viernes, 30 de noviembre de 2012

Acá no hay poesía


 

 

No, acá no hay poesía.

Ni allá tampoco.

La lluvia, el viento

Los techos rotos

La casa inundada

Yo, con la misma ropa de ayer,

vos, de espaldas al mar,

yo con la voz muda,

con las piernas cruzadas,

más solitaria que nunca.

Definitivamente, acá no hay poesía.
 
Karen Valladares: Tomado del libro: Maldita poesía.

martes, 27 de noviembre de 2012

Muestra poética de Charles Simic.

Me toca confesarme


Ese perro que trata de escribir un poema que explique por qué ladra,
mi estimado lector, soy yo.
Estaban por echarme de la biblioteca,
pero les advertí
que mi amo es invisible y todopoderoso,
y de todas maneras me sacaron, arrastrado de la cola.

En la plaza, los pájaros hablaban libremente de sus cuitas.
En un banco, una vieja
se cortaba los rulos canosos con tijera imaginaria,
mirándose a un espejo de bolsillo.

Y yo no dije nada.
Sin embargo, esa noche,
me eché y me puse a mordisquear un lápiz.
De tanto en tanto suspiraba,
y le gruñía a algo
que no podía nombrar.
Tomado de:http://zaidenwerg.blogspot.com/


ESPEJOS A LAS CUATRO DE LA MAÑANA

Debes acercarte a ellos oblicuamente
En cuartos enmarañados de sombras,
Echar un vistazo a su vacío
Sin que te descubran
Y devuelvan la mirada.

El secreto es
Que para ellos hasta una cama desierta resulta una carga,
Una mera vanidad.
Son más ellos mismos con
La compañía de una pared en blanco,
La compañía del tiempo y la eternidad,

Que, ruego me disculpes,
No arrojan ninguna imagen
Al admirarse en el espejo,
Mientras tú permaneces a un lado
Y extraes un pañuelo
Para secarte la frente con gesto furtivo.


EL TEMA DE EMILY

Mis árboles queridos, ya no los reconozco
En esta luz invernal.
Me han recordado algo de lo que no puedo prescindir:
El mundo es viejo, siempre lo ha sido,
Nada nuevo ofrece esta tarde.
El jardín podría haber sido la ventana cerrada
De una casa de empeños que yo escrutara
Sólo para encontrar objetos empolvados.

Cada uno de mis pensamientos era escrito
Por autores anónimos. Cada vez que pulsaban
La tecla de una máquina entelarañada yo me estremecía.
Hoy, por fortuna, la oscuridad llegó rápido.
Pronto los vecinos quemaban hojas,
Y quizá también algunas otras cosas.
Después vi a los niños correr en torno del fuego,
Sus rostros diabólicos por las llamas.


MI MAGO

Alguien me sacó de la manga de un esmoquin,
Doctor, colgando en precario equilibrio
Al final de una enorme bufanda blanca.
Revoloteé alrededor de mi mago.
Volé en círculos por el teatro silencioso.

Los sábados a las nueve y a medianoche
Él me partía a la mitad
Mientras yo yacía en el ataúd
Junto a mi novia desnuda.
Nunca le pude ver el rostro
Ni cuando el aplauso estallaba.

Bajo su sombrero conteníamos la respiración.
Éramos dos muñecos casi gemelos que nos
Turnábamos para sentarnos en su rodilla.
Entre dientes de madera
Hablábamos de Dios Padre.
Desaparecíamos luego en una baraja.

Nos sentíamos asustados y felices.
Un momento él tragaba fuego
Y al siguiente lo escupía
Para que nosotros montáramos la extensa llama
Como un carruaje hacia el ocaso.

Entre truco y truco me hallaba en un limbo
Que no podía imaginar:
No en este mundo con su oso encadenado
Y su espejo mágico,
No en el otro
Donde las nubes blancas flotan y las ovejas pastan.


