martes, 23 de noviembre de 2010

OPIO EN LAS NUBES, RAFAEL CHAPARRO

RAFAEL CHAPARRO MEDIEVO
(Bogotá, 24 de diciembre de 1963 - 18 de abril de 1995), escritor colombiano, Premio Nacional de Literatura 1992 por su novela Opio en las nubes.
Hijo del ingeniero Rafael Chaparro Beltrán y la profesora Amintia Madiedo, pasó su infancia y adolescencia en el barrio Niza, que posteriormente fue tema de varios artículos periodísticos suyos. Estudió en el Colegio Helvetia y en la
Universidad de los Andes, en la facultad de Filosofía y Letras. Con dos compañeros, funda allí una revista, Hojalata y conoce a Jorge Mario Eastman, gracias al cual comienza a trabajar como redactor cultural en la revista Consigna. En 1987 se gradúa con una tesis sobre Heidegger. Viaja a Montpellier, y al regresar comienza trabajar en el diario La Prensa.
En 1989 conoce a Ava Echeverri, su esposa hasta 1993; ese mismo año viaja a Cuba donde asiste al curso de guiones de
García Márquez . Al año siguiente Paula Arenas lo invita a trabajar en Zoociedad, de Cinevisión. Más tarde colabora en otros proyectos televisivos como Quack y La Brújula mágica (en este último junto a Jaime Garzón).
La novela ,
Opio en las nubes, cuyo ritmo y mezcla de técnicas narrativas hacen pensar en un James Joyce influenciado por el LSD y adicto al rock, ha sido duramente atacada por la crítica literaria más conservadora, que la considera una obra banal. Mientras tanto, muchos jóvenes de la cultura subterránea colombiana lo han convertido en un libro de culto. Pero es incuestionable que su éxito entre el publico -principalmente juvenil- trasciende su país de origen y es leído en diferentes partes del mundo.
Rafael Chaparro murió el 18 de abril de 1995 en la clínica Santa Fe, en Bogotá, víctima de
Lupus.

Critica personal

Opio en las nubes es un libro que me ha consumido por completo. El escritor salvadoreño Noé Lima me recomendó leerlo.

Al momento de recibirla en mi correo, comencé a leerla, y sí, tenía razón, me atrapó de un sólo golpe. Comienzas a leer la primera página y te sumergís en sus colores, sentís ser "Amarilla" o, definitivamente, al terminar el capítulo te creés PINK TOMATE, un gato que habla y que de cierta manera cuenta la historia de su dueña "AMARILLA". A medida avanzás en la lectura sentís la presencia del rock de Jimi Hendrix, Donna Summer, Los Beatles o Los Rolling Stones. Es una novela poética. Hay frases que quizá suenen cursi, que te hacen reír, "para nosotros los gatos no existe el pasado, ni el futuro, sólo el presente” “Mierda, sí que es seria la cosa, trip, trip, trip…”.

“-Voy a intentar hacer un horario de esos días llenos de sol, esos días un poco rotos, raros, llenos de humo, un poco llenos de café negro.-En cuanto al futuro nos parece que es pura y física mierda. Sólo existe el presente y punto.-Miro hacia el cielo y veo en las nubes la forma de sus nalgas, la palma de sus manos. Veo los árboles y el ruido de las hojas me dicen oye gato marica pon atención te habla Amarilla. Mierda, qué cosa tan seria trip trip trip”.

En esta novela no sólo estamos con lo agradable de la música, el rock, la bohemia, vemos también el elemento quizá primordial de esta obra, un romanticismo urbano y poético, descriptivo y fugaz, tan fugaz. El libro incursiona en la experimentación con el lenguaje, lo que lleva a una narración psicodélica, rápida, relacionada con el lenguaje cinematográfico, con el montaje y el funcionamiento del cerebro. Aquí sólo puedo decir que es un libro exquisito, que hay que leer, les dejo un primer capítulo. Salud...

CAPITULO 1: PINK TOMATE

Soy Pink tomate el gato de Amarilla. A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato al que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato. O algo así. Me gusta el olor del vodka con las flores. Me gusta ese olor en las mañanas cuando Amarilla llega de una fiesta llena de sudores y humos y me dice hola Pink y yo me digo mierda, esta Amarilla es cosa seria, nunca duerme, nunca come, nunca descansa, qué vaina, qué cosa tan seria. Claro a veces me desespera cuando llega con las noches entre sus manos, con la desesperación en si boca y entonces se sienta en el sofá, me riega un poco de ceniza en el pelo, qué cosa tan seria, y empieza a cantar alguna canción triste, algo así como I want a trip trip trip como para poder resistir la mañana o para terminar de joderla trip trip trip.
Mierda, los días con Amarilla son algo serio. Yo voy a intentar hacer un horario de esos días llenos de sol, esos días un poco rotos, raros, llenos de humo, un poco llenos de café negro. Voy a hablar en presente porque para nosotros los gatos no existe el pasado. O bueno, si existe, lo que pasa es que lo ignoramos. En cuanto al futuro nos parece que es pura y física mierda. Sólo existe el presente y punto. El presente es ya es un techo, una calle, una lata de cerveza vacía, es la lluvia que cae en la noche, es un avión que pasa y hace vibrar las flores que Amarilla ha puesto en el florero, el presente es el cielo azul, es una gata a la que le digo eres cosa seria y ella me responde sí, soy cosa sería, mierda, el presente es un poco de whiskey con flores, es esa canción con café negro, es ese ritmo con olor a tomates, ocho de la mañana, techos grises, téticas con pecas, nada que hacer I want a trip trip trip mierda, que cosa tan seria.

