martes, 30 de marzo de 2010

Del movimiento HORA ZERO

Juan Ramirez Ruiz, Jorge Pimentel, Enrrique Verastegui
El Movimiento Hora Zero fue el más importante movimiento vanguardista surgido en la década del setenta, en el Siglo XXen Perú. Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora, Enrique Verástegui, Ricardo Paredes Vassallo, Jorge Nájar y Carmen Ollé son considerados sus poetas más importantes.

PRIMERA ETAPA


En 1965 Jorge Pimentel (Lima, 1944) ingresa a la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, para seguir estudios de letras y literatura, y en enero de 1970 escribe, con Juan Ramírez Ruiz (Chiclayo, 1946) -ambos se conocieron en la misma universidad- el manifiesto Palabras Urgentes. Junto con poemas de Pimentel y Ramírez Ruiz -y de otros poetas como Mario Luna, Julio Polar, Jorge Nájar, y José Carlos Rodríguez- Palabras Urgentes figuraba en el primer número de la revista "Hora Zero" (1970), publicación que marca el nacimiento del movimiento. Como en toda vanguardia, con este primer manifiesto Ramírez Ruiz y Pimentel se opusieron a los poderes dominantes de la poesía peruana, y cuestionaron al canon poético nacional -con la excepción de César Vallejo- para propugnar una nueva poesía, una más cercana a la vida diaria, a las clases marginadas, y a la realidad del Perú. Pimentel publicó su primer libro, Kenacort y Valium 10, en diciembre de 1970. A este le siguió, a mediados de 1971, Un Par de Vueltas por la Realidad, de Ramírez Ruiz. Finalmente, el mismo año, Enrique Verástegui (Lima, 1950) -quien se incorporó a la edad de 19 años, luego de conocer a Pimentel- publicó En los Extramuros del Mundo. Estas tres operas primas son consideradas los paradigmas estéticos del vitalismo y el aliento libertario de Hora Zero, colectivo que crecía acompañado de una gran repercusión de la prensa. Con el liderazgo de Pimentel y Ramírez Ruiz, Hora Zero ganó muchos adeptos y fundó filiales en provincias (Callao, Chiclayo, Chimbote, Huancayo, Pucallpa, Iquitos), alentando el surgimiento de poetas en todo el país como parte de su proyecto democratizador -no solo de la poesía sino de las artes en general- y de rompimiento con el elitismo del conservador círculo literario de la capital (Lima). Algunos de esos talentos llegaron a consolidar una obra que ya cuenta con mucho prestigio, como es el caso de Jorge Nájar (Pucallpa, 1946), quienes integraron el movimiento desde sus inicios, o José Cerna (Chachapoyas, 1949). Otros poetas destacados de provincias son César Gamarra (Huancayo, 1949), Ricardo Paredes Vassallo (Ancash, 1952), Ángel Garrido (Cerro de Pasco, 1952), y Bernardo Rafael Álvarez (Pallasca, 1954). Junto al crecimiento de los militantes horazerianos y los recitales por diferentes regiones del Perú, aparecieron los enfrentamientos. Los poetas de Hora Zero se enfrentaron a los apristas y a los partidos políticos de extrema izquierda, quienes -celosos ante la acogida e independencia del movimiento- saboteaban violentamente sus recitales en las universidades nacionales.

2DA. ETAPA



Pimentel regresa a Lima en 1974, después de una estancia de dos años en España, con el propósito de seguir liderando Hora Zero. Durante este tiempo, Ramírez Ruiz había preferido apartarse, y para 1973 el movimiento se había disuelto. Para que renazca Hora Zero, Pimentel necesitaba la complicidad de otra figura decisiva para la historia del grupo: Tulio Mora (Huancayo, 1949). Mora había pertenecido al grupo de poetas de la Universidad de San Marcos que hacia fines de los sesenta editaban la revista Estación Reunida, pero desde el principio hizo manifiesta su gran afinidad con los miembros de Hora Zero y con sus propuestas (tanto así que estuvo a punto de unirse en 1971, en el Primer Congreso de Hora Zero, pero por problemas durante las discusiones no se incorporó). Hasta que en 1976 Mora regresa a Lima después de un viaje por Europa y afianza su amistad con Pimentel. Al año siguiente (1977), ambos deciden relanzar Hora Zero. Ya como miembro del movimiento, el mismo año Mora publica su primer poemario, Mitología (libro), una plasmación renovadora de la propuesta del "poema integral" horazerista. Otro aporte decisivo para este relanzamiento fue el manifiesto Contragolpe al Viento, que Enrique Verástegui ayuda a escribir desde Menorca (España).
Esta también se conoce como la etapa internacional de Hora Zero. En 1978, Mora viaja a México y estrecha lazos con los infrarrealistas (Infrarrealismo), agrupación que el mexicano Mario Santiago Papasquiaro y el chileno Roberto Bolaño fundaron (en 1974) bajo una declarada admiración por Hora Zero y sus poetas. Según Bolaño: "[...] En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte. [...]" Roberto Bolaño En París, por su parte, Verástegui, Carmen Ollé, y José Carlos Rodríguez congregan a poetas francófonos griegos (Dimitri Analis), argelinos, marroquíes (Tahar Ben Jelloun), mexicanos, belgas, los franceses Tristán Cabral y André Laude, para redactar y publicar el manifiesto Message D'Ailleurs (Mensaje desde Adentro, 1978), lo que da medida del influjo intenacional de Hora Zero (el alcalde de París Jacques Chirac llegó a reaccionar ante una octavilla repartida en uno de los recitales de su partido, llamándolos "revolucionarios de café"). Durante la segunda mitad de los años setenta y la primera de los ochenta, Hora Zero continuó sus quehaceres en Perú con sus llamados "actos contundentes": marchas, pronunciamientos, recitales masivos en pueblos jóvenes, playas de estacionamiento, universidades y provincias del país, eventos que solían realizarse en el marco de fiestas populares. Los poetas horazerianos y sus amigos -entre ellos otros artistas e intelectuales identificados con el movimiento como Raúl Gallegos, Nené Herrera, José Antonio Ríos, Alberto Escalante, el pintor Carlos Ostolaza- fueron conocidos en esa época por su intensa vida bohemia, concentrada alrededor de bares del centro de Lima como el Wony, Chino Chino, Palermo, La Llegada, y, en los últimos años, el bar Queirolo.