LO QUE LAS GITANAS REVELARON A MI ABUELA CUANDO AÚN ERA JOVEN

La guerra, la enfermedad y el hambre te harán su nieta favorita.
Serás como el ciego que ve una película muda.
Picarás cebolla y trozos de corazón en la misma sartén caliente.
Tus hijos dormirán en una maleta atada con sogas.
Tu esposo te besará cada noche los pechos como si fueran dos lápidas.

Ya vuelan los cuervos por ti y por tu gente.
Tu hijo mayor yacerá con moscas en los labios sin sonreír ni alzar la mano.
Envidiarás a cada hormiga que conozcas en la vida y a cada maleza al lado del camino.
Tu cuerpo y tu alma se sentarán en postes separados mascando el mismo chicle.

“Bella muchacha, ¿estás a la venta?”, dirá el diablo.
El sepulturero comprará un juguete a tu nieto.
Tu mente será un nido de avispas aun en tu lecho mortuorio.
Le rezarás a Dios pero Él colgará un letrero que diga “Favor de no molestar”.
No preguntes más: es todo lo que sabemos.


ANOCHECER INVERNAL

Estos presentimientos que tengo son escalofríos
Por la forma en que la luz
Pinta manchas de sangre en el muro de la casa.
Temo confiar en el gorrión,
Procuro evitar al gato.

El destino te señala desde temprana hora
Con dedo perspicaz
Para luego ocuparse de la utilería
Y pintar el escenario.

La ventana de mi amada estaba en llamas
Por el crepúsculo.
Su pelo era rojo.
La almohada que mecía en sus brazos
Parecía un bebé.

Callado como un mendrugo de pan,
Permanecí inmóvil y observé.
A mi alrededor las aves habían enmudecido.
Y entonces las nubes,
Al igual que la noche,
Agitaron sus trágicos ropajes.


FANTASMAS

Es el señor Brown: luce mucho mejor
Que en la morgue.
Me ha traído una enorme carpa
Envuelta en periódico ensangrentado.
Qué extraña visita.
No había pensado en él durante años.

Lo acompañan Linda y Sue.
Dos recuerdos pálidos, elegantes y borrosos
Tomados de la mano.
Aun su lápiz labial está fresco
Pese a todas las pruebas científicas
Que demuestran lo contrario.

¿Cocinará Linda el pescado?
Ella voltea y mira hacia
La cocina mientras Sue
Se empeña en verme con tristeza.
No creo nada de lo que sucede,
Y sin embargo siento terror.

No sé cómo reaccionar,
Así que permanezco inmóvil.
Las ventanas están abiertas. El aire es denso
Por el olor a magnolias.
Gotas de lluvia nocturna caen
De las hojas pesadas y oscuras.
Inhalo profundamente; cierro los ojos.

Queridos espectros, ni siquiera creo
Que estén aquí, ¿así que cómo es que
Me hacen comprender
Cosas que sería mejor que aún no supiera?

Es el modo en que miran a través de mí
Hacia lo que debe ser ya mi propio fantasma,
Antes de que se vayan,
Tan inesperadamente como llegaron,
Sin que ninguno de nosotros rompa el silencio.

[Poemas incluidos en el libro Walking the Black Cat, Mariner Books, Nueva York, 1996. Fotografía de Peter Gregoire]
 

Soledad
Ahí, donde la primera migaja
cae de la mesa,
piensas que nadie la oye
chocar contra el suelo.
Pero en alguna parte
las hormigas ya se están poniendo
sus sombreros de cuáqueros
y se disponen a visitarte.
 




Temor
El temor pasa de hombre a hombre
sin saberlo,
como una hoja pasa su temblor
a otra.
De repente todo el árbol tiembla
y no hay ni rastro de viento.
 

El jefe contrata
Quiero un hombre que no tenga nada que ganar.
Quiero que su rostro diga: no tengo nada más que perder.
Quiero ver por sus manos;
que no le importarán las horas,
que permanecerá en su puesto, que el salario nunca será justo.