6:00 a.m.
Llega Amarilla de una fiesta y me dice oye Pink, ¿Cómo vas? Y yo le contesto bien, todo va bien. Amarilla tiene el pelo revuelto, me acaricia y yo le doy un arañazo en una nalga, como para no perder la costumbre. Amarilla se dirige a la cocina y se prepara un café, mira por la ventana, se acaricia el pelo y dice que la vaina esta jodida y yo pienso que en verdad todo esta jodido. Los árboles están jodidos, las calles están jodidas, el cielo esta jodido. Las palomas están jodidas. Mierda. Yo también estoy como jodido. Me dan ganas de ahogarme en salsa de tomate.
7:00 a.m.
Rojo o tal vez azul. No sé. El sofá donde está sentada Amarilla tiene tal vez esos dos colores. Amarilla se fuma un cigarrillo. Se lo fuma sin afán. El humo azul de su cigarrillo me envuelve. Amarilla me hecha directo a los bigotes. Amarilla se arregla las uñas y corta uno de los bigotes. Puta mierda. Siempre hace lo mismo cuando está deprimida. Luego subimos a la azotea y Amarilla abre los brazos, respira y me dice que la mañana está perfecta para suicidarse. Entonces me agarra y me lanza a otra azotea que queda abajo y yo doy vueltas y vueltas y por mis ojos pasan el cielo azul, los edificios, las nubes, el sol, las ventanas, los ruidos y finalmente caigo parado en la otra azotea en medio de un poco de ropa extendida y digo mierda, esta Amarilla es cosa seria. Subo hasta donde está Amarilla y me acurruncho entre sus piernas y pienso mierda, qué rico. Me arrepiento de haber pensado en ahogarme en salsa de tomate. Comemos galletas de chocolate y miramos la ciudad. Amarilla se sienta y lee el periódico. Me muestra una noticia de un hombre que mataron por una orinada.
8:00 a.m.
Sube el viejo Job, el vecino de Amarilla, con un poco de café. Con Job viene Lerner, su gato. Lerner es un poco tímido. Yo saludo a Lerner y le digo oye Lerner ¿Qué te pasa? Y entonces Lerner se esconde detrás de las piernas del viejo Job y me dice no Pink no me pasa nada, fresco loco. El viejo Job se sienta al lado de Amarilla y respira hondo. Ya me lo conozco. Le gusta oler el champú que usa Amarilla. Fresa. A mí también. El viejo Job le echa un poco de Brandy al café y deja la botella destapada. Meto mi lengua en la botella. Me gusta sentir ese mareo del brandy, ese mareo que quema por dentro a esta hora cuando todo parece normal, cuando todo el mundo se dirige al trabajo, cuando todo el mundo piensa cosas correctas. Me gusta ese mareo a esta hora cuando no es normal que uno esté un poco ebrio, un poco triste, un poco como vuelto mierda.
9:00 a.m.
Bajamos. Estoy mareado por el brandy. Ebrio. Estoy envenenado por la mañana, por el cielo. Mentira. Estoy envenenado por Amarilla en la mañana, por Amarilla en el cielo, por ese olor de Amarilla que se haya diseminado por todas partes. El día huela a Amarilla. Miro hacia el cielo y veo en las nubes la forma de sus nalgas, la palma de sus manos. Veo los árboles y el ruido de las hojas me dicen oye gato marica pon atención te habla Amarilla. Mierda, qué cosa tan seria trip trip trip.
10:00 a.m.
Amarilla se despide del viejo Job. El viejo suspira y le mira las nalgas. Lo comprendo. Antes de despedirse el viejo Job le dice que más tarde viene con una torta de naranja y Amarilla le dice está bien viejo, está bien. Amarilla cierra la puerta y se abre la camisa. Se fuma un cigarrillo. Abre la ventana. Se coge las tetas, observa sus pecas iluminadas por el sol, se mira las manos y finalmente se queda estática ante su reflejo en la ventana y trip trip trip. Es evidente: Amarilla ha empezado a tejer la red de su día allí frente a la ventana. Está un poco desesperada trip trip trip. Suena el teléfono. Amarilla contesta. Se ríe y dice que en realidad no sabe si tiene ganas de una orgía o de un pan con mermelada trip trip trip.
11:00 a.m.
El sonido del agua me aturde. Afuera hace sol. Amarilla se baña. El ruido del agua inunda el día, la mañana, el mundo, árboles. En ese momento solamente existe ese ruido. El mundo se reduce al sonido del agua cayendo sobre el cuerpo de Amarilla, sobre sus tetas, sobre sus nalgas, sobre su cuello, sobre sus piernas. Eso es el mundo: agua, Amarilla, la canción que canta trip trip trip, el rayo del sol que cae sobre mi cuerpo. Nada más. Amarilla sale del baño y me dice que salgamos a decirle adiós al cielo azul con las manos.
12:00 m.
Amarilla prepara algo para almorzar. Alguna receta con tomates. Fuma mientras pela los tomates. Dice que ayer fue a presentar una entrevista para un trabajo en la fábrica. Creo que una entrevista para un trabajo es algo así:
Nombre: Amarilla.
Estado civil: Soltera.
Religión: Ninguna conocida. Alguna vez intentó ser Krisna pero la cogieron comiendo una hamburguesa grasienta y la expulsaron. Pero se había leído parte del libro de los Vedas. Después intentó ser vegetariana. Tampoco le funcionó. Por último se metió a una liga que defendía las ballenas. Hasta donde sabia su madre la bautizó. También hizo la primera comunión en la iglesia de Jesucristo Obrero.
Sexo: Perdió la virginidad en el asiento trasero de un viejo Ford, una noche de verano.
Dirección: Avenida Blanchot.
Enfermedades: Las de la niñez y alguna que otra infección pasajera, sin importancia.
Experiencia laboral: Mesera de bar, acomodadora en un cine, alguna vez vendió lotería, traductora.
Estudios: Empezó a estudiar de noche inglés y computación pero la echaron a mitad de semestre porque un malparido profesor se lo pidió.
Idiomas: Algo de inglés. Se sabía toda la canción Copacabana de Barry Manilow.
Comemos en silencio. Amarilla me dice que tiene ganas de hacer siesta porque siempre que duerme a esa hora sueña con barquitos de papel en la mitad de un cielo azulito. Pienso en sus nalguitas rosaditas trip trip trip.
1:00 p.m.
Amarilla está dormida. De pronto suena el ding-dong del timbre. Mierda, debe ser el viejo Job. Otra vez ding-dong. Mierda que viejo tan insistente. Ding-dong. El viejo Job se sienta junto a la puerta y empieza a comerse la torta de naranja. Le da un poco a Lerner, el gato tímido. Salgo por una ventana y me acerco lentamente. El viejo Job me ofrece un poco de torta, pero yo la rechazo. Mierda, qué cosa tan seria. Le digo a Lerner que qué le pasa, que qué se cree, que más bien nos vayamos a cazar raticas como debe ser. Lerner se avergüenza y me dice claro Pink.
2:00 p.m.
Amarilla se despierta. Estoy junto a ella. Amarilla se dirige al comedor y se sirve un poco de whiskey. Suena el teléfono y Amarilla contesta. Se ríe y dice que en verdad haga lo que le dé la puta gana. Entonces me acaricia y me dice que me va a llevar al hipódromo para que conozca a los caballos. La veo y pienso que en verdad haga lo que le de la puta gana conmigo trip trip trip.
3:00 p.m.
Salimos a un parque. La tarde está un poco triste. Un poco rota. Un poco difusa. El cielo esta gris y hace un poco de frio. Amarilla me dice que tiene ganas de tomarse una fotografía en un día triste. Amarilla se sienta bajo un árbol y saca una botella de whiskey. Toma un sorbo o ensopa su mano con el whiskey y yo le lamo la palma lentamente, sin afán. Nuestro árbol grande e inspira confianza. A los pocos minutos una sirena interrumpe la calma del parque. Mierda. Unos árboles más allá una mujer se trata de ahorcar. La policía llega a tiempo en impide que la mujer se ahorque. Claro, la policía siempre se tira todo. Esa mujer ahorcada hubiera completado lo que le faltaba a ese día para ser más triste trip trip trip.
4:00 p.m.
Llega Sven, un individuo que huele a tigre fatigado, Le da un beso a Amarilla en la boca, en la mitad de los dientes y mierda, pienso que este par se quiere. Sven dice que el próximo sábado la va a llevar al hipódromo y que va a apostar por Escarabajo, que Escarabajo lo va a sacar de la quiebra y le promete que se emborracharan con vodka en una tarde de sol y que irán a la playa y le comprará una pelota de colores y le dirá que la ama. Pura mierda.
5:00 p.m.
Estamos de nuevo en el apartamento de Amarilla. Sven le dice a Amarilla que los sábados son los días del amor y los caballos y entonces se encierran y hacen el amor. Me dan ganas de ahogarme en salsa de tomate trip trip trip.
6:00 p.m.
Debajo de la puerta de Amarilla empieza a salir humo. A los pocos instantes salen Amarilla y Sven desnudos. Sven se dirige a la cocina y trae un balde con agua y lo hecha sobre la cama, que está en llamas. Amarilla le grita a Sven que se vaya que haga lo que le dé la puta gana. Sven trata de abrazarla y le dice fresca muñeca, no ha pasado nada. Amarilla se pone a llorar y dice que tiene ganas de vomitar. Sven le dice tranquila muñeca, vomita. Mierda, mucho trip trip trip. Amarilla coge la ropa de Sven y la lanza por la ventana y después empieza a lanzarle los vasos a Sven. Uno, dos, tres. Cuatro putos vasos. Qué cosa tan seria. Sven sale con toalla enrollada y recoge su ropa. Desde abajo le grita a Amarilla que es una muñeca muy salvaje, como a él le gustan trip trip trip.
7:00 p.m.
Salimos de nuevo a la calle. Amarilla lleva consigo su ropa y la va regalando por el camino. Me siento como en esos cuentos de hadas donde la princesa perdida va dispersando cosas para recordar el camino a casa. Entramos a un bar y Amarilla pide una botella de vodka y le regala una camisa de flores al hombre del bar. Una canción triste suena en el fondo. Don´t Leave Me Now. Amarilla enciende un cigarrillo, mira hacia el fondo del bar, se marea con las luces, mira a esos hombres de camisas de colores que entran con esas miradas que dicen hoy soy todo tuyo mamita y entonces Amarilla dice un momento muñecos hoy no quiero enredos don´t leave now trip trip trip. Amarilla se echa todo el contenido de la botella por todo el cuerpo. Después se acerca al hombre que atiende en el bar y le dice que cuando lo ve no sabe si darle un beso o cortarse la venas. El hombre le dice, fresca muñeca, todas las muñecas son iguales y le indica que el baño esta al fondo a la derecha y que cerca del espejo hay una cuchilla. Fresco muñeco, le responde Amarilla y entonces pide un cocktail llamado Lluvia ácida.
8:00 p.m.
La noche está demente. Las luces de la ciudad son pequeños ojos rotos, locos, alucinados que nos vigilan. Me dan ganas de estar en la mitad de una autopista. En la esquina nos encontramos con Sven. Se abrazan y Amarilla le dice que le haga el amor hasta el amanecer, ni mas faltaba preciosa, que le meta la lengua hasta el estómago, que le toque el culo una y otra vez porque está haciendo frio, que no deje de lamerla mientras suena Touch Me, que le inyecte susurros entre sus dientes Touch Me, que le toque sus manos llenas de pequeñas líneas solitarias Touch Me, sus nalguitas rosadas Touch Me, sus ojos llenos de pececitos nocturnos, sus palabras invadidas de cielitos rasgados Touch Me please hasta el amanecer, hasta cuando el sol raye el cielo con su luz, ni mas faltaba muñeca trip trip trip.
9:00 p.m.