ESTETICA DEL MOVIMIENTO

Como en toda vanguardia del siglo XX, el de Hora Zero fue un proyecto revolucionario que pretendió transformar la vida con un nuevo arte, con una nueva poesía, y liberar al hombre de su alienación espiritual provocada por una sociedad capitalista y burguesa que también consideraron subdesarrollada y colonizada tanto cultural como económicamente. Pero Hora Zero, además, pretendió democratizar la poesía, y se entendió como un movimiento popular y descentralizado, que buscó recoger la cultura viva y múltiple del país (y de Latinoamérica), sacando la poesía a la calle o a la inmediatez vital del hombre común. La estética de Hora Zero se perfiló a través de sus manifiestos, fue formulada teóricamente por Juan Ramírez Ruiz en su primer libro, Un par de Vueltas por la Realidad (1971), y se consolidó a través de los libros de los principales poetas del movimiento, sobre todo en las que son consideradas sus obras maestras: Un Par de Vueltas... y Las Armas Molidas de Juan Ramírez Ruiz; Ave Soul y Tromba de Agosto de Pimentel; En los Extramuros del Mundo y Leonardo (libro) de Enrique Verástegui; País Interior y Cementerio General de Tulio Mora; o Noches de Adrenalina de Carmen Ollé. Entre las principales características del "poema integral" que el movimiento enarboló como propuesta estética están: integración del poema de una individualidad en su contexto, o integración del poema dentro de su concreción sociohistórica y de su correspondiente dialéctica o dramaticidad ("totalización que amalgama el todo individual con el todo universal"); "escribir la angustia, escribir la lucha, escribir la violencia"; la potencialidad transformadora del poema, como "motivador para un cambio cualitativo individual"; destrucción de "la sintaxis tradicional" -"pálida y burguesa"- y ruptura en el plano lingüístico a través de la invención de nuevos términos extraídos del lenguaje de la calle o de un "lenguaje sencillo, popular, directo, duro y sano" que pueda expresar "la experiencia latinoamericana", y para aprehender lo "esencial-cotidiano" de una "problemática común"; buscar el "vitalismo de imágenes, ritmos y palabras", y la "dinamización, agilidad, elasticidad o plasticidad" del poema; hacer de todas las actividades o acciones del poeta, de su vida, "la prolongación de su acto creador", porque "un auténtico escritor que trabaje en poesía deberá escribir con toda su vida: debe decir no a la ironía, al humor conciliador y apuntar a la conquista de una poesía no-pequeñoburguesa"; evitar "el retorno a las viejas formas y ritmos" o el uso de "un lenguaje arcaizante o alienado"; y, finalmente, el rechazo de la poesía estrictamente lírica por un ritmo polifónico del poema que sume "registros de distintos discursos (poético, periodístico, ensayístico, radiofónico, etc.) en un solo texto para dar una idea integral de todos los lenguajes que caben en un ser humano". Por otro lado, refiriéndose a Mitología, la ensayista Consuelo Hernández cita una antología inédita de Tulio Mora sobre Hora Zero, donde se hace un listado de las características "que los militantes de Hora Zero acordaron para el poema integral". Estas son, según Mora: "1) el equilibrio conflictivo de lo estético "culto" y lo popular-marginal, o abiertamente el rechazo de lo primero por la vigencia del segundo; 2) la poética de la experiencia ("el poema auténtico"); 3) la experimentación; 4) la asociación de diversos discursos (verso, narrativo, ensayístico, dramático, audiovisual, periodístico y otros); 5) la necesidad de nuevos perfiles humanos para hacer más verosímil una nueva subjetividad; 6) la negación del yo lírico diluyéndolo en otros sujetos propios de la poesía dramática o épica; 7) la fusión de las cuatro fuentes emisoras de poesía: cosmopolita, nativista, mitológica y urbana.


Repercusión e Influencia en Generaciones Posteriores

A lo largo de su historia y como auténtica vanguardia, Hora Zero no solo propugnó una estética, o publicó revistas y periódicos de poesía, siempre con un corte iconoclasta o neorromántico, sino que también organizó cuatro Congresos, en el marco de los cuales se publicaron manifiestos importantes, como Contragolpe al Viento o Desterrados por la Historia -además de Palabras Urgentes. Según el reconocido crítico peruano Ricardo González Vigil, Hora Zero, "con gran poder de convocatoria en diversas ciudades del país y con ramificaciones internacionales, se yergue como el movimiento poético más importante que haya tenido la literatura peruana. Un caso notorio de la influencia de Hora Zero en las generaciones posteriores, además del Infrarrealismo mexicano (quienes fueron casi coetáneos), es el de la agrupación peruana de la década del ochenta Kloaka, liderada por ex miembros de la segunda etapa de Hora Zero, como Roger Santiváñez y Dalmacia Ruiz Rosas. Otros grupos peruanos muy influidos por Hora Zero son Neón -ya en la década del noventa-. Pueden encontrarse citas explícitas y veladas al movimiento Hora Zero y sus poetas en la novela de Roberto Bolaño, Los Detectives Salvajes (1998). En esta novela, ambientada en el D.F. (México), el joven protagonista se adhiere a los poetas "realvisceralistas", agrupación ficticia que a la vez hace alusión y rinde homenaje a Hora Zero y al Infrarrealismo.

Dejenlo todo nuevamente

DÉJENLO TODO NUEVAMENTE”:
APUNTES SOBRE EL MOVIMIENTO INFRARREALISTA MEXICANO

Poesía: aún estamos con vida
tú me prendes con tus fósforos
mAndrea Cobeli cigarro barato
me miras como a un simple cabello despeinado
temblando de frío en el peine de la noche

Mario Santiago Papasquiaro


Durante 1975, el joven poeta mexicano Mario Santiago Papasquiaro conoce al chileno Roberto Bolaño. El encuentro se produce en el Café La Habana -que será, luego, obligado centro de reunión de los Infrarrealistas-. Allí, Mario Santiago le entrega a Bolaño un fajo de poemas que lee durante la noche.

Es el comienzo de una entrañable amistad que se prolonga hasta la muerte de Papasquiaro en 1998, y que es -en parte- también, el origen y centro del Movimiento Infrarrealista. Unos meses después de este encuentro -entre fines del 75 y principios del 76- surge, una noche, en casa del poeta chileno Bruno Montané, un nuevo modo de pensar y hacer poesía: irrumpe en el panorama cultural mexicano el Movimiento Infrarrealista cuya intención principal es –en palabras de sus creadores- “volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial”. Errancia, alcohol y una insobornable pasión por la poesía marcan los principios básicos que dan unidad a este grupo de jóvenes poetas -aficionados al boxeo y al billar- que buscaron en cada acto y en cada verso un nuevo modo de explicar el mundo y de plasmarlo en una poesía alejada de burocracias, espacios de poder y legitimaciones anquilosadas. En 1976 –luego de la constitución oficial del grupo poético- Roberto Bolaño invita al poeta chihuahuense Sergio Loya a una reunión en casa de Montané durante la cual le ofrecen formar parte del Infrarrealismo. Interrogados por el poeta sobre el objetivo del Movimiento, Bolaño responde: “Partirle su madre a Octavio Paz”, frase que se ha convertido en un símbolo de la actitud de los infras para con la cultura oficial. Este impulso no se agota en la mera enunciación y se traslada a los recitales de poesía, congresos y actividades literarias en las que participan los considerados por los infrarrealistas como “poetas estatales”. Como ejemplo baste el episodio ocurrido durante el “Encuentro de generaciones” que incluía un recital poético de Octavio Paz al que asistieron varios Infrarrealistas, entre ellos, José Luis Benítez quien se dedica a interrumpir constantemente la lectura con la frase: “cuánta luz... cuánta blancura...”. Benítez, completamente borracho, es sacado de la sala antes de que Paz finalice su recital. Este y otros episodios han contribuido a crear la “leyenda negra” en torno de los Infrarrealistas, y han acentuado su marginación de los circuitos canónicos de circulación y producción poéticas, marginación por momentos auto inflingida y buscada como un valor. Una noche del 76 -en la Librería Gandhi del D. F.- se realiza la lectura pública de “Déjenlo todo nuevamente, primer manifiesto infrarrealista”, texto redactado íntegramente por Roberto Bolaño. Ese escrito contiene las líneas principales de la concepción estética del Movimiento, así como también, sus vinculaciones literarias. [2] Nos proponemos entonces, explorar en este trabajo, algunas de esas líneas.

1- “HORA ZERO”: ANTECEDENTE POÉTICO DEL INFRARREALISMO

Queremos cambios profundos, conscientes de que todo lo que viene es irreversible porque el curso de la historia es incontenible y América Latina y los países del tercer mundo se encaminan hacia su total liberación. Que se cojan entonces las segadoras, que se limpien los escombros. [...] Creemos impostergable el deber de expresar las circunstancias presentes sin contemplaciones, porque es hermosa y ardua la tarea que abarca ser sincero con uno mismo.
Jorge Pimentel y Juan Ramírez “Palabras urgentes”

La apuesta estética del Infrarrealismo no surge solitaria en el marco de los movimientos vanguardistas de América Latina durante los 70. “Déjenlo todo nuevamente, primer manifiesto infrarrealista” establece -además de con “las mil vanguardias descuartizadas en los sesenta” [3] y el surrealismo- una relación explícita de filiación con el grupo peruano Hora Zero. [4] Este Movimiento creado en 1970, cuenta con dos Manifiestos –del mismo año- que resumen su poética: “Palabras urgentes” y “Poesía integral”. Las líneas generales que piensan los peruanos como ejes para la creación literaria, coinciden en parte con las que seis años después Bolaño señala en el Manifiesto como base estética del Movimiento Infrarrealista.