EL ALMA TIENE MUCHAS NOVIAS

En la India me llamó la atención
una mosca en un templo;
me hizo sentir muy claramente
que tal vez, por qué no,
nos conociéramos de antes.

¿Fue en la ciudad de México? Trepaba
entre manchas de sangre las piernas amarillas
de aquel Cristo crucificado
y sus ojos crecían y crecían.
“Dios te siente en el trono eminentísimo
de Su reino invisible”.
Me lo dijo en inglés un pordiosero.
Era ciego. Sabia qué había visto.

En el bar donde Pancho Villa
disparó sus pistolas contra el techo,
en las nalgas al aire de la ninfa desnuda
del cuadro, que emergía de las aguas,
e internándose ahora sin pudor
por la nariz de Buda,
más confidente haciendo su sonrisa,
su mirada más bizca.

Poema tomado de: http://aurelioasiain.com/2012/07/13/ocho-poemas-de-charles-simic/

 

domingo, 11 de noviembre de 2012

El Paso de las horas, un poema de Álvaro de Campo

El paso de las horas



Oda sensacionista
A José Almada-Negreiros

Almada-Negreiros:
no se imagina como
le agradezco el
acto de que usted
exista.

Álvaro de Campos

Sentir todo de todas las maneras,
Vivir todo de todos los lados,
Ser la misma cosa de todos los modos posibles al mismo tiempo,
Realizar en mí toda la humanidad de todos los momentos
En un sólo momento difuso, profuso, completo y lejano.

Quiero ser siempre aquello con que simpatizo,
Me vuelvo siempre, más tarde o más temprano,
Aquello con que simpatizo, sea una piedra o un ansia,
Sea una flor o una idea abstracta,
Sea una multitud o un modo de comprender a Dios.
Y yo simpatizo con todo, vivo todo de todo.
Me son simpáticos los hombres superiores porque son superiores
Y me son simpáticos los hombres inferiores porque son superiores también,
Porque ser inferior es diferente de ser superior,
Y por eso es una superioridad desde ciertos puntos de vista.
Simpatizo con algunos hombres por sus cualidades de carácter
Y simpatizo con otros por su falta de esas cualidades,
Y aún con otros simpatizo por simpatizar con ellos,
Y hay momentos absolutamente orgánicos en que esos son todos los hombres.

Sí, como soy rey absoluto de mi simpatía,
Basta que ella exista para que tenga razón de ser.
Estrecho en mi pecho jadeante, en un abrazo conmovido,
(En el mismo abrazo conmovido)
Al hombre que da su camisa al pobre que desconoce,
Al soldado que muere por la patria sin saber lo que es la patria,
Y...
Y al matricida, fraticida, al incestuoso, al violador de niños,
Al ladrón de caminos, al salteador de los mares,
Al raterillo de carteras, al sombra que espera en los callejones.
Todos son mi amante predilecta por lo menos una vez en la vida.
Beso en la boca a todas las prostitutas,
Beso en los ojos a todos los souteneurs,
Mi pasividad yace a los pies de todos los asesinos,
Y mi capa española esconde la retirada de todos los ladrones.
Todo es la razón de ser en mi vida.

Cometí todos los crímenes,
Viví dentro de todos los crímenes
(Yo mismo fui, ni uno ni otro en el vicio,
Sino el propio vicio en persona practicado entre ellos,
Y esas son las horas más Arco del Triunfo de mi vida).

Me multipliqué para sentirme,
Para sentirme, necesité sentir todo,
Me transbordé, no hice sino extravasarme,
Me desnudé, me entregué,
Y hay en cada rincón de mi alma un altar a un Dios diferente.

Los brazos de todos los atletas me apretaron súbitamente femenino,
Y yo sólo de pensar en eso me desmayé entre sus supuestos músculos.