Muere el viejo Job. El apartamento está lleno de gente. Mierda. Amarilla entra y le da un beso en la frente al viejo. Amarilla pregunta por Lerner, el gato tímido de Job, pero nadie sabe dónde está. Amarilla y Sven van a comprar flores para Job. Al poco rato regresan.
Subimos a la azotea. La noche. La lluvia. El calor. Amarilla esparce las flores sobre la noche oscura. Las flores caen y se infiltran en el olor de la oscuridad. Lentamente flores blancas sobre la espuma de la noche. Una. Dos. Tres. Cien flores en la calle, en la humedad del reflejo de las nubes en la lluvia. Flores. Flores en el núcleo de las babas de Amarilla. La lluvia. Empieza a llover y las gotas de lluvia mojan la noche, las manos, las flores de la calle. Amarilla dice que los sábados son los días de los gatos, de los caballos y de los muertos. Mierda, qué cosa tan seria. La ciudad entera está muerta trip trip trip. Flores. Flores. Lluvia.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Generación Beat

ALLEN GINSBERG

Considerado el pionero de la generación beat de los años cincuenta, activista del Flower Power y del hippismo. Nació el 3 de junio de 1926 en Paterson, Nueva Jersey, hijo de Louis Ginsberg, poeta y maestro, y de Naomi Ginsberg, una emigrada rusa que desde joven abrazó el marxismo y murió paranoica en 1956. Uno de sus libros más conocidos es "Aullido" (1956). Puede citarse también "Noticias del Planeta" (1968), "Káddish" (1961). Muere en Nueva York en 1997.


Muerte y Fama


Cuando yo muera
me da igual lo que pase con mi cuerpo
si lanzan las cenizas al aire, las dispersan en el
este del Río
o las entierran en una urna en Elizabeth, New
Jersey, cementerio B'nai Israel
Pero quiero un gran funeral
Catedral de San Patricio, iglesia de San
Marcos, la mayor sinagoga de Manhattan
Primero, está la familia, hermano, sobrinos,
activa madrastra Edith de 96 años de edad, tía
Honey la del viejo Newark,
Doctor Joel, primo Mindy, tuerto y uniorejudo
hermano Gene, rubia cuñada Connie, cinco
sobrinos, hermanastros & hermanastras, sus
nietos,
compañero Peter Orlovsky, celadores
Rosenthal & Hale, Bill Morgan...
Luego, el espíritu del Maestro Trungpa
Vajracharya, y están Gelck Rinpoche, Sakyong
Mipham, Dalai Lama alerta, posible visitante de
Norteamérica
Salchitananda Swani Shivananda, Deborahava
Baba, Karmapa XVI, Dudjon Rinpoche, fantasmas
de Katagari & Suzuki
Baker; Whalen, Daido Loorie, Qwong, frágil y
de pelo blanco Kapleau Roshis, Lama Tarchin...
Después los más importantes, amantes de todo
un medio siglo
Docenas, un centenar, más, colegas mayores
calvos & ricos
jóvenes conocidos recientemente desnudos en
la cama, multitudes sorprendidas de verse unas a
otras,
innumerables íntimos, intercambiando
recuerdos
"Él me enseñó a meditar, ahora soy un antiguo
veterano del retiro de los mil días..."
"Yo toqué música en los andenes del metro,
soy hetero pero le quise y me quiso"
"A los 19 sentí que me quería más que nadie nunca"
"Nos tumbamos bajo mantas, cotilleos, leyó
poemas míos, abrazos & besos tripa contra tripa,
brazos alrededor uno del otro"
"Yo siempre me meto en la cama con ropa
interior & por la mañana los calzoncillos
estaban en el suelo"
"Los japoneses siempre querían que me
enrollara con un maestro"
"Hablamos la noche entera de Kerouac &
Cassidy sentados como Budas, luego dormimos
en su cama de capitán"
"Parecía necesitar mucho afecto, una pena
no hacerle feliz"
"Antes nunca estuve en la cama desnudo con
nadie, fue tan cariñoso, el estómago
se me estremeció cuando deslizó el dedo por
mi abdomen de pezones a caderas..."
"Lo único que hice fue estar tumbado con los
ojos cerrados, él hizo que me corriera con la
boca & los dedos deslizándose por la cintura"
"Me hizo una mamada maravillosa"
Así son las conversaciones de amantes de 1946,
el espíritu de Neal Cassidy mezclándose
con carne y sangre de la juventud de 1997
y sorpresa: "¿También tú? ¡Si yo creía que eras hetero!"
"Lo soy, pero Ginsberg fue una excepción,
por algún motivo me gustó"
"Olvidé si yo era hetero, gay, loca o divertido,
era yo mismo tierno y cariñoso para que me
besen la coronilla,
la frente, garganta, corazón & plexo solar,
en pleno vientre, en la polla me dio mucho placer
con la lengua en el culo"
"Me encantaba el modo en que recitaba:
"Pero a mi espalda siempre oigo el carruaje alado
del tiempo que se apresura acercándose", manos
juntas, ojo en el ojo, en la almohada..."
Entre amantes, una hermosa juventud que
ofrece el trasero
"Yo asistí a sus clases de poesía, era chaval de
17 años, hice algunos recados hasta su piso
sin ascensor,
me sedujo y no quería, hizo que me corriera,
fui a casa, nunca le volví a ver, nunca quise..."
"No se podía levantar pero me quería",
"Un viejo limpio",
"Se aseguró de que yo me corriera antes"
Esta es la multitud más orgullosa sorprendida
en el lugar de honor de la ceremonia...
Luego poetas & músicos -bandas grunge de
universitarios-
envejecidas estrellas del rock, Beatles,
fieles guitarras que acompañan directores gay de música clásica,
desconocidos compositores de jazz muy pasado,
trompetistas funky, bajos con arco & trompas, genios negros,
cantantes de folk, violines, con dobro, pandereta, armónica, mandolina,
arpa de boca, silbatos y zazoos
Después artistas italianos realistas románticos
educados en los años 60 en la India, pintores-poetas
toscanos, los últimos fauves, dibujantes
clásicos de Massachusetts, diablillos surrealistas
casados con mujeres del continente, pobreza,
cuadernos de dibujo, maestros de escayola, óleo,
acuarela de las provincias norteamericanas.
Luego profesores de instituto, solitarios
bibliotecarios irlandeses, delicados bibliófilos,
tropas de liberación sexual, mejor dicho ejércitos,
damas de uno y otro sexo.
"Le vi docenas de veces y nunca recordaba mi
nombre, de todos modos le quería, un auténtico
artista"
"Un ataque de nervios después de la menopausia,
el humor de su poesía me salvó del suicidio"
"Charmant, un genio de modales modestos,
fregaba los platos, estuvo invitado una semana
en mi estudio de Budapest"
Miles de lectores, "Aullido me cambió la vida
en Libertyville, Illinois"
"Le vi leer en Montclair State Reacher College
y decidí ser poeta..."
"Me enganchó, empecé con rock de garaje
cantando canciones en Kansas City"
"Kaddish me hizo llorar por mí mismo y por
mi padre que vivía en Nevada City"
"Padre Muerte me consoló cuando mi
hermana murió en Boston, en 1982"
"Leí lo que dijo en una revista, me puso
en órbita, comprendí que por ahí había otros como
yo"
Bardos sordos & mudos firmando brillantes
gestos con la mano
Luego periodistas, secretarias de editores,
agentes, retratistas y aficionados a la fotografía,
críticos de rock, trabajadores culturales
historiadores de la cultura vienen a presenciar el
histórico funeral
Super-fans, poetastros, beatniks de
edad madura & seguidores fieles de los Grateful Dead,
cazadores de autógrafos, distinguidos paparazzi,
mirones i
Todos saben que fueron parte de la "Histori
exceptuados los muertos que nunca supieron
lo que pasaba exactamen