Un breve recorrido por los Manifiestos de Hora Zero, nos permitirá establecer algunas relaciones entre estos grupos vanguardistas. El primero de los Manifiestos, “Palabras urgentes”, es redactado por los poetas Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, y en él explicitan las preocupaciones del Movimiento. Haciendo una pormenorizada revisión del estado de la poesía peruana, los horazerianos llegan a la conclusión de que, pasado César Vallejo, nada nuevo, nada digno fue escrito en Perú. Frente a este panorama se evidencia la necesidad de una poesía viva fundada por hombres libres que asuman una actitud distinta frente al acto creador y ante las manifestaciones de una realidad con la que dicen no estar de acuerdo: “A nosotros se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla” sostiene el Manifiesto. Sólo a través del ejercicio de una labor creativa sin concesiones emergerá la nueva poesía peruana que deberá oponerse a una poesía “efectista [...] para contentar a los burgueses al momento de la digestión”. Los peruanos se sienten en un punto crucial, en el vértice de una “hora cero” en la que debe comenzar a pensarse un nuevo modo de hacer poesía.

El segundo de los Manifiestos, “Poesía integral” escrito por Juan Ramírez Ruiz, define las características que debe tener la nueva poesía latinoamericana. [5] La poesía integral, deudora y expresiva de la nueva vida, sólo es posible –y tiene sentido- si prima como objetivo general la consecución de un estado revolucionario, único medio a través del que puede concretarse la real liberación del hombre. Esa nueva ética es pensada como el inicio de la toma de conciencia de una sociedad: el poeta como motor del cambio debe ser la punta de lanza de la revolución.[6] El Infrarrealismo, en tanto movimiento poético juvenil y latinoamericano, adhiere a muchas de las inquietudes y postulados que Hora Zero proclama durante 1970. Veremos cómo se plasma en el Manifiesto Infrarrealista ese espíritu rebelde e inconforme que se erige como la marca definitoria de la vanguardia mexicana de los 70.



2- INFRARREALISMO: UNA NUEVA PROPUESTA ÉTICA Y ESTÉTICA

El riesgo siempre está en otra parte. El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose. Nunca demasiado tiempo en un mismo lugar, como los guerrilleros, como los ovnis, como los ojos blancos de los prisioneros a cadena perpetua.
Roberto Bolaño “Déjenlo todo nuevamente”

“Déjenlo todo nuevamente, primer manifiesto infrarrealista” contiene, desde su inicio, las posibles claves para una interpretación sobre los sentidos del término “infrarrealismo”. En primer lugar, el título cita los versos de “Déjenlo todo”, poema que André Breton publica en 1924: “Déjenlo todo [...] Dejen si es necesario una vida cómoda, / aquello que se les presenta como una situación con porvenir, / y láncense, láncense a los caminos.” [7] Así, el Manifiesto se funda en la reiteración de un grito que reclama una acción concreta. Bolaño reafirma esta idea en sus textos de esos años. En “Arte poética N ° 3” señala: “Empiezo a escribir [...] entre el espacio que hay de la palabra ternura a la palabra indiferencia, entre lo que media de la frase déjalo todo, a la frase terreno firme o caras conocidas”. [8] La verdadera labor poética exige, entonces, el riesgo de emprender una búsqueda que piense como objeto todas las inflexiones posibles de lo real. En esta línea, hacia el final del Manifiesto, el mandato de renuncia se complementa con otra idea que también aparece en el poema de Breton: no basta con abandonarlo todo, es necesario además, salir a las calles y buscar en ellas esa nueva sensibilidad poética: “Déjenlo todo, nuevamente Láncense a los caminos” es la frase que clausura el Manifiesto Infrarrealista.

Si bien la continuidad entre el nuevo Movimiento y el Surrealismo se centra en la enunciación de un modo particular de pensar la acción poética, los Movimientos difieren en sus formas de leer la realidad: mientras el Surrealismo apuesta a una escritura automática que busque su espesor en los jirones del inconsciente y el sueño; el Infrarrealismo en cambio, establece la necesidad de bucear en la conciencia del hombre y conmover a partir de allí, su cotidianeidad. En este sentido Bolaño toma la voz de Giorgio de Chirico [9] para oponer a ella los principios Infrarrealistas:

Chirico dice: es necesario que el pensamientos se aleje de todo lo que se llama lógica y buen sentido, que se aleje de todas las trabas humanas de modo tal que las cosas le aparezcan bajo un nuevo aspecto [...] Los Infrarrealistas dicen: Vamos a meternos de cabeza en todas las trabas humanas, de modo tal que las cosas empiecen a moverse dentro de uno mismo, una visión alucinante del hombre. [10]

Para el Infrarrealismo, toda “visión alucinante del hombre” debe partir necesariamente de un análisis de sus propias particularidades. Así, la toma de conciencia sobre “las trabas humanas” permitirá desarticular una interpretación cristalizada del hombre, visión que paraliza e impide desbaratar una realidad que se quiere transformar. Por debajo de lo real, el poeta debe buscar las claves para la construcción de la nueva poesía.

El Manifiesto contiene otra referencia que permite completar los posibles sentidos del término “infrarrealismo”. El cuerpo textual comienza con una cita entrecomillada. Ese breve fragmento, sin marcas de autoría, pertenece al cuento de ciencia ficción “La infra del Dragón” del ruso Georgij I. Gurevich quien delinea en su texto la imagen de los “infrasoles” o “soles negros”. [11] Esta idea utilizada en el Manifiesto Infrarrealista sugiere una posible descripción del Movimiento y sus miembros dentro de la constelación del campo cultural y literario mexicano: Gurevich imagina un universo poblado de cuerpos sin luz –las infras del espacio- que existen pero no se vislumbran, planetas oscuros calentados desde adentro y en cuyo interior generan su vida propia independientemente de un exterior que no puede verlos.

Bolaño liga esa imagen de los “infrasoles” con la de los “alegres muchachos proletarios”, así, ingresa en el texto la segunda dimensión que contempla el Movimiento: no sólo se prioriza la matriz estética, sino que se postula la necesidad de una nueva ética que tome en cuenta las particularidades de un momento histórico del que la labor poética debe, imperiosamente, hacerse cargo: “Nuestra ética es la Revolución, nuestra estética la Vida: una-sola-cosa” sostiene Bolaño. Este gesto pone en escena una voluntad que los textos Infrarrealistas materializan –y que también marcará los temas de la prosa de Bolaño durante los 90-, la voluntad de vivir la poesía y hacer de ella una experiencia estética que participe de la vida y subvierta desde su ejercicio, una cotidianeidad que ignora ciertos aspectos determinantes de la realidad histórica. En “Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger” (1975) –texto considerado como el primer poema Infrarrealista-, Mario Santiago escribe: “NO HAY ANGUSTIA AHISTÓRICA / AQUÍ VIVIR ES CONTENER EL ALIENTO/ & DESNUDARSE”. [12] Así, el infrarrealismo se presenta como un nuevo modo de leer lo real, modo de lectura que se plasma en un signo que busca transcribir toda sensación que emane de un ahora en constante fluir, las impresiones propias de una época en la que, escribe Bolaño, “nos acercamos a 200 kph. al cagadero o a la revolución”. Para los Infrarrealistas, la cotidianeidad exhibe la vida y la muerte en un invariable choque, y es justamente, este cruce el génesis de las formas Infrarrealistas. Así, la forma del poema infrarreal debe unirse con un nuevo modo de percibir el medio, construyendo una mirada que sirva para superar el “miedo a descubrir” y revierta lo que Bolaño señala como “un proceso de museificación individual”. El infrarrealismo está llamado a ser “el ojo de la transición”, el testigo que puede dar cuenta de las nuevas experiencias histórico-políticas de la América Latina de mediados de los 70.