En mi boca fueron dados los besos de todos los encuentros,
Se agitaron en mi corazón los pañuelos de todas las despedidas,
Todas las señas obscenas de gestos y miradas
Me golpean de lleno en todo el cuerpo, especialmente en los centros sexuales.

Fui todos los ascetas, todos los marginados, todos los como que olvidados,
Y todos los pederastas -absolutamente todos (no faltó ninguno).
¡Rendez-vous rojo y negro en el hondo infierno de mi alma!

(Freddie, yo te llamaba Baby, porque eras rubio, blanco y yo te amaba,
¡Cuántas emperatrices por reinar y princesas destronadas fuiste para mí!
Mary, con quien leía a Burns en días tristes como sentirse vivir;
Mary tú no sábes cuántos matrimonios honestos, cuántas familias felices,
Vivieron en ti mis ojos y mi brazo ciñéndote y mi conciencia incierta,
Su vida insulsa, sus casas suburbanas con jardín, sus half-holidays inesperados...
Mary, soy infeliz...
Freddie, soy infeliz...
Oh, ustedes, todos ustedes, casuales, demorados,
Cuántas veces habrán pensado en pensar en mí sin que lo hicieran,
Ah, cuán poco fui en lo que son, cuán poco, cuán poco-
Sí, y lo que he sido, ¡Oh mi universo subjetivo,
Oh, mi sol, mi claro de luna, mis estrellas, mi momento,
Oh, parte externa de mí perdida en laberintos de Dios!)

Pasa todo, todas las cosas, en un desfile dentro de mí,
Y todas las ciudades del mundo rumoran dentro de mí...

Mi corazón tribunal, mi corazón mercado, mi corazón casa de bolsa, mi corazón mostrador de banco,
Mi corazón rendez-vous de toda la humanidad,
Mi corazón banca de parque, hotel, posada, calabozo número cualquiera,
("Aquí estuvo el Manolo en vísperas de ir al patíbulo")
Mi corazón club, sala, platea, tapete, guichet, portal,
Puente, cancel, excursión, marcha, viaje, subasta, feria, arrabal
Mi corazón postigo
Mi corazón paquete,
Mi corazón carta, equipaje, satisfacción, entrega,
Mi corazón al margen, el límite, la súmula, el índice
Eh-la, eh-la, eh-la, un bazar mi corazón.

Traigo dentro de mi corazón,
Como en un cofre que no se puede cerrar de lleno,
Todos los lugares donde estuve
Todos los puertos a los que llegue
Todos los paisajes que vi a través de las ventanas o escotillas
O desde toldillos, soñando,
Y todo eso, que es tanto, es poco para lo que yo quiero.

La entrada de Singapur, la mañana subiendo, color verde
El coral de las Maldivias en paso cálido,
Macao a la una de la mañana... despierto de repente...
Yat-lo-o-o-o-o-o-o-o-o...ghi-...
Y aquello me suena desde el fondo de otra realidad...
La estatura Norte-africana casi de Zanzibar al sol...
Dar es Salaam (la salida es difícil)
Masunga, Nossi-Be, verduras de Madagascar...
Tempestades alrededor del Guardafui
Y el Cabo de Buena Esperanza nítido al sol de la madrugada...
Y la Ciudad del Cabo con la Montaña de la Mesa al fondo...

Viajé por más tierras de aquellas que toqué...
Vi más paisajes que aquellos en que puse mis ojos...
Experimenté más sensaciones de todas aquellas que sentí,
Porque, por más que sintiera, siempre me faltó sentir
Y la vida siempre me dolió, siempre fue poco y yo infeliz.