Versiones de Esteban Moore del libro
“Poemas de todo tamaño” (Pomes all Sizes)

Poema

Claramente
vi
el esqueleto debajo
de
todo
este
espectáculo
de la personalidad
¿qué queda
de un hombre y de todo su orgullo
sino sus huesos?
Y todos sus sandwiches nocturnos
perdidos...
y las bañaderas repletas de licor
que atravesaron su garganta
...huesos—Él se desanima
en la sepultura,
sus rasgos faciales
transformados por los gusanos

de él
no escucharás
palabra alguna


William Burroughs


Día de Acción de Gracias. 28 de noviembre de 1986, de Vía Muerta



" Gracias por el pavo y las palomas mensajeras, destinados a ser cagados a través de las tripas de los americanos.

Gracias por todo un continente que hemos asesinado y hemos envenenado.

Gracias a los indios que nos proporcionan algo de peligro y de reto.

Gracias por las grandes manadas de bisontes, por matarlos, sacarles la piel y dejar que se pudra.

Gracias por los trofeos de lobos y coyotes.

Gracias por el sueño americano, por divulgar y falsificar hasta que el fraude salga a la luz.

Gracias por el Ku Kux Klan, por los policías que matan negros y se los
apuntan en su cuenta, por las mujeres piadosas y decentes con sus caras
mezquinas cansadas, amargadas y perversas.

Gracias por las pegatinas que pongan -Matar un maricón en nombre de Cristo-.

Gracias por el sida de laboratorio.

Gracias por la prohibición y la guerra contra la droga.

Gracias por un país donde a nadie se le permite hacer lo que quiere.

Gracias por una nación de chivatos.

Oh sí gracias por todos los recuerdos, va enséñame los brazos, siempre has sido un estorbo y siempre has sido un pesado.

Gracias por haber traicionado de esta forma el último y más importante de los sueños humanos.
"


martes, 16 de noviembre de 2010

PRIMER FESTIVAL DE POESÍA JOVEN MESOAMERICANA, EN VÁSQUEZ DE CORONADO, COSTA RICA. CONTARÁ CON LA PRESENCIA DE LOS POETAS DEL GRADO CERO

INVITADOS INTERNACIONALES
Karen Valladares
Jorge Martínez Mejía
Magdalena Camargo
Mario Noé
Pablo Bromo
Carmen Alvarado
Javier Alvarado
Javier Romero
Mario Martz Dleón
Wingston Reyes
Yaxkin Melchy
Héctor Hernández Montecinos
Katheryn Rivera Mundo
Mara Villalobos
Xel-Ha López
Delena Arias
Paola Valverde
Dennis Ávila

lunes, 15 de noviembre de 2010

De nuevo un poema de Antonia Pozzi

GRITO


No tener un Dios
no tener una tumba
no tener nada firme
si no sólo cosas vivas que se escapan:
Existir sin ayer,
existir sin mañana,
y cegarse en la nada
-socorro-
por la miseria
que no tiene fin.

Tomado de : Antología de poetas suicidas, varios autores, ardora ediciones, Madrid, 2005.

domingo, 14 de noviembre de 2010

RETRATO DE UN PAYASO ADOLESCENTE: FOTOGRAFÍAS DE LA PRESENTACIÓN

El poeta Fabricio Estrada, presentando a Magdiel Midence

Grupo: "Los Solistas"

Poetas: Rigo Paredes, Karen Valladares, Magdiel Midence


Poetas: Jorge Martínez Mejìa, Rigo Paredes, Magdiel Midence

jueves, 11 de noviembre de 2010

Suelen olvidarme los sueños

Qué puedo hacer esta mañana,

con la opacidad puesta en las carreteras.

Los transeúntes van y vienen sin objetivo.


Aún puedo sentir el silbido de la noche anterior,

el bullicio de las celosías estremecidas por el frio.

Mis sueños suelen olvidarme.

¿Qué puedo hacer a esta hora del día si no construir palabras?

No tengo mucho por decir,nada que entregarte sino un tibio beso en tu boca.

Me alejo para comenzar la irritada rutina con las mismas ansias de vivir y desaparecer.


¿Qué puedo hacer esta mañana opaca,callada,

harta de lo mismoharta de ser la misma de todos los días?

algún día será noche,y nadie lo notará.



® Karen Valladares

Suelen olvidarme los sueños

Qué puedo hacer esta mañana,
con la opacidad puesta en las carreteras.
Los transeúntes van y vienen sin objetivo.

Aún puedo sentir el silbido de la noche anterior,
el bullicio de las celosías estremecidas por el frio.
Mis sueños suelen olvidarme.
¿Qué puedo hacer a esta hora del día si no construir palabras?
No tengo mucho por decir,nada que entregartesino un tibio beso en tu boca.
Me alejo para comenzar la irritada rutinacon las mismas ansias de vivir y desaparecer.

¿Qué puedo hacer esta mañana opaca,callada,
harta de lo mismoharta de ser la misma de todos los días?
algún día será noche,y nadie lo notará.


Tomado del libro Maldita poesia de Karen Valladares

martes, 9 de noviembre de 2010

Bella Ajmadulina (Moscú, 1937)



Poeta y traductora. Descendiente de tártaros e italianos, estuvo casada tres veces con el poeta E. Evtuchenko. Escribió ensayos sobre Vladimir Nabokov, Anna Ajmátova, Marina Tsvetáieva, Venedikt Yeroféyev, Aleksandr Tvardovski, Pável Antokolski, Vladímir Vysotski entre otros. Heredera de M. Tsvietáieva y A. Ajmátova, en 1989 recibió el Premio Estatal de Literatura






Invierno



Este gesto del invierno a mí,
frío y aplicado.
Sí, hay algo en el invierno de la medicina tierna.
De otro modo, como de repente,
de la oscuridad y el tormento,
la enfermedad confiada le dirige sus manos.

Oh amable,
sigue con tu brujería,
de nuevo rozará mi frente el beso santo del anillo helado.

Y es cada vez más fuerte la tentación de encontrar el engaño con la confianza,
mirarle los ojos a los perros,abrazar los árboles.

Perdonar como jugando,y habiendo perdonadoperdonar todavía a alguien.
Confundirse con el día invernal,
con su óvalo vacío, ser siempre para él su matiz pequeño.

Reducirse a no existir,
para implorar detrás de las paredes no una sombra mía sino la luz,
por mí tapada.



Tomado de:
http://ciclopaenlabocadeunmudo.blogspot.com/search?updated-max=2010-06-23T20%3A05%3A00-03%3A00&max-results=20

lunes, 8 de noviembre de 2010

Maldita Poesía: Karen Valladares

Ilustración: Caroline Andrieu


Aquì nosotros, la noche,
Tom Hanks bailando jazz.
La temperatura a 9 grados Celsius.
Las ventanas cerradas.
La poesía yéndose en el vergueo de cosas de la cama.
Maldita Poesía.