“No sólo en los museos hay mierda” afirma el Manifiesto: la certeza de que no queda nada por decir, la convicción de que “todo está nombrado” atenta contra las posibilidades de crear un lenguaje poético que se ubique por encima de las contradicciones que definen -según los Infrarrealistas- a las instituciones culturales vigentes –y sus productos- en el México de los 70. De este modo, el Manifiesto construye dos campos opuestos utilizando para su delimitación las tópicas categorías burguesía/proletariado.

Son tiempos duros para la poesía, dicen algunos, tomando té, escuchando música en sus departamentos, hablando (escuchando) a los viejos maestros. Son tiempos duros para el hombre, decimos nosotros, volviendo a las barricadas después de una jornada llena de mierda y gases lacrimógenos.

Se piensa una maquinaria cultural al servicio de la ‘clase dominante’ y se la opone a un “acontecer cultural vivo” alejado de honorables prebendas y comprometido con un momento histórico que reclama nuevas prácticas culturales. Así, efectivamente, la ética de la revolución y la estética de la vida, ejes que Bolaño proclama como claves del Movimiento, cobran espesor en el ejercicio de una poesía que se vive y se opone activamente a un quehacer poético percibido como cuestionable. Para los Infrarrealistas no alcanza con ser poeta, hay que arriesgarse también, a vivir como un verdadero poeta. En este sentido, los textos de Bolaño se encuentran poblados de escritores que responden a ese mandato y definen las características ineludibles de todo buen poeta: marginalidad, degradación y errancia son algunas de las marcas que permiten identificar a los poetas de la intemperie, los únicos que –pareciera- merecen ser llamados poetas. Tal vez el interés que sienten los Infrarrealistas en general -y Bolaño en particular- por la figura de Arthur Rimbaud pueda explicarse a partir de esas mismas coordenadas. [13]

La oposición burguesía/proletariado recorre el Manifiesto como denuncia y a la vez como advertencia. Utilizando una figura que podemos encontrar con posterioridad en varios textos de Bolaño, el sueño [14] ingresa en el Manifiesto como un espacio revelador de sentidos casi proféticos, así se abandona el “nosotros” e irrumpe la figura de un “yo” que enuncia lateralmente el principio de la revolución: “Como me dijo Saint-Just en un sueño que tuve hace tiempo: hasta las cabezas de los aristócratas nos pueden servir de armas”. El sueño –que en tanto espacio regido por sus propias leyes y constructor de sus propios sentidos despega su advertencia implícita de un marco unívoco de aplicación- deja lugar más adelante a la formulación de un nuevo anuncio: “Los burgueses y los pequeños burgueses se la pasan en fiesta. [...] El proletariado no tiene fiesta. Sólo funerales con ritmo. Eso va a cambiar. Los explotados tendrán una gran fiesta. Memoria y guillotinas.” Esta vez, los sueños jacobinos se transforman desde lo discursivo en pronósticos concretos. Se abandona el “yo” pero sin reasumir el “nosotros”: el poeta –que debe transmitir esa experiencia revolucionaria- parece ubicarse por fuera de la masa proletaria pensada en tercera persona. La inclusión del poeta en la revolución, la inclusión de esos “alegres muchachos proletarios” que el texto define en un principio, sólo puede operarse a través de la creación de una poesía que transite caminos ajenos a lo canónicamente poético y logre vincularse con la situación real del hombre: “Desplazamiento del acto de escribir por zonas nada propicias para el acto de escribir. ¡Rimbaud, vuelve a casa!”. [15] En este grito se condensa el llamado a construir una poesía nueva que acompañe la deseada subversión de la cotidianeidad, subversión pensada como el único camino posible –aunque utópico- para la construcción de una nueva América Latina: [16]

La muerte del cisne [...] el último canto del cisne negro NO ESTÁN en el Bolshoi sino en el dolor y la belleza insoportables de las calles. Un arcoiris que principia en un cine de mala muerte y que termina en una fábrica en huelga. Que la amnesia nunca nos bese en la boca. Que nunca nos bese. Soñábamos con utopía y nos despertamos gritando [...] Hacer aparecer las nuevas sensaciones. Subvertir la cotidianeidad.

O. K.

DÉJENLO TODO, NUEVAMENTE

LÁNCENSE A LOS CAMINOS [17]



3- APUNTES FINALES

Soñé que volvía a los caminos, pero esta vez ya no tenía quince años sino más de cuarenta. Sólo poseía un libro, que llevaba en mi pequeña mochila. De pronto, mientras iba caminando, el libro comenzaba a arder. Amanecía y casi no pasaban coches. Mientras arrojaba la mochila chamuscada en una acequia sentí que la espalda me escocía como si tuviera alas.
Roberto Bolaño “Un paseo por la literatura” [18]

“Soñábamos con utopía y nos despertamos gritando” arriesga Bolaño cuando ya, en parte, el fracaso de la deseada revolución latinoamericana es inocultable y el asesinato del poeta Roque Dalton aparece como una brecha incomprensible. Casi 20 años después, Bolaño escribe estos versos: “Soñé que estaba soñando y que en los túneles de los sueños encontraba el sueño de Roque Dalton: el sueño de los valientes que murieron por una quimera de mierda.” [19] Si tenemos en cuenta que para los Infrarrealistas la única ética posible es la revolución y la única estética aceptable, la vida, entonces se vuelve central y clara la relación que Bolaño construye en sus textos posteriores entre poetas y revolucionarios: “Latinoamérica está sembrada con los huesos de estos jóvenes olvidados” reafirma en 1999 al recibir el Premio Rómulo Gallegos por Los detectives salvajes. Estableciendo un arco que va desde sus primeros poemas de los 70 hasta sus novelas y cuentos de los 90, Bolaño plasma el fracaso de una generación quebrada por la violencia de Estado, pero marcada también, por la valentía y la generosidad de quienes pensaron la vida y la literatura como instrumentos posibles al servicio de un quimérico sueño destinado a la derrota.

sábado, 27 de marzo de 2010

Poetas del Grado Cero celebran reencuentro



Cervezas, chistes, poemas en voz alta, recuerdos, cagadas de risa, ajúas, criticas, actualizaciones de la base de datos, sueños cursis, pizzas, baleadas, estrechones de manos, abrazos, besos, comerciales, crónicas del golpe, aguantadas de hambre, negocios quebrados, destituciones, cartas de renuncias, malditismo, lágrimas, pijineadas, chambres literarios, mecidas en la hamaca, trofeos amorosos, proyectos editoriales, quejas, ayes, síes, noes, faltas de tilde, groserías, cariñitos; de todo hubo en el reencuentro de los poetas del grado cero, acostumbrados a no ser los mismos nunca, excepto por la ropa.

La idea un nuevo proyecto editorial, la fusión de las editoriales Grado Cero y Nagg y Nell. Las obras están listas lo que falta es la plata.

martes, 23 de marzo de 2010

2 poetas jovenes de Uruguay

Laura Cesarco Eglin
1976

Aguacero

La ansiedad de un cielo gris apelotonado
en tonos de nubes descargándose a cántaros para reciclar el mar

para liberar las ganas de pelar
gritos,
dejarlos desnudos en truenos roncos
y relámpagos
el mar sigue lamiendo la arena
para moldearla más que el viento
las pisadas que ahuellan
se borran
te desaparecieron a vos

dejándome sin una huella menos
o cada pregunta que me negué a contestar
mientras hoy el gris se hincha
de todo el llanto, relampaguean imágenes
que entre picana y picana es
lo que queda de vos.



Paula Einöder
1974

Temperatura

El bochorno se cae de las hojas
que se llenan de agua y reverdecen la humedad
aumenta y el vapor es de sueño

Estamos aquí,
entre árboles
Escucha este rumor susurrante
que se agacha ante el silencio de tus manos
Hace un calor de río en caldera

Nadie sabe de hornallas aquí
Pero los árboles crecen con altitud desmedida
No se preocupan por los insectos sobre la tierra
Estos se deslizan como diminutas culebras

y yo pienso en quedarme borracha
apoyada contra el piso respirando con los árboles

en esta fiebre telúrica

(de Árbol experimental)




viernes, 19 de marzo de 2010

NOTA DE DUELO

Los escritores de Honduras lamentamos la pèrdida de la poeta Amanda Castro, quien fallece hoy en la madrugada. Enviamos nuestro màs sentido pesàme a sus familiares y amigos.

lunes, 8 de marzo de 2010

Ryszard Kapuściński

Al despedirnos me dio la mano...
Al despedirnos me dio la mano
los dedos eran flácidos como las hojas mustias-
un tórrido día de un cálido veranome atravesó el frío del otoño
De "Taccuino D'Appunti 2004 (Poesía completa - Bartleby Editores 2008)Versión de Abel A. Murcia Soriano



Rosana Acquaroni

El mar contiene al mundo
No nos deja olvidarpues cada ola
es un recordatoriobramandonuestra muertehacia la orilla.

De "Cartografía sin mundo" 1995

martes, 2 de marzo de 2010

Lo nuevo en la Poesía Hondureña


Otoniel Natarén
Nos sorprendió a todos con su menú de carnes frescas, un buen tajo de poesía vale la pena saborearlo, Otto, es una de las nuevas voces en poesía hondureña más esperadas.

Al fin su libro, la piel de la ternera, y aquí dejamos una pequeña muestra de tan interesante menú. A disfrutar.






PETITE AMIE
Pobre Lelián


Yo digo que sus manos son hermosas,y que un fogoso faro brille,dándoles la grata luz del día.Fueron mimosas, felinas,bajo el beso de los árboles.Luego amamos los parques tan vacíosdonde el cuerpo se explicasin sus velos hacia aquel sueño eternoen los umbríos,con la boca de todos los consuelos.¿Habías soñado esto?,me decía, y el ebrio a quien escupen,el chiflado, en brazos de ese aliento del pasadocon los ojos vacunos juraríaque estos versos de lira luminosala alzarán inmortal desde mi fosa.


LOS DESTELLOS DE LA FE TRANSIDA

La lengua la suavizada carne de los besos,
todavía flor en la mirada pajiza de las reses;
algo de bestia o de canciónen el sueño rosáceo,
algo de sombra intermitentepor riscos y vaquerías,
atravesando,sobre patas, nerviosa;
todavía ternura asomada en los ojos desarticulados.
Y cabe la esperanza en un suspiro humedecidoy toda la tristura,
y arroja nochesdesde un abismo, sobre sus mejillas,
y resbalan mujeres secretasde algún espacio en el equinoccio;
tan omitida y tan íntima de nuestros ojos,sin alivio.
Y moribunda y puñal sanguíneo,
desde una ubre de luna,clamara como una nube,
despeñándose.“Este es el pergamino,el blanco pan,
la lámina donde trazaran el encanto,mi ruina;
mi desaforado temblor y los pétalos:ésta es la piel,
los labios de la tierra,el beso perdido, el beso anhelado.”
De su dedo en la ardiente atmósfera,
—el abrazo helado a las llamas—
el abrazo desesperado del dolor:el dolor fosforesce en las heridas amargas.
Habría recorrido la noche buscando en sus cámaras;declina su figura,
y declina su serenidad,se descalabra; habría encontrado un sonido,
una distracción; era fiel a cierto espejismo,a cierta blancura: por posarse,
fría y ruin,en la ternera, no comía, no dormía,se moría de sequía.
Y clamara, entonces:¡Tengo sed! ¡Estoy hambrienta!,
y arrastrara su inquietud por los corredores:un deseo,
un tormento pendiendo de algún hilo;y deriva un roce,
una sacudida, un desprendimiento.
Quien llamara a voces y vimos con los ojos desgastados
y la palidez: un mundo que era escaso, y no le satisfizo.

UNO QUIEN CIERRA SU BOCA


Esto es lo que sigue, no más apresuramientos;yo te serviré el café, el de los atardeceres,el de las calderas donde reposamos los caídos,porque llega la hora con la llave rutilante.Calcula y remueve el remache el gran orfebre;y espera con ansia en los atrios del cosmos;y vendrá a preguntar por nuestra divinidad harapienta.Vendrán también a olvidar su dios los trémulos,los de la niebla, a dormir su siesta desdichada,donde Ella no está, a la hora donde siempreserá tarde para la mesa.Porque crecen las deudas y el hambre,y somos groseras deudas.

Jorge Volpi: "La novela es una forma de explorar el mundo"

Jorge Volpi
Por Anna Solana y Mercedes Serna


Escritor mexicano, forma parte de la llamada "generación del crack", junto con escritores como Ignacio Padilla. Nacido en 1968 en la ciudad de México, estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Es en dicha ciudad donde hemos podido conversar con él aprovechando la celebración del XXXII Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Jorge Volpi habla de su pasión por la escritura, por la ciencia, que es el tema fundamental de su último libro, En busca de Klingsor, con el que ganó el Premio Biblioteca Breve, en 1999. En la última Feria de Frankfurt, Volpi fue el escritor más solicitado en lengua española. Pese a su juventud, Volpi es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio (1992), Días de ira (1994), La paz de los sepulcros (1995), El temperamento melancólico (1996), Sanar tu piel amarga (1997), y del ensayo La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998)




BB - ¿Escribiste tu último libro En busca de Klingsor en Salamanca?
JV - La investigación la realicé en México durante dos años y la redacción fue en Salamanca y duró cerca de tres años.
BB - ¿Fuiste a Alemania para documentarte?
JV - En verano recorrí con un mapa los lugares que aparecen en la novela
BB - ¿Cómo te surgió la idea?
JV - Desde niño me gustaban los programas de divulgación científica y quería ser científico físico. Tuve pésimos profesores en la escuela, en secundaria y en COU y decidí estudiar humanidades, pero siempre lamenté haber dejado la ciencia. Estudié Derecho y Letras.
BB - ¿Cómo adquiriste seguridad en el tema científico para escribir tu novela?
JV - No tengo absoluta seguridad científica. Leí mucha divulgación científica, ensayos y he mantenido conversaciones con algún amigo físico que tengo en Salamanca. Mi lema era que el lector, sin haber estudiado física, pudiera comprender las ideas elementales. Conforme han aparecido nuevas ediciones he recibido nuevas lecturas y comentarios de científicos señalando errores que he ido subsanando. La última edición incorpora los cambios.
BB - ¿No habría ningún error de bulto?
JV - Había una errata en la primera edición importante que ya está corregida.
BB - ¿A quien crees que gusta más la novela a humanistas o a científicos?
JV - Poco a poco he ido conociendo científicos que han leído la novela. En la comunidad científica de México (en España he tenido menos contacto) ha provocado reacciones siempre muy apasionadas y diversas. Algunos contentísimos, otros furiosos del tratamiento dado a lo científico. Reacciones muy diversas que me gustan en el sentido que mi novela no ha dejado indiferentes a los científicos. Creo que los lectores comunes son los que más han disfrutado la novela, más que científicos o humanistas.
BB - ¿Por qué has elegido la época nazi?
JV - Al principio de mi investigación no sabía en qué época iba a ocurrir la novela. Luego vi que había una época muy rica en investigación científica, un periodo de la ciencia fabuloso que era la física cuántica cuando el azar se convierte en parte del instrumento conceptual de la ciencia y que coincidía con un momento particularmente incierto y fascinante de la historia del siglo XX, primera y segunda Guerra Mundial y el régimen nazi. Al ver esta coincidencia un buen día me di cuenta de que era muy novelable y que te permitía hablar sobre los temas de ciencia que quería involucrando además cuestiones sobre el poder y sobre el mal.
BB - ¿Crees como Borges que toda la metafísica es una rama de la literatura fantástica?
JV - Borges está muy detrás de los temas de mi novela. Siempre me ha fascinado él y su idea de convertir la filosofía, la ciencia o el psicoanálisis en una rama de la literatura fantástica.
BB - ¿De toda tu producción literaria, esta novela para ti representa un salto cualitativo?
JV - Yo creo que sí, que marca una evolución. Creo que es un camino y esta es la novela que más me gusta, la que mejor reúne algunas de las cosas que me interesan. En las anteriores había muchos pasos que apuntaban a esta novela como el camino de búsqueda.
BB - ¿Crees que te quedan muchas cosas por explicar?
JV - Me quedan más que cosas por explicar, cosas por entender. Para mí la novela es una forma de explorar el mundo, partes de la condición humana que son secretas y que quiero, deseo, poder explicar. Es un camino de búsqueda.
BB - ¿Te consideras más lector que escritor?
JV - Me siento más investigador que escritor. La novela forma una parte de investigación de la realidad.
BB - ¿Crees en un compromiso en la literatura?
JV - Sí y no. Es una pregunta complicada. Tengo una postura ética. La propia novela En busca de Klingsor es una reflexión ética sobre muchos puntos de la ciencia y creo que esos mismos se pueden aplicar, al mismo tiempo, al quehacer literario. Para mí existe ese compromiso ético con la novela entendida como una investigación personal que trata de encontrar algunas soluciones y ofrecerlas a los lectores de investigar a través de la ficción que esa es la naturaleza esencial de la novela. No quiero decir con ello que la novela tenga que investigar grandes temas. Uno puede investigar simplemente la mente o el corazón humano a través de una novela y eso sería suficiente, pero creo que hay muchas otras novelas que no lo buscan y eso es cuando creo que el compromiso del escritor con la literatura se pierde en aras de muchas otras cosas que rodean a la literatura.
BB - Te sientes identificado como individuo y como grupo con la que se ha llamado "generación del crack" como una forma de diferenciaros de la también etiqueta del "boom"? Tomáis una posición social, estética, política, como grupo literario?
JV - Aparte de la amistad, sólo nos une la estética. Las posiciones políticas de cada uno son muy distintas: desde quién se siente muy cercano al centro derecha católico, que no soy yo, hasta el que se siente más cercano a la izquierda o al partido del poder. Para algunos escritores el compromiso con la sociedad y la crítica del poder es parte del quehacer del escritor y a mí me parece importante y trato de serlo en el caso mexicano.
BB - ¿Ha sido objeto de crítica por algunos sectores el que tu novela transcurra en Europa y no parezca tener nada que ver con tu país o con América Latina?
JV - Esta batalla entre lo nacional y lo universal comenzó con la conquista de América Latina y persiste hoy en día. Ha habido críticos mexicanos que han dicho: "ya no consideramos a Volpi y a Padilla escritores mexicanos porque no escriben sobre México". Un escritor debería poder escribir sobre lo que quisiera sin que ello tuviera que llamar la atención de una manera tan importante. Yo desde luego que me siento mexicano y mis puntos de vista son mexicanos a pesar de que en mi novela no haya una sola referencia a México. La novela, aunque trata de responder a algunas tradiciones literarias, está enmarcada dentro de la tradición de la novela mexicana pero esto no debiera ser motivo de una polémica que me parecía acabada entre lo nacional y lo universal y que parece que está renaciendo no sólo en México sino también en los EEUU. En España muchos de los elogios y críticas han sido al respecto de este tema, es decir, un mexicano escribiendo una novela universal. Todo esto no es más que una simplificación. Como si el tema determinara la calidad de la obra. Entiendo que todo esto ha ocurrido porque dos novelas muy cercanas han obtenido un reconocimiento y ninguna de las dos sucede en México. Y nadie tiene porqué saber que las otras 5 novelas que he escrito anteriormente ocurren en México, o que le dediqué un ensayo al 78 mexicano, y que México es parte central de mis preocupaciones, pero no de esta novela. En esta historia que quería contar hubiera sido inverosímil incorporar un personaje mexicano.
BB - ¿Te ha abrumado todo esto que ha pasado después del premio?
JV - Bueno, claro, me abruma en ciertos momentos. Antes estaba más acostumbrado a disponer de mi tiempo de otra manera. El tiempo de vida en Salamanca era tranquilo, yo podía escribir y tardarme lo que fuera. Ahora no, ahora tengo que estar un poco robando el tiempo para poder escribir, escapando a los compromisos o asistiendo a ellos.
BB - ¿Sientes presiones de alguna editorial?
JV - No porque afortunadamente he encontrado a un editor que sólo le interesa la literatura.
BB - ¿Por qué has asistido a este congreso de literatura iberoamericana que se celebra en Salamanca?
JV - Yo tenía muchas ganas de venir al congreso por volver a Salamanca, porque el tema me gusta, porque quien lo organiza es mi directora de tesis. Tengo una relación muy cercana con la ciudad. Yo hubiera estado aquí aún sin recibir el premio.
BB - ¿Cuál es el tema de tu tesis?
JV - Trata sobre los intelectuales mexicanos y el movimiento zapatista.
BB - ¿Vas a menudo a Congresos?
JV - A congresos académicos no he ido mucho. Conferencias en Universidades lo he hecho bastante. Me gusta mucho dar clases. De la parte de la academia lo que me gusta es dar clases, me encanta. He impartido docencia en México y luego en EEUU. Lo prefiero a la vida académica y a la crítica literaria.
BB - ¿Te da la impresión de que a la gente le aprovecha este tipo de actividades culturales?
JV - Bueno, viene todo tipo de gente, algunos a lucirse, otros a hacer relaciones sociales, por turismo académico, para oír ciertas cosas, etc.
BB - ¿Cuáles son tus escritores preferidos?
JV - Dostoievski, Thomas Mann.
BB - ¿Y en el ámbito hispanoamericano?
JV - Particularmente tres escritores: Salvador Elizondo, Juan García Ponce y Sergio Pitol. Por supuesto también Carlos Fuentes, Vargas Llosa, los escritores del "Boom", Borges, etc.
BB - ¿Tú crees que ellos han vivido la presión de tener que seguir con los cánones de lo que era el realismo mágico?
JV - El realismo mágico fue la gran innovación de la literatura hispanoamericana. Pero eso ha provocado que una gran cantidad de escritores crean que es un modelo reconocido y únicamente se dedican a repetirlo y a variarlo y a llevarlo a un manierismo pernicioso. Hay, además, un público que trata de seguirlo.
BB - ¿Qué opinas sobre el ensayo de Varanini?
JV - Varanini llega a atacar directamente a Gabriel García Márquez y a mí me parece García Márquez absolutamente congruente en toda su trayectoria. Por otro lado ni Fuentes ni Vargas Llosa escriben realismo mágico ni lo han escrito nunca.
BB - Crees que México aún es, como señaló Octavio Paz, "laberinto de soledades"?
JV - El modelo de Octavio Paz en alguna medida sigue siendo vigente aunque haría falta una reactualización porque él hablaba de los años cincuenta y han pasado otros tantos. México ha ido cambiando, pese a que algunas estructuras o esencias permanecen como la pirámide del poder vertical o el carácter del mexicano que nunca es directo, siempre cortés, pero hay una evolución política y social que precisa de nuevos análisis.
BB - ¿Qué planes tienes de futuro?
JV - Mi idea es pasar los siguientes cinco meses en México impartiendo clases y luego dirigirme a Barcelona.
BB - ¿Qué opinas de la literatura feminista?
JV - Es un tema complicado. Yo como lector me da igual que lo que leo esté escrito por un hombre, por una mujer, por un gay o heterosexual en tanto sea bueno. A la hora de hacer sociología de la literatura entonces sí hay que ver si las mujeres no han estado más condicionadas o sí lo han tenido más difícil, etc. Pero todo esto es sociología de la literatura, no literatura.
BB - ¿Has escrito alguna vez poesía?
JV - No, nunca he escrito poesía. Quizás es el género que más me gusta y leo mucha poesía. Pero nunca he escrito poesía.
BB - ¿Tienes alguna idea para la nueva novela?
JV - Sí, básicamente ya la tengo estructurada. Espero irme a México para empezar a escribir.
Volpi se resiste a hablar del argumento de su próximo libro alegando razones de superstición. Pero sí confiesa que tiene el proyecto de vivir una parte del año en curso en México para escribir e impartir clases y a comienzos del 2001 trasladarse a Barcelona. Barcelona parece que sigue siendo "ciudad musa" pues cuenta con una larga tradición de escritores hispanoamericanos que se han inspirado y han vivido en dicha ciudad. La sombra de Carlos Barral es alargadNota tomada de :http://www.babab.com/no04/jorge_volpi.htm

La nueva poesía Latinoamericana segun Roberto Bolaño

Revista Plural
MÉXICO, 1976

por Roberto Bolaño

Si por panorama general entendemos a una promoción emergente de jóvenes poetas que vienen a llenar algunos huecos surgidos en el aparato oficial de la literatura latinoamericana, a mí me parece definitivamente mediocre. Ahora que si por panorama general entendemos un movimiento al menos estéticamente al margen del aparato oficial o un subpanorama ética y estéticamente al margen, un estado de ánimo común a muchos jóvenes, una interpretación transformadora (y esto es más contradictorio que el diablo) de una realidad cotidiana sangrienta, en donde es imposible verdaderamente crear sin subvertir, en donde es imposible subvertir sin ser apaleado, en donde es imposible ser apaleado sin adoptar, por el momento aunque sólo sea visceralmente, posturas de rechazo total a situaciones culturales burguesas (y cualquier postura de rechazo total significa comenzar a experimentar y pensar nuevas formas de acción, a intuir nuevas sensaciones), el panorama general se me presenta como el segundo cartucho de dinamita de la poesía latinoamericana en lo que va de este siglo; el primero fue la vanguardia de los veintes: Huidobro, Vallejo, De Rokha, Oquendo de Amat, César Moro, Maples Arce, Alberto Hidalgo, Borges, Girondo, Martín Adán, etcétera. Por un lado escriben los jóvenes decentes, los de la cotidianidad de toilette, los caligrafistas, los que buscan un status de escritor. Por el otro están los anarquistas, los poetas narrativos y los nuevos líricos marxistas, los vagabundos, los que viven poesía, los que se pasean vestidos de erizos por la cotidianidad pequeñoburguesa, a los que les importa un comino el oficio de escritor. Dos líneas bastante numerosas, bastante heterogéneas. Para aclarar un poco, dentro de la primera tendencia (y decir tendencia es un decir), puedo mencionar a los hijos de Paz, en México; a los hijos de Girri, en Argentina; a los pésimos parrianos, a los peores nerudianos, a los definitivamente perversos rokhianos, en Chile; a los Cobo Borda trepadores (como diría Scott Fittzgerald), de Colombia; a los jóvenes poetas de la República del Este; de Venezuela; a los hijos de Stalin y Westphalen, del Perú; a los exterioristas católicos, de Nicaragua, etcétera. Dentro de la otra tendencia sólo puedo manejar un hit parade internacional, que agruparía gente muchas veces contraria entre sí, pero emparentada en un primer punto: la poesía ya no como un cubículo universitario, ya no como un flujo circular de información, sino como una experiencia viva, lenguaje vivo, autopista de cabellos largos. Me es inevitable mezclar poetas de los que ya no espero nada o casi nada, gente que después de haber dado dos saltos mortales se cayó del trapecio o bajó a recibir su cheque o su beca, o tuvo miedo, o se le acabó la inspiración; qué se yo; con poetas de los que espero todo o casi todo, tránsfugas, iconoclastas, adolescentes, personajes fidelísimos que entran como Pedro en su casa tanto al país de los cronopios como a las redes subterráneas de Bakunin y Barbarella. Los nombro indistintamente (para su curiosidad y regocijo): Hinostroza, Bruno Montané, Luis Rogelio Nogueras, Mara Larrosa, José Peguero, Orlando Guillén, Waldo Rojas, Julián Gómez, José Rosas Ribeyro, Enrique Verástegui, Mario Santiago, Gonzalo Millán, Rubén Medina, José de Jesús Sampedro, Óscar Málaga, Fernando Nieto Cadena, Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Beltrán Morales, Víctor Casaus, Cuauthémoc Méndez, David Malfavón, Eloy Jáuregui, Fanor Téllez, Vladimiro Herrera y Antonio Cisneros. De los uruguayos sólo conozco mayores de cuarenta. Poeta joven que aparece es asesinado por la dictadura. Ibero Gutiérrez, por ejemplo. De Argetina puedo decir lo mismo que de Uruguay, con la salvedad de que recién ahora estoy empezando a leer, gracias a Jorge Alejandro, a algunos poetas de las promociones recientes. Imagino que la urgencia de sobrevivir es mayor casi siempre a la urgencia de escribir poesía; ya no hablo de difundirla, aunque sea a niveles subterráneos. Se me vienen muchos nombres a la cabeza: Paco Urondo, a quien todos conocemos, muerto en la guerrilla: Diana Bellesi, a quien sólo unos pocos conocemos (¿dónde está Diana nos preguntó Hinostroza, no sé, le dije ), perdida en esa especie de flipper electrónico que es el cono sur. Pienso en el gheto de poetas peruanos en el edificio de Georges Mandel en París, llamado también El Rincón de los Bonzos Melenudos. Pienso en los nuevos poetas chilenos (hablo de muchachos que no pasan de los veintiún años) creándose una tradición poética a partir de sus propios nervios.

Creo una cosa: si bien ahora el panorama general de la nueva poesía latinoamericana es en un cincuenta por ciento clandestino, dentro de poco tiempo lo será en un cien por ciento. En una época de crisis, el poeta se lanza a los caminos. De esta inmersión obligatoria en mundos nuevos renace la poesía, la verdadera poesía, o se va todo al carajo.

Antecedentes de la nueva poesía

¡Santo cielo! si yo me pusiera extremista diría que los únicos antecedentes para muchos de nosotros son una cadena de carnicerías, una colección de fotos de poetas surrealistas, una monomanía por las carreteras, nuevamente una cadena de carnicerías, informaciones enajenadas con el método cut-up, complots experimentales, canciones de rock’n roll (sobre todo Simpatía por el diablo), Vietnam y la guerrilla, el sexo y los cómics, muchas nubes negras y veloces. Antecedente quiere decir, más o menos, acción, dicho o circunstancia que sirve para juzgar algo posterior. Bueno, creo que los antecedentes de los nuevos poetas latinoamericanos no son primordialmente literarios. Ni nacionales. No existen antecedentes puramente nacionales. En el caso concreto de los chilenos nuestras raíces no se circunscriben a la herencia que tal o cual generación haya podido darnos. Nuestra posición dentro de la joven poesía chilena es desde todos los puntos de vista opuesta a la de nuestros primos mayores, los chunchulitos del sesenta. No bebemos de Parra ni de Neruda (tampoco caemos en el ridículo de aquellos que después de haber aplaudido a Parra como el renovador de la poesía latinoamericana lo acusan ahora de fascista y niegan toda su poesía. Nosotros creemos que tanto Parra como los que hoy lo excomulgan han sido unos poetas pequeñoburgueses hasta la médula que en su momento hicieron cosas bastante importantes, sobre todo Nicanor). Le ponemos más atención a Pablo de Rokha y a Vicente Huidobro.
Nuestras experiencias, entre ellas el acto de escribir desesperadamente en un callejón sin salida, nos han orillado a reencontrar antiguos tótems, largo tiempo ocultos (ninguneados o manipulados por la tradición oficial) y a tomar de ellos lo más corrosivo, lo más fresco.