En ciertos momentos del día recuerdo todo esto y me da pavor,
Pienso en qué quedará de esta vida a pedazos, de este auge,
De esta carretera de curvas, de este automóvil a la orilla de la carretera, de este aviso,
De esta turbulencia tranquila de sensaciones desencontradas
De esta transfusión, de esta insubsistencia, de esta convergencia irisada,
De este desasosiego en el fondo de todos los cálices,
De esta angustia en el fondo de todos los placeres,
De esta saciedad anticipada en el asa de todas las tazas,
De este juego de cartas tedioso entre el Cabo de Buena Esperanza y las Canarias.

No sé, siento de más o de menos, no sé
No sé si la vida es poco o demasiado para mí.
Si me falta escrúpulo espiritual, punto de apoyo en la inteligencia,
Consanguinidad con el misterio de las cosas, choque
A los contactos, sangre bajo los golpes, estremecimiento a los ruidos,
O si hay otra significación para esto más cómoda y feliz.
Sea lo que fuere, era mejor no haber nacido,
Porque, de tan interesante que es en todos los momentos,
La vida llega a doler, a marear, a cortar, a rozar, a crujir,
A dar ganas de gritar, a dar saltos, de quedar en el suelo, de salir,
Afuera de todas las casas, de todas las lógicas, de todos los balcones,
E ir salvajemente a la muerte entre árboles y olvidos,
Entre tumbos y peligros y ausencia de mañanas,
Y todo esto debía ser cualquier cosa más parecida con lo que yo pienso,
Con lo que pienso y siento, que yo ni sé qué es, oh vida.

Cruzo los brazos sobre la mesa, pongo la cabeza sobre los brazos,
Y necesito querer llorar, pero no sé ir a buscar las lágrimas...
Por más que me esfuerce por tener una gran pena de mí, no lloro,
Tengo el alma rajada bajo el indicador curvo que le toca...
¿Qué ha de ser de mí? ¿Qué ha de ser de mí?

Corrieron a chicotazos al bufón de palacio, sin razón,
Hicieron levantar al mendigo del escalón donde cayera
Azotaron al niño abandonado y le quitaron el pan de las manos.
Oh, angustia inmensa del mundo, lo que falta es actuar...
Tan decadente, tan decadente, tan decadente...
Sólo estoy bien cuando oigo música, y ni entonces.
Jardines del siglo dieciocho antes de 89,
¿Dónde están, que quiero llorar de cualquier manera?
Con un bálsamo que no consuela sino por la idea de que es un bálsamo.
La tarde de hoy y de todos los días poco a poco, monótona, cae.

Se encendieron las luces, cae la noche, la vida se sustituye.
Sea de la manera que fuera, es preciso continuar viviendo.
Me arde el alma como si fuera una mano, físicamente.
Estoy en el camino de todos y tropiezan conmigo.
Mi casa de campo,
Que haya menos que un tren, una diligencia, y la decisión de partir entre tú y yo.
Así quedo, quedo... soy el que siempre quiere partir,
Y queda siempre, queda siempre, queda siempre,
Hasta la muerte queda, aunque parta, queda, queda, queda...

Vuélveme humano, oh noche, vuélveme fraterno y solícito.
Sólo humanitariamente se puede vivir.
Sólo amando a los hombres, las acciones, la banalidad de los trabajos,
Sólo así -¡ay de mí!-, sólo así se puede vivir
¡Sólo así, oh noche, y yo nunca podré ser así!

Vi todas las cosas, y me maravillé de todo,
Pero todo me sobró o fue poco -no se cuánto- y sufrí.
Viví todas las emociones, todos los pensamientos, todos los gestos,
Y quedé tan triste como si hubiera querido vivirlos y no lo consiguiera.
Amé y odié como toda la gente,
Pero para toda la gente eso fue normal e instintivo,
Y para mí fue siempre la excepción, el choque, la válvula, el espasmo.

Ven, oh noche, y apágame, ven y ahógame en ti.
Oh amorosa del Más Allá, señora del luto infinito,
Pesar externo de la Tierra, llanto silencioso del Mundo.
Madre suave y antigua de las emociones sin gesto,
Hermana mayor, virgen y triste, de las ideas sin nexo,
Novia esperando siempre nuestros propósitos incompletos,
La dirección constantemente abandonada de nuestro destino,
Nuestra incertidumbre pagana sin alegría,
Nuestra franqueza cristiana sin fe,
Nuestro budismo inerte, sin amor por las cosas sin éxtasis,
Nuestra fiebre, nuestra palidez, nuestra impaciencia de débiles,
Nuestra vida, oh madre, nuestra perdida vida...

No sé sentir, no sé ser humano, convivir,
Desde dentro del alma triste, con los hombres, mis hermanos en la tierra.
No sé ser útil ni aún sintiendo, ser práctico, ser cotidiano, nítido,
Tener un lugar en la vida, tener un destino entre los hombres,
Tener una obra, una fuerza, una voluntad, un huerto,
Una razón para descansar, una necesidad de distraerme,
Una cosa venida directamente de la naturaleza para mí.

Por eso sé materna para mí, oh noche tranquila...
Tú, que le quitas lo mundo al mundo, tú que eres la paz,
Tú que no existes, que sólo eres la ausencia de la luz,
Tú que no eres una cosa, un lugar, una esencia, una vida,
Penélope de la tela, mañana destejida, de tu oscuridad,
Circe irreal de los febriles; de los angustiados sin causa,
Ven a mí, oh noche, extiende hacia mí las manos,
Y sé frescor y alivio, oh noche, sobre mi frente...

Tú, cuya venida es tan suave, que parece un alejamiento,
Cuyo flujo y reflujo de tiniebla, cuando la luna inspira,
Tiene dudas de cariño muerto, frío de mares de sueño,
Brisas de paisajes supuestos para nuestra angustia excesiva...

Tú, pálidamente; tú, llorosa; tú, líquidamente,
Aroma de muerte entre flores, halito de fiebre sobre los márgenes,
Tú, reina, tú, castellana, tú, dama pálida, ven...

Clarín claro de la mañana al fondo
Del semicírculo frío del horizonte,
Tenue clarín lejano como banderas inciertas
Desplegadas más allá de donde los colores son visibles...
Clarín trémulo, polvareda quieta, donde la noche cesa,
Polvareda de oro detenida en el fondo de la visibilidad...
Carro que chirría límpidamente, vapor que pita,
Grua que comienza a girar en mi oído,
Tos seca, la primera del que sale de casa,
Leve escalofrío matutino en la alegría de vivir,
Carcajada estruendosa velada por la bruma exterior no sé como,
Costurera condenada para algo peor que la mañana que siente,
Obrero tísico incapacitado para la dicha en esta hora
Inevitablemente vital,
En que el relevo de las cosas es suave, cierto y simpático,
En que los muros son frescos al contacto de la mano y las casas,
Abren aquí y allá los ojos cortinados de blanco...

Toda la madrugada es una cortina que oscila,
Y refresca ilusiones y recuerdos en mi alma de transeunte,
En mi corazón exiliado de epidérmico espíritu,
En mí cansado y velado (...)

(...) y camina todo
Hacia la hora llena de luz, en que las tiendas bajan los párpados
Y rumor tráfico carroza tren yo siento sol truena


Vértigo del mediodía enmarcado de vértigos-
Sol en los vértices y en los (...) de mi visión estriada,
Del remolino parado de mi retentiva seca,
De la brumosa claridad fija de mi consciencia de vivir.

Rumor tráfico carroza tren carros yo siento sol calle,
Aros cajones trolley tienda vitrina falda ojos
Rápidamente carriles carrozas cajones calle atravesar calle
Acera tenderos "perdón" calle
Calle paseando por mí paseando por la calle por mí
Todo espejos las tiendas de acá dentro de las tiendas de allá
La velocidad de los carros al contrario en los espejos oblícuos de los aparadores,
El suelo en el aire el sol bajo los pies calle riegas flores en el cesto calