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
                    cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
                    jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
                    labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
                    arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
                    irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
                    sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
                    recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
                                               poema
                                                           Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
                    desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
                    disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
                    juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.

"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969




 By love possessed

 
Me dio un beso y era suave como la bruma
dulce como una descarga eléctrica
como un beso en los ojos cerrados
como los veleros al atardecer
pálida señorita del paraguas
por dos veces he creído verla su vestido
                     (estampado el bolso el pelo corto y
                           (aquella forma de andar muy en el
                                                     borde de la acera.
En los crepúsculos exangües la ciudad es un torneo
                                     de paladines en cámara lenta
                                      sobre una pantalla plateada
como una pantalla de televisión son las imágenes
                                            de mi vida los anuncios
y dan el mismo miedo que los objetos volantes
                                            venidos de no se sabe
                                      dónde fúlgidos en le espacio.
Como las banderolas caídas en los yates de lujo
las ampollas de morfina en los cuartos cerrados de los hoteles
estar enamorado es una música una droga es como
                                                       escribir un poema
por ti los dulces dogos del amor y su herida carmesí.
Los uniformes grises de los policías los cascos
                                   las cargas los camiones los jeeps
                                                    los gases lacrimógenos
aquel año te amé como nunca llevabas un
                      vestido verde y por las mañanas sonreías
Violines oscuros violines de agua
todo el mundo que cabe en el zumbido de una línea telefónica
los silfos en el aire la seda y sus relámpagos
las alucinaciones en pleno día como viendo fantasma luminosos
como palpando un cuerpo astral
desde las ventanas de mi cuarto de estudiante
y muy despacio los visillos
con antifaz un rostro me miraba
el jardín un rubí bajo la lluvia


 Homenaje a Vicente Aleixandre

 
Palpitando entre dos senos una llama carmesí.
Un dragón azul de fuego viene en el viento de abril.
En las cortinas, mi rostro, como ave herida escondí.
Olor a brea en los muelles. Llueve. Es hora de partir.

Sorprendidos en el sol los paisajes de la noche,
los armarios y las lacas y los dorados tritones,
la nieve en sus armaduras, las músicas del azogue,
el mundo que, como sangre, relampaguea y se esconde.

Para esta helada pupila la cometa del amor.
Mirad la sobre el jardín. Un halcón muere en el sol.
Hace frío. Un abanico negro sobre; el tocador.
Una guirnalda de lirios para el poney de cartón.

La niebla hiere con guantes de raso nuestra memoria.
¿Es sólo un rayo de luna quien a lo lejos solloza?
Tras la campana del viento, tras el túnel de las rosas,
en el murmullo del agua y la hierba, alguien nos nombra.

Un colibrí no muere. La tarde. Las carrozas.




Publicado en ABC, 19 de abril de 1983


sábado, 14 de enero de 2012

JULIÁN HERBERT: Escribir poesía en el país de los violentos

Para Juan Carlos, a quien gloso (plagio) sin pudor
Crecí en el norte de México. La mayor fuente de poesía que conocí en la infancia fueron los corridos: octosílabos bravíos e ingenuamente épicos que celebran vida, fulgor y muerte de pistoleros, narcotraficantes y vendedores de armas. Música interpretada por Los Cadetes de Linares, Ramón Ayala o Los Tigres del Norte. Nombres de personajes que se grabaron para siempre en mi memoria: Chito Cano, Gerardo González, Emilio Varela, El Rojo… Héroes sentimentales que, más que trágicos, resultaban ejemplares: encarnaban la incontestable prueba verbal (una prueba absoluta por ficticia: casi ninguno de ellos es histórico) de que aún era posible responder ciudadanamente, desde la ilegalidad y a punta de balazos, a la corrupción, la masacre de estudiantes, el abuso de autoridad y la incompetencia de los gobiernos priístas –buitres mitológicos que devoran cíclica e impunemente las vísceras de nuestro país.

            Hoy la realidad de la violencia armada en México ha sustituido con brutalidad aquella visión lírica de mi infancia, revelando una verdad que sucesivamente aparece en la historia de distintas naciones: la poesía contiene en sí un esplendor, una elegancia y una verdad cuyo centro de equilibrio es ambiguo. Lo mismo que puede decirse de un AK-47. Personajes semejantes a los cantados por el corrido norteño volaron hace unos meses, de un granadazo, una camioneta estacionada a 100 metros de mi casa. Descargan sus armas en la calle sin importarles el destino de las balas perdidas. Muchos de estos antihéroes son más jóvenes que mis hijos: tienen quince, catorce años. Su criminal, casi animal inocencia me recuerda un poema de Ted Hughes: “I kill where I please because it is all mine. There is no sophistry in my body: my manners are tearing off heads”. Su pérdida de perspectiva social no es sino un aspecto de su pérdida de perspectiva humana: de su autoaborrecimiento.

            Otro aspecto de esta misma podredumbre lo representan las instituciones: tras once años de cambio (el arribo de elecciones democráticas en el año 2000 llevó al poder a un partido de oposición por primera vez en 75 años), México ha dejado de parecerse a un melodrama familiar protagonizado por un padre autoritario, ebrio, abusivo, imbécil y represor, para comenzar a parecerse cada vez más a un spaghetti western –ultraviolencia y humor cruel incluidos. Son muchos los argumentos que se exhiben, nacional e internacionalmente, para justificar al presidente Felipe Calderón, y en ciertos casos se trata de reflexiones sensatas. Sin embargo, y más allá de todo partidismo, basta un solo argumento para derribarlos: la política interna en materia de seguridad instrumentada por el gobierno mexicano fracasó. Afirmar cualquier otra cosa es un insulto a la memoria de 50 mil cadáveres.


            ¿Qué está haciendo la poesía mexicana actual para hacerse cargo, desde la imaginación y los procesos cognitivos, de semejante caos?... Ante todo –y pese al contrarreformismo de unos cuantos grupos de poetas ingenuos, oportunistas y hasta alguno que otro llanamente imbécil– está apostando por la ironía. No hablo de humor y/o payasada: hablo de distancia histórica; de una inteligencia y una sensibilidad comprometidas a acotar el –a veces peligroso– romanticismo de lo líricamente cierto, de lo cómodamente sublime. Poetas como Luis Felipe Fabre, Juan Carlos Bautista, Carla Faesler, José Eugenio Sánchez, Minerva Reynosa u Oscar de Pablo, por citar unos cuantos, han tomado en sus manos la tarea de vincular el universo de la estética popular mexicana (desde la música folclórica hasta la militancia izquierdista, el cabaret gay, la fe en los ovnis o las B movies) con lo que se ha llamado –pretenciosamente– Alta Cultura Mexicana. Tanteando a veces con mayor y a veces con menor fortuna, estos poetas asumen un compromiso con el país que va más allá del inmediatismo (¿qué caso tiene denunciar con lirismo patético un padecimiento que el mundo conoce diariamente a través de la prensa?), el conformismo o la militancia. Los admiro porque en sus obras encuentro una (sufrida y secreta) dimensión de lo sublime. Una versión de la profética lírica que comparto: si nuestro mundo fracasó, habremos de asumir que nuestra poética ha fracasado; tendremos que reinventarla toda, desde sus cimientos, traicionando –por amor al presente– todo aquello que nos dijeron que somos.
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Julián Herbert (Acapulco, 1971) vive en Coahuila desde 1980. Es autor de los libros de poemas El nombre de esta casa (Tierra Adentro, 1999). La resistencia (filodecaballos, 2003), Autorretrato a los 27(Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2003) y Kubla Khan (Era, 2005). Ha publicado también la novela Un mundo infiel (Joaquín Mortiz, 2004) y el libro de cuentos Cocaína (manual de usuario) (Almuzara, España, 2006). Compiló junto a Rocío Cerón y León Plascencia Ñol el volumenEl decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente (1965-1979) (filodecaballos, 2003). Obtuvo el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 2003 en la rama de poesía y el V Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola (2006). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Es vocalista del grupo de rock Madrastras.



viernes, 13 de enero de 2012

Ha vuelto el sol a explotar en las ventanas a decirme quién sabe qué cosa,
a recordarme quién sabe qué cosa,
a hacerme pensar quién sabe qué cosa,
a disimular este dolor qué sabe a cualquier cosa.

Ha vuelto el sol, y los paraguas no se han vuelto abrir;
esperan tristemente el próximo invierno.

martes, 10 de enero de 2012

La poesía es una peste


 Por: Fabricio Estrada

Imagino, que nadie confunde la caricia de un anzuelo
con estos dedos que van tras las líneas de toda mano
adivinando pavores y amores jurados.
Porque el índice que humedezco en mi boca
pronto es el faro donde sumiso
viene a revolotear el viento,
perruna transparencia que corre tras banderas
y me las trae juguetona
para hacer con ellas lo que quiera.
Porque no hay mayor signo
que el puente donde mezclo puños y palmas,
campo que abono con grafito
y donde voy segando lápices mordidos por la plaga.

II

Eres, el cíclope enternecido.
Resplandeces y evaporas a la lluvia en tu coraza.
Arde tu mirada cuando el campo está seco
y de rodillas, labran los ríos su camino.
¿A quién heriste cuando el adios,
cuando convertida en palabra regresaste
a inventariar lo perdido?
Mano que señala con anticipo su golpe,
¿a quién peinarás con ternura de viento
para luego morder sin aviso
ni pretexto?

III

Piedra que es boomerang,
mástil que se amarra al cuerpo del poeta,
azote de los dioses que hace crecer la hierba.
Punto de fuga que proyecta, estampida de las líneas.
Zíngara piedra que es bomerang.

Sólo tras de tí
puede retumbar el hastío.

miércoles, 4 de enero de 2012

Hablaré de mi infancia






 Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia,
Anne Sexton

Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia,
Anne Sexton
Hablaréde mi infancia,
de mis vestidos cuadriculados
de mis muñecas polvosas
de mi casa de madera
y dire que soy la segunda hija
 y dire que soy la única mujer
la que siempre jugo sola
con todos los fantasmas de la casa

Hablaré de mi infancia
de las enfermedades que me rodeaban
del viento que congelaba la ventana desplomada
de  las veces que mis padres llegaban del trabajo a media noche
de las voces que venian del patio trasero
de los fantasmas que me hablaban desde el armario
desde el libro añejado que jamás intenté leer
y que no recuerdo su titulo.
desde el vidrio empañado del espejo
otra vez el espejo empañado

Hablaré de mi infancia
sin temor de regresar a ella
a volver a vivirla
 a volver a caminar
con las rodillas empolvadas
con el pelo largo hasta la cintura
con la fría timidez en mis ojos
con el silencio rebalsando en mi boca
con la soledad en mi cuarto
en  las paredes
callándome la voz inocente
que guardé toda mi infancia.



© Poema de Karen Valladares tomado del libro Maldita poesia

martes, 3 de enero de 2012

Erica Jong



 
 
 
 
 
 
 
 
Los mandamientos
 
 
No querrás de veras ser poet(is)a.
Primero, si eres mujer, tienes que

ser tres veces mejor que cualquiera
de los hombres. Segundo, tienes
que acostarte con todo el mundo.
Y tercero, tienes que haberte muerto.

Poeta masculino, en conversación.
 



Si una mujer quiere ser poeta,
debe dormir cerca de la luna a cara abierta;
debe caminar a través de sí misma
estudiando el paisaje;
no debe escribir sus poemas con sangre 
    menstrual.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe correr hacia atrás en torno al volcán;
debe palpar el movimiento a lo largo de sus
     grietas;
no debe conseguir un doctorado en sismografía.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe acostarse con manuscritos
    incircuncisos;
no debe escribir odas a sus abortos;
no debe hacer caldos de vieja carne de
    unicornio.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe leer libros de cocina francesa y legumbres
     chinas;
debe chupar poetas franceses para refrescar su
     aliento;
no debe masturbarse en talleres de poesía.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe pelar los vellos de sus pupilas;
debe escuchar la respiración de hombres
     durmientes;
debe escuchar los espacios entre esa respiración.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe escribir sus poemas con pene artificial;
debe rezar para que sus hijos sean mujeres;
debe perdonar a su padre su esperma más
     valiente.

Mientras escribo

  Mientras escucho este playlist (194) Relaxing Soul Music ~ lets share music ~ Chill Soul Songs Playlist - YouTube Escribo sumergida en el ...