Avances y retrocesos

La renovación de nuestro lenguaje poético no se da meramente como una búsqueda formal, sino como resultado de un choque formidable entre una realidad cada día más exasperantemente poética y nuestras ganas de jugar un rato con ella, de interpretarla, de transformarla, por lo pronto sea sólo para ver qué nos pasa. La poesía de lo que se mueve y me rodea, extiende mi poesía al infinito, diría Bakunin.
Quizá el movimiento de poetas más importante de estos últimos años, no sólo para Perú sino para América , haya sido el grupo Hora Zero. Creado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, en 1970 se lanzaron con un manifiesto en donde desconocían casi todo lo que se había escrito antes de ellos y volvían a poner vigentes dos actitudes: la iconoclastía y la fe ciega en el poder de la poesía. A partir de esa contradicción llegan a la poesía integral, de Juan Ramírez Ruiz y a los poemas proletarios alucinógenos de Jorge Pimentel. Además de ellos Hora Zero tuvo poetas tan buenos como José Cerna, Jorge Nájar, Eloy Jáuregui, Enrique Verástegui e Isaac Rupay. Pero igual que todo movimiento que se divide y que para colmo no logra salir de sus fronteras nacionales, éste se ahogó. La maquinaria oficial utiliza muchas formas para neutralizar algo que en determinado momento amenaza. A la gente se la compra o se la hace desaparecer. Juan Ramírez trató de romper el cerco y establecer contacto con grupos de poetas jóvenes del resto de América, testimonio de eso son unas cuantas cartas que le mandó a Mario Santiago. Allí lo que él planteaba era la unión mediante una revista rotaria de los diferentes poetas, más o menos marginales, más o menos de vanguardia, de algunos países latinoamericanos. El proyecto no cuajó. Ahora muchos horazerianos ya no quieren ni oír hablar de Hora Zero. Los pobrecitos piensan que pueden salvarse ellos solos. (Hora Zero en uno de los momentos más afiebrados trató de salvar al Perú; las profecías, los alucinantes juegos estadísticos, las advertencias ecológicas, los recortes de nota roja de Jorge Pimentel, en Kenacort y Valium 10 son prueba de ello).
Es aleccionador el fin de los nadaístas colombianos: todos pasaron, después del enfrentamiento con el poder cultural, de una onda satánica a una onda mística. De Gonzalo Arango no queda nada, de Juan Arb tampoco. Quizás dos o tres poemas de Jotamario. La comparación con Hora Zero se puede hacer de esta manera: después de la derrota los nadaístas devienen místicos y los horazerianos escritores de oficio. Hora Zero es el primer avance y el primer retroceso de importancia de la joven poesía latinoamericana de los setentas.
Otras tendencias de poetas jóvenes, me refiero a los que hacían poesía coloquial, con el pretexto de reflejar una cotidianidad fresca y sencilla sólo le rindieron tributo a una cotidianidad pequeñoburguesa, sin trascender nunca, tanto en forma como en contenido, al animal de la costumbre. De eso solamente quedan malas fotografías.
Los jóvenes poetas chilenos hicieron humo blanco cuando quisieron copiar el humor negro de Parra. El mismo Parra terminó haciendo un lamentable y mediocre humor blanco. El humor blanco es la broma más cruel que la nueva poesía chilena se jugó a sí misma hasta el ll de septiembre de 1973.
Cuando el ambiente no sólo es indiferente u hostil, sino francamente criminal, como en el caso de Chile o de Argentina,, al poeta no le queda otra que entrar en organizaciones clandestinas (hacer poesía a balazos, como diría Dalton), o irse del país. Europa está llena de argentinos, chilenos, uruguayos, que obviamente no están ahí de vacaciones.
Pero todo se prolonga de una forma o de otra. Dos poetas jóvenes que mucho le deben a Hora Zero son Mario Santiago, mexicano, y Bruno Montané, chileno. En Mario se cumple el poema integral con toda su unidad (su capacidad de estilo, su locura metafórica) y todo su poder fragmentario, el asalto simultáneo a diferentes formas de la realidad. En Bruno el desgarrado coloquialismo horazeriano se mueve por paisajes de alucinación y lucidez, con estructuras rítmicas y juegos de sensaciones llevados hasta las últimas. Tipos como Pimentel, que ahora tranquilamente encerrado en Lima prepara sus próximas batallas; como Mario, que es una especie de Netzahualcóyotl con la imaginación de Pantagruel, y como Bruno Montané, que es la serenidad en persona, no me defraudarán en lo que pienso tiene de viva nuestra poesía.

Posible vanguardia y contexto sociopolítico

Vivimos la aparición de formas nuevas, condicionadas por factores económicos, formas marginales que poco a poco vemos reconociendo como poesía. Un aire de poesía desligado de los medios sociales donde tradicionalmente se mueve la poesía. Vivimos la aparición de una poesía del lado salvaje de las calles. El humor blanco, el exteriorismo, los versos de la otredad, los versos clase obrera, sólo representan a un sector (el sector oficial, reconocido) famélico en su imaginación y rico en seguridad; la poesía conversacional se queda muda cuando ve pasar por la calle a los niños rojos, a los niños salvajes de Whitman, a los que sin darse cuenta aúllan. En oposición al poeta joven que teme enormemente arriesgarse, que quiere llegar lo antes posible a un status dentro del mercado, está el kamikaze de los Flujos de Mario Santiago o de los Caminos pedregosos de Pimentel. El digno y lúdico muchacho de la calle con el rostro embarrado de imaginación. Mientras cualquier chavo sueñe y le cuente sus sueños a una chava habrá vanguardia en la joven poesía. Pero es hora de sacar a la vanguardia de sus territorios marginales, de sus territorios de sueños, y lanzarla en una lucha de poder a poder contra el aparato oficial, reaccionario hasta los huesos. Para eso hay que organizarse, ensayar nuevos canales de comunicación, experimentar, estar siempre en la disposición de arriesgarse en mundos desconocidos, proponer frenéticamente, cotidianamente afilar la capacidad de asombro y de amor. La subversión de la cotidianidad no puede circunscribirse a los ámbitos puramente socioeconómicos, la revolución y la vida deben ser la ética y la estética (una sola cosa), de cualquier proyecto de vanguardia. En este sentido creo que podemos hablar ya de renacimiento, la cosa vuelve a moverse en algunas partes, los jóvenes se arriesgan, salen como lunáticos a las calles a vivir su propia película bogartiana, crean movimientos estrambóticos y sanísimos en medio de una inteligentsia primero indiferente y después asustada. Ejemplo de esto es el infrarrealismo en México, definido por amigos y enemigos como la peste, y eso que recién empieza, que recién está en la etapa que Rubén Medina designa como de “descubrimiento de sensaciones marginales”, "el poema lanzado, de formas múltiples, a la aventura”. El núcleo central de una posible vanguardia debe ser la aventura, creo yo. Y prefiero al muchacho que lee a Pablo de Rokha en vez de Valéry, el que lee a Kerouac y no a Fuentes, el que escribe en una máquina de sueños: Dinero Gratis o Thanatos Go Home.
Aventura de los nervios, aventura de los párpados, aventura del camino, aventura de la revolución, aventura del amor.
Más o menos como el que está tirado en una esquina, sudando y descansando un poco, y algún teórico sicoanalista de la Universidad le grita pequeñoburgués con mala conciencia. Y él se sonríe casi como un Buda armado.

nota tomada de :http://www.elinterpretador.net/31RobertoBolano-LaNuevaPoesiaLatinoamericana.html


Mientras escribo

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