Karen Valladares

jueves, 4 de noviembre de 2010

Sin pelos en la lengua.

Imagen propiedad de Karen Valladares


Si hay algo que nos sigue sorprendiendo en la poesía hondureña es el trabajo de Karen Valladares. Un estilo conocido hasta hoy como la NEGRURA SÓLIDA de su poemario Maldita Poesía. Una entrañable y aferrada búsqueda de lo cotidiano en su forma más cruda con un sesgo de aparente oscuridad que reivindica la voz de la mujer hondureña libre del amaneramiento pantanoso, libre del miedo a decir su palabra y su locura. No hay sectarismo y sentido de la marginalidad, pero sí una inconformidad con el establecimiento de códigos morales que ocultan las palabras oportunas encontradas únicamente en el respaldar de los asientos de los buses urbanos. Una voz nueva, dura y simpática, como la de las mujeres libres que construyen el nuevo imaginario de las letras hondureñas. Karen Valladares, indudablemente es la Negrura Sólida de nuestras nuevas letras.

PGC


SIN PELOS EN LA LENGUA

Por Karen Valladares

Yo no tengo pelos en la lengua para decir las cosas.
Digo que disfruto del sexo, como disfruto caminar.
Aunque es distinto, porque al caminar no tengo orgasmos.
Digo que disfruto la poesía, los buenos libros, las buenas pláticas,
los buenos amigos.

La amistad es ciencia ficción y las palabras no lo dicen todo.


Yo quiero que las palabras me digan, que me cuenten cómo soy,
así, sin pelos en la lengua, sin rodeos, sin limitaciones.
Que hablen o me escriban un cuento o un poema, pero que digan,
no importa si hablan bien o mal de mí. Qué más da.
Yo no tengo pelos en la lengua para decir las cosas.


Digo me gusta el sexo, me gusta que me coja mi marido.
Que me agarre desprevenida, como la palabra al verso.
Como el brazo a la cintura. Como la voz a la boca. Pero que me coja.


Yo no tengo pelos en la lengua para decir las cosas.


Digo mis palabras. Atrevidas o no. Punzantes, infelices, denudas,
temblorosas, caídas, sumergidas, sedientas, orgásmicas.


Qué más da.


Yo simplemente digo las cosas. No me importa la plenitud,
lo infinito, la sencillez o la belleza.


Hay que dejar de pensar de vez en cuando, dejar de decorar la palabra, soltarla sin miedo,
sin comezón, sin tartamudeo. Sin pelos en la lengua.
Pero hay que seguir diciendo, seguir hablando...

martes, 2 de noviembre de 2010

JORGE MARTÍNEZ MEJÍA: Palimpsesto: Memoria sin forma del origen

Fotografía: Karen Valladares


Palimpsesto: Memoria sin forma del origen
Jorge Martínez Mejía

La libertad, como la poesía, es un valor secreto.
Ungaretti

El poder de la literatura reside en el extrañamiento de los sentidos, en la desproporción a que son sometidas las formas adquiridas por la memoria, en el desollamiento de los lugares conocidos. Pero este afán sacrílego de embriagar los ojos con las palabras no ha sido siempre, como no siempre las palabras han asumido la imagen de una criatura de laboratorio. La palabra, como forma estética, reclama su origen en un fragor musical que ha resistido al tiempo. Las primeras palabras proferidas por el hombre no tenían una intencionalidad estética, pero su procedencia divina les insuflaba un halo de perfección y su contemplación estuvo más vinculada con el rito que con el goce. Fueron imagen y límite, mirada de los dioses, un azar, un espejo de oscuridad, un camino hacia el laberinto extraño de las cosas: Herencia deífica, hondas, abismadas al vacío que se esconde más allá de los ojos. Puntal. Esa palabra-sombra, arma, poder, se diluye en el tiempo de los orígenes y retorna a nosotros revestida con un sacro estertor.

En occidente, la palabra se ha ido convirtiendo, poco a poco, en una caja sin misterios, en un objeto sin complejidad, reflejo, portador de otro, del significado. Como objeto, es decir, como signo, la palabra adquiere la extraña función de recordarnos algo ya percibido, de representarlo y convertirlo en el reflejo de una imagen, esto es, en idea. Occidente ha hecho de la palabra una idea, una representación de la imagen, pero la imagen misma representada en la palabra ha perdido su carácter esencial, su esencia misteriosa. Desligada del reino de la imagen, a la cual sólo representa, la palabra pierde su poder, ya no es vínculo con lo que está más allá, semejante a todo. Desterrada de su reino mágico, extinguida la esencia de su maravilla, cae en la dimensión de la historia convertida en representación pura.

La reivindicación de la palabra, de su esencia, no puede venir del estudio de su fisonomía, ni del cálculo de la disección formal; sí de su efecto, de su forma de operar en la conciencia del hombre, porque el secreto de su maravilla reside en el contacto del hombre con la palabra, ahí se sucita el destello disímil en que la palabra se torna, no representación, sino imagen.

La palabra ya no haya sitio en occidente. Detenida y contemplada con el visturí del fisiólogo, del arqueólogo; burlada la naturaleza de su materia inicial, sitiada en el cementerio de los signos, ya no puede significarse, volverse del revés, hacerse a un lado, descristalizarse, huir.

La palabra perdió su origen misterioso en la idea de la representación, y la representación, a su vez, se fortaleció con la idea de la continuidad, de lo sucesivo. Como objeto de representación, la palabra adquiere la misma calidad de los seres y las cosas que ocupan un mismo plano espacio-temporal. Detenido "su movimiento" en que representa a una imagen, adquiere, automáticamente, la forma de un objeto que se desplaza en un orden lineal, similar al orden en que se suceden los fenómenos según la concepción occidental, en la que el pensamiento es una operación compleja que se enuncia como una operación sucesiva (Abate Vicard) .

Aunque la búsqueda de la armonía entre lo uno y lo múltiple, entre lo particular y lo general, o, lo que es lo mismo, la identidad de lo universal, adquiere matices del más puro clasicismo (Adorno), la búsqueda del vínculo entre palabra e imagen, de su facultad secreta de evocar, no de representar, va más allá de la intención típicamente clásica. La palabra no representa a la imagen, la señala, la indica. Es una marca sobre la imagen misma, es la imagen señalada. Por eso, siguiendo a Borges y a Croce, en la palabra "rosa" está la rosa.

La intención de encontrar en la palabra la "cosa designada", corresponde a una visión que se sostiene en la relación imagen-percepción, más que en la relación percepción-conocimiento. Michel Foucault señala en Las palabras y las cosas: " Al hablar del lenguaje en términos de representación y de verdad, la crítica lo juzga y lo profana. Manteniendo al lenguaje en la irrupción de su ser y preguntándole por lo que respecta a su secreto, el comentario se detiene (...) y se propone la tarea imposible, siempre renovada, de repetir el nacimiento en sí: lo sacraliza". Sin embargo, la sacralización del lenguaje, entendida como la búsqueda de su facultad evocativa, no precisamente constituye, a la manera del renacimiento, una búsqueda esotérica o mística. Y, aunque el peso de la racionalidad objetiva de occidente impone a las palabras una máscara de interpretaciones, la literatura, particulartmente la poesía, ha hecho resurgir su enigma. Mallarmé, Bretón, Reverdy, Rimbaud, Huidobro, Octavio Paz; han apretado el cuello a las palabras, las han partido en dos, o pulverizándolas, han encontrado en los diminutos fragmentos el oscuro y encerrado poder con que la imagen pervive más allá de la memoria olvidada.

El hombre, rodeado de signos, de palabras carentes ya del sentido original, ambula en el transcurso de su vida, hundido a fondo en su propia historicidad cotidiana, ajeno a la memoria que reside en las palabras. Sin embargo, al pronunciar la palabra o al encontrarla, próxima, en la pronunciación de otro, se entrelaza con el origen en la breve duración de una imagen, por ejemplo, de la palabra tierra, mujer, agua.

El retorno al origen como restrospección progresiva es, materialmente, una quimera, pues la memoria del hombre está determinada por su propio espacio y temporalidad, esto es, por su historicidad (Foucault). Sin embargo, la historicidad, los códigos de una época, son únicamente un basamento racional.

Y la subjetividad del hombre constituye una vastedad de recursos entre los que puede señalarse, sin duda, la capacidad de percibir la imagen como una irrupción en la propia racionalidad. De ahí que el deleite de una obra de arte reside no sólo en los elementos contenidos en la misma, sino, además, en la subjetividad sensibilizada del hombre. Esta capacidad hace posible que una misma obra de arte sea percibida de manera distinta por cada individuo, porque en cada individuo la obra se materializa, se complementa, en una infinita gama de posibilidades perceptivas.

La búsqueda del origen a través de la palabra es la búsqueda de lo ilimitado, la intención de ruptura del orden de representaciones establecido por el lenguaje, la aspiración esencial del ser de encontrarse con la memoria sin forma del principio, visión primigenia, engendro de armonías, cadencias sugeridas por la ausencia del grito, ritmo incesante nacido de una voz, de una música sin tiempo.

La palabra es pasaje y confín, en ella convergen memoria y olvido, las imágenes cotidianas y las que subyacen sumergidas por el peso vertical de las épocas. Cada encuentro con la palabra es un contacto en doble vía: Memoria y fantasía. La única memoria posible es la proximidad. La fantasía es extremo, disolución de la memoria e inicio de un universo de fascinación, no de signos, sí de señas, de imágenes exaltadas, inéditas, formándose y transformándose a partir de los fragmentos de la memoria.

Cada palabra es un dibujo mudo, espectante (Octavio Paz), en espera de una mirada que le asigne un sitio en el mundo de la "realidad" o en el sitio de la fantasía, en el mundo de la cotidianeidad, de la historicidad, o en el refugio de la imaginación.

El Pierre Menard, autor del Quijote, de Borges, la imagen del palimpsesto o la teoría de la recepción, son apenas el esbozo de un campo del que todavía no es posible determinar sus leyes. No obstante, nos señalan que, en el encuentro del hombre con la palabra, se produce una interrogante que aniquila a la representación y que deja al hombre frente a frente con el objeto señalado, es decir, con la imagen que subyace en su propia subjetividad.

En la lectura, en el encuentro del hombre con la palabra se produce un trastocamiento de la historicidad, la evaporación del espacio real y de la temporalidad que la determinan. La lectura, como campo de estudio, es apenas un atisbo que no se plasma todavía en la imagen del palimpsesto. El campo de la lectura, como prolongación de la obra, ha sido visualizado en abstracto, pero corresponde a la experiencia concreta, particular o individualizada, al hecho material del encuentro del lector con la obra, del hombre con la palabra.

En la interacción lector-obra, no opera el mismo proceso autor-obra, sin embargo, el objeto del encuentro con la palabra es el mismo en tanto fin. Al leer lo escrito, no escribo ni reescribo, descifro, desde mi perspectiva, el texto. En la producción del texto literario, el autor elige los elementos apropiados a su expresión; el lector opera desde una óptica parecida, pero es más interrogación. El lector descifra, busca en el texto, en los códigos, las respuestas que le plantean sus propias interrogantes. Pero, al percibir, se crea un universo a la medida de sus propias inquietudes: recrea para sí el texto, lo reinventa. El texto, como intermediario del encuentro autor-lector, se complementa en el último, se convierte en obra. Es palimpsesto únicamente como figura del contacto con el lector.

Cada texto es percepción, materialización de percepciones, retención de imágenes percibidas, salvadas, transferidas y convertidas en un universo perfecto de intermediaciones en el que los hombres realizan su aspiración de transgredir la cotidianeidad.

La comunión autor-lector se ofrece bajo la complejidad sinuosa de la cultura. En esta, la producción del texto reclama un estilo impecable, forjado en la tradición, tejido con los hilos memorables de los mejores hilanderos. Los materiales escogidos en una obra memorable pasan, indefectiblemente, por el tamiz de los más arraigados y distintivos elementos de una cultura. En occidente, el elemento más afincado en la tradición, por lo menos en los últimos tres siglos, es la intención racional de aislar hasta el exceso al objeto percibido, un sentido de la finitud consecuente con la certidumbre de la vida y, por ende, de la muerte. Este sentido, esta señal del fin provoca una tensión y una intencionalidad de ruptura por el ideal de lo infinito que subyace en el subsuelo de la propia cultura, en sujeción con la idea de lo perfecto. Es en este sustrato donde se realiza el encuentro autor-lector como una búsqueda de la libertad. Lo clásico reclama esta búsqueda, se alimenta en la tradición, en lo memorable. Autor y lector se encuentran en el mismo impulso, aferrados, como dos ciegos, al código secreto en que realizan su máxima aspiración de trascender el límite y fundirse en la plenitud de una imagen en que todos los hombres son uno, idéntico a la perfección, a la totalidad, a la armonía original del principio.

La intemporalidad de los textos memorables, más que una herencia cultural, es un atributo de la condición humana que se busca y se haya en la inmóvil aspiración a la libertad. Los lectores de todas las épocas regresan a las obras imperecederas porque en ellas resuelven esa aspiración.

En la literatura están contenidos los valores persistentes de la tradición, los que no cesan y son permanentes; cambiantes y necesarios a los tiempos. Cada individuo participa de ellos en el texto literario porque la naturaleza del hecho artístico es eminentemente cultural.

La incorporación del lector al campo de la obra literaria no responde, en sentido estricto, a una concepción de la obra como creación, sino como espacio en que se desplazan los valores, del autor al lector, en una perpectiva en que la movilidad dialéctica de la cultura le reserva la aceptación o el rechazo.

En el proceso de la recepción del texto como objeto artístico, el lector juega el incuestionable papel de complementar la obra en su lectura, y su sola experiencia restituye al texto la cualidad de indescifrable laberinto, antihermenéutico, condenado a estallar en significados disímiles, a convertirse en la memoria sin forma de la aspiración a la libertad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Rodrigo Fresan, el hombre que sabía demasiado


Fotografía: Propiedad del autor


Pasó buena parte de su vida consumiendo anfetaminas y alimentándose a base de comida para perros. Llegó a escribir cuatro novelas por año. Juró haber sido visitado por extraterrestres. Murió en la pobreza justo antes de que el estreno de Blade Runner lo convirtiera en millonario. Hoy, de sus libros abrevan películas como Matrix, The Truman Show, eXistenZ y El sexto día. Fue comparado con Borges, Kafka y Joyce. Con una diferencia: Philip K. Dick es el único que vio a Dios.Por RODRIGO FRESANEl año es el sagrado año de 1974. Es el 20 de febrero, aleluya, aleluya. A los 46 años, ahí mismo, el autor norteamericano de ciencia-ficción Philip Kindred Dick ?luego de años de consumo de anfetaminas y comida para perros? está a punto de tener una revelación divina. Todavía dolorido por una contundente operación odontológica, Dick abre la puerta de su departamento en Fullerton, California, y se encuentra con una chica de pelo oscuro.
A Dick ?sobreviviente del naufragio de varios matrimonios, divorciado serial? siempre le gustaron las chicas de pelo oscuro, sonríe con la escasa capacidad de sus encías castigadas y, entonces, repara en el colgante que la chica lleva al cuello: un dije en forma de pez, el símbolo de los primeros cristianos. Brilla. Dick experimenta la sensación de ya haber estado y de ya haber sido. Nuestro mundo ?real? desaparece para revelar la verdad debajo de nuestra fachada: todavía estamos en el año 70 después de Cristo, todo lo demás es ilusión y esa chica es una cristiana gnóstica y rebelde que viene a comunicarle un mensaje urgente: ?La rebelión está en marcha?.
Ya nada volverá a ser igual para el escritor de ciencia-ficción Philip Kindred Dick del mismo modo en que ya nada vuelve a ser igual para cualquiera que abra por primera vez un libro del escritor de ciencia-ficción norteamericano Philip Kindred Dick.La verdad está ahí adentro.
UNOPhilip K. Dick ?P.K.D. a partir de ahora? puede ser considerado de varias maneras. Para muchos fue y sigue siendo uno de los más grandes escritores de ciencia-ficción de todos los tiempos: ?el Borges norteamericano?, ?el Charlie Parker del género?, ?el Thomas Pynchon de la clase trabajadora?, etc. Para muchos ?varios de ellos colegas en el oficio de redactar cohetes y robots? P.K.D. no fue más que un paranoico de cuidado, adicto a las anfetaminas y con delirios mesiánicos y una preocupante propensión a hacer el ridículo en público. Para muchos ?en especial para franceses y japoneses? P.K.D. es uno de los artistas claves del siglo XX y está a la misma altura que Proust, Joyce, Kafka y punto. Para muchos P.K.D. trascendió las fronteras del género convirtiéndose en mesías underground y proponiendo a través de sus novelas y cuentos una suerte de alternativa filosófica y religiosa a la hora de discernir entre lo que es real y lo que no lo es, entre lo que está cuerdo y lo que no lo está, entre lo que fue en realidad y lo que creemos que fue. Es posible que todos y cada uno de ellos tengan algo de razón pero los tres grupos, seguro, se ponen de acuerdo en algo: P.K.D.
Hubo y hay uno solo y es más que probable que nunca haya otro. P.K.D. como ese tipo al que las buenas películas inspiradas en su obra ?Blade Runner y El vengador del futuro? apenas le hacen justicia y, por su dificultad a la hora de ser adaptado a la pantalla, otros prefieren robar y no dar crédito a la hora de The Truman Show, Dark City, ExistenZ, Matrix, El sexto día, Abre los ojos y su próximo remake norteamericano dirigido por Cameron Crowe con el título de Vanilla Sky.Los datos incontestables: P.K.D. fue uno de los gemelos sietemesinos que nacieron el 16 de diciembre de 1928. Jane -.su hermanita y replicante.- moriría un mes más tarde. P.K.D. siempre creyó que Jane seguía viviendo adentro suyo. P.K.D. crece tímido y solitario y pobre en Berkeley y lee revistas como Astounding, Unknown Worlds, Amazing y a los trece años decide que lo suyo es escribir. A los quince años entra a trabajar como ayudante en una tienda de reparación de radios y, después, en una disquería especializada en jazz, ópera y música folk. Deja el hogar materno, posesivo y divorciado para acometer la empresa de fundar el primero de varios hogares junto a mujeres maternales, posesivas y de las que se divorciaría hasta contar cuatro o cinco, da igual.
Empieza a tragar las primeras pastillas y escribir sus primeras novelas. Novelas ?realistas?, porque en principio P.K.D. no quería ser un escritorfantástico. En cualquier caso, su noción de lo realista ?a través de varios libros que, con la excepción de Confesiones de un artista de mierda, se publicarían recién después de su muerte? produce cierta inquietud. Basta con leer la sinopsis de la novela El hombre con todos sus dientes exactamente iguales que hace Andrew M. Butler para su guía The Pocket Essential Philip K. Dick: ?El empleado de bienes raíces Leo Runcible pierde una buena venta porque su vecino Walter Dombrosio invita a un negro a su casa. Leo decide telefonear a la policía para advertirles de que Walt conduce su auto borracho.
Walt pierde su licencia. Sherry lo lleva al trabajo a la vez que comienza a buscar algo en qué ocupar su tiempo. Poco entusiasmado con la idea de trabajar juntos, Walt renuncia a su trabajo y la viola. Mientras tanto, Leo ha desenterrado del jardín de su casa lo que piensa son restos de un hombre de Neanderthal y se entusiasma al imaginar cómo aumentará este hallazgo el valor de sus terrenos. En realidad, el cráneo ha sido puesto ahí por Walt y no es más que la calavera ligeramente modificada de uno de los chuppers, familia conocida en el barrio por sus maxilares deformes a partir de la constante ingestión de agua contaminada. Sherry descubre que está embarazada y quiere abortar. Walt se niega aunque le preocupa la idea de que su hijo salga parecido a un chupper. Leo, mientras tanto, compra la compañía local de agua y se arriesga a la bancarrota?.P.K.D. escribe ocho novelas por el estilo, todas desbordantes de discusiones matrimoniales (una constante casi estética en su obra) y disquisiciones sobre el diafragma y otros métodos anticonceptivos (de vez en cuando aparece un ovni) y, claro, todas ellas puntualmente rechazadas por las editoriales. P.K.D. conoce a Tony Boucher ?editor de la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction? y decide, muerto de hambre, probar suerte.
El primer cuento publicado por P.K.D. se titula ?Roog!? y tiene como protagonista a un perro tal vez porque por esos días P.K.D., muerto de hambre, sólo tiene dinero para comer comida para perro. P.K.D. empieza a escribir y publicar cuentos con velocidad anfetamínica. Les salen rápido y fácil y comienzan a ser comentados por el gremio y por los lectores.
Son cuentos raros con robots que no saben que son robots, con naves espaciales que siempre se rompen en el momento menos indicado, con realidades alternativas, con sufridos protagonistas a los que todo les va bien hasta que descubren que todo está mal. Alarga cuentos y los convierte en novelas. Firma contratos leoninos y ?entre 1958 y 1959? publica sus dos primeros clásicos: Eye in the Sky (?Ojo en el cielo?) y Time Out of Joint (?Tiempo desarticulado?) donde ya se vislumbra cabalmente lo que será su gran Tema: ?¿Qué es eso que entendemos por La Realidad y no lo es tanto??
. Sigue con hambre, sigue tragando pastillas, sigue siendo explotado. No importa. Para 1961, y coincidiendo con el derrumbe de su segundo matrimonio, P.K.D. entra en lo que se considera su Edad de Oro con la publicación de la fundamental The Man in the High Castle (?El hombre en el castillo?) novela ucrónica que narra los días de unos Estados Unidos vencidos en la Segunda Guerra Mundial y ocupados por fuerzas nazis y japonesas. El libro ?escrito a golpe de hexagramas y monedas? fue el primero en mencionar al I-Ching y tuvo bastante que ver con su popularización dentro de la próxima cultura hippie. The Man... le valió a P.K.D. el Premio Hugo ?la más alta distinción dentro del campo sci-fi? y, con treinta y cinco años, lo lanzó de cabeza a una de las más asombrosas y envidiables rachas de fertilidad jamás experimentadas por escritor alguno donde llega a publicar hasta cuatro novelas por año, entre las que aparecen varios de sus mejores trabajos. En 1963 escribe We Can Build You (?Podemos construirle?) donde aparecen los primeros replicantes en el contexto de una extraña historia de amor psicótico. En 1964 Martian Time-Slip (?Tiempo de Marte?) narra las penurias de un planeta rojo colonizado para 1994 y en manos de un perverso sindicato de plomeros. En1965, Dr. Bloodmoney; Or, How We Learned to Love the Bomb (?Dr. Moneda Sangrienta?) presenta uno de los mejores, sino el mejor, exponente de novela post-apocalíptica combinándola con rasgos del universo campesino de Thomas Hardy. El mismo año sale The Three Stigmata of Palmer Eldritch (?Los tres estigmas de Palmer Eldritch?), uno de los libros que John Lennon quería llevar al cine y donde comienzan a pasar a primer plano las preocupaciones religiosas de Dick fundiéndose con sus apetencias lisérgicas: hombres y mujeres aburridos por la vida pionera en las colonias interplanetarias consumen la droga Can-D para así matar el tiempo trasladándose a los muñequitos tipo barbie llamados Perky Pat y Walt. Mientras tanto, el resucitado magnate Palmer Eldritch regresa de la muerte y desde los confines del espacio convertido en una especie de androide listo para comercializar la vida eterna. Ay.
En 1967, Counter-Clock World (?El mundo contra reloj?) propondría el concepto de novela marcha atrás que Martin Amis robaría descaradamente un par de décadas después para su La flecha en el tiempo. 1968 es el Annus Mirabilis de P.K.D. Primero llegaría Do Androids Dream of Electric Sheep? (?¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas??) que no sólo serviría de inspiración para el film Blade Runner sino que, además, fundaría de un plumazo el subgénero que años más tarde daría en llamarse cyberpunk. Después aparece Ubik, para muchos la obra maestra de P.K.D. donde se nos cuenta que, quién sabe, tal vez Dios ?el producto definitivo? venga en un envase de aerosol, ¿no? Enseguida P.K.D. decide que ya es suficiente, que ya escribió bastante, que ha llegado el momento perfecto para tener la mejor y más grande crisis psicótica de toda su vida y de comprender que a la duda hamletiana del ser o no ser él sólo puede ofrecerle una respuesta un tanto extraña: ser y no ser al mismo tiempo.DOSPara los años 70 está claro que P.K.D. no es el típico escritor de ciencia-ficción. Para él, el espacio exterior no es más que una excusa para explorar el espacio interior; sus novelas pueden ser leídas como variaciones capitulares sobre una inmensa trama en constante estado de escritura; nada le preocupa menos que la pulsión anticipatoria del asunto (?la mala ciencia-ficción se la pasa prediciendo, la buena ciencia-ficción parece que predice?, suele decir), y mucho menos le interesa el aspecto entre mafioso y fundamentalista que practican varios de sus colegas más cnservadores. P.K.D. piensa que la ciencia-ficción ?es el campo ideal para la discusión de las ideas puras?. P.K.D. es un outsider, un francotirador, un tipo peligroso.
P.K.D., aseguran, está loco y P.K.D. no hace nada por negarlo: se presenta en convenciones balbuceando insensateces, asegura ser víctima de una conjura gubernamental-nixoniana en la que se lo utiliza como agente propagador de una rara forma de sífilis, dice que la canción ?Strawberry Fields Forever? de los Beatles le ?comunicó que mi hijo tenía una hernia inguinal que no había sido diagnosticada por los médicos? (esto último, conviene aclararlo, resultó ser cierto para asombro de los doctores), explica cómo los científicos soviéticos lo están utilizando telepáticamente para matar gatos con su potencia mental, insiste en que alguna de sus novelas fantásticas ha revelado una verdad escondida y por eso su estudio fue asaltado y dinamitado por un comando especial del ejército. P.K.D. es un paranoico sin retorno, un replicante de sí mismo, que entonces ofrece sus servicios al F.B.I. O tal vez P.K.D.
Es un sabio al que las drogas le abrieron las puertas de una realidad conspirativa donde Watergate es, apenas, la punta del iceberg de un estado policial y alienígena. Da lo mismo. P.K.D. ?rodeado de dealers, Panteras Negras, músicos de rock, fanáticos religiosos, policías encubiertos y groupies? se hace tiempo para escribir dos novelas sobre lo que le pasa, sobre lo que le está pasando. Flow My Tears, The Policeman Said (?Fluyan mis lágrimas, dijo el policía?, de 1974) y A Scanner Darkly (?Una mirada a laoscuridad?, de 1977) son novelas comparables a Bajo el volcán o Viaje al fin de la noche donde sus héroes se hunden cada vez más profundo en las arenas movedizas de la esquizofrenia. El primero descubre que no existe, el segundo descubre que le han encargado que se persiga a sí mismo. Y entre uno y otro, alguien llama a la puerta de P.K.D. y P.K.D. va y abre una puerta que ya no volverá a cerrar.TRESDesde entonces y hasta su muerte en 1982, víctima de un ataque cardíaco, P.K.D. se dedica a procurar entender lo que le ocurrió durante febrero y marzo de 1974, cuando abrió la puerta y, jura, fue invadido por una entidad extraterreste con forma de ?rayo rosado? y de nombre VALIS -siglas de Vast Active Living Intelligence System? y que le revela la Verdad de las Verdades. Nuestro mundo no existe y es apenas el eco gemelo del Imperio Romano, Nixon es el Mal Supremo, Dios es imperfecto y dual y muchas cosas más como, por ejemplo, que su hijo está enfermo y necesita próximo tratamiento y que él no es otro que una nueva encarnación de San Pablo.
Todo esto ?a lo que un dibujante de comics le dedicó varias de sus mejores páginas en The Religious Experience of Philip K. Dick? es explorado en el colosal tractat y diario místico Exegésis (partes del mismo se reproducen en la excelente recopilación de ensayos The Shifting Realities of Philip K. Dick editada por Lawrence Sutin, también autor de la muy buena biografía de P.K.D. Divine Invasions) y en una tetralogía de novelas que no se parecen a nada de lo escrito hasta entonces y a nada de lo que se escribió desde su publicación. Es más que probable que esta situación no vaya a cambiar ya que Valis (?Sivainvi?, 1981), The Divine Invasions (?La invasión divina?, 1981), The Transmigration of Timothy Archer (?La transmigración de Timothy Archer?, 1982) y Free Radio Albemuth (?Radio Libre Albemut?, escrita en 1976 pero no publicada sino hasta 1985 después de muerto P.K.D.) son una de las más originales muestras de autobiografía, lucubración mística, consideraciones filosóficas y, ya que estamos, ciencia-ficción de todos los tiempos.
Y, ya que estamos: todo suena perturbadoramente lógico, inteligente, posible, verosímil. En alguna parte P.K.D. explica: ?Yo soy un filósofo ficcionalista, no un escritor de novelas; mis novelas y cuentos son empleados como medios para formular mis percepciones. El centro de mi obra no es arte sino verdad. De ahí que lo que yo narro no es sino la verdad y no puedo hacer nada por evitarlo. Por suerte, esta actitud mía parece ayudar de algún modo a ciertas personalidades sensibles y problemáticas a las que me dirijo. Creo entender cuál es el ingrediente que tengo en común con ellos y que me une a mis lectores: ni ellos ni yo sacrificaremos jamás nuestras ideas en cuanto a lo que es racional o irracional, auténtico o falso dentro de la misteriosa naturaleza de la realidad. Para mis lectores lo que yo escribo no es más que una interpretación alternativa pero amorosa de sus vidas privadas y sus pensamientos más íntimos?.CUATROVivimos vidas extrañas, tiempos interesantes, noches perfectas para descubrir o releer a P.K.D.
Desde su muerte ?coincidiendo con el estreno de Blade Runner y lo que podría haber significado el fin de años de penurias económicas? la figura y la importancia de P.K.D. no ha dejado de crecer y aquel que siempre despreció el futuro hoy descubriría que el presente se parece bastante a sus libros. Internet, Gran Hermano, el turista espacial y millonario, los video-games y los tamagotchis de turno ya aparecían en sus novelas y cuentos y, seguro, nos aproximamos a un redescubrimiento de P.K.D. obligado por el próximo estreno, en el 2002, de Minority Report, film basado en uno de sus relatos que por estos días filma Steven Spielberg con Tom Cruise de protagonista. Mientras tanto, acaba de aparecer el libro de entrevistas What If Our World Is Their Heaven?: The Final Conversations of Philip K. Dick (complementario delindispensable Only Apparently Real: The World of Philip K. Dick); se han publicado en Inglaterra ?como avanzada de un ambicioso programa de reediciones? Three Early Novels: The Man Who Japed, Dr. Futurity, Vulcan?s Hammer; se ha estrenado en un cine de Nueva York el documental de Mark Steensland The Gospel According to Philip K. Dick; y, lo más importante, por fin, la editorial Minotauro se propone retraducir y ordenar toda su obra dispersa en demasiadas editoriales devoradas por agujeros negros.Y, por supuesto, cada vez hay más sites en la red donde se asegura que P.K.D. está vivo, en otra parte, y que cualquier día de estos volverá para reclamar lo que es suyo por derecho propio y porque a él se le ocurrió primero.Un año antes de morir, en una carta, P.K.D. especificó cuál debía ser su obituario: ?Tomó drogas. Vio a Dios. ¡Gran cosa!?.

(traído de Página /12) Tomado de: http://hotelkafka.com/blogs/PhillipKDick/2006/12/el-hombre-que-saba-demasiado-rodrigo.html

Mientras escribo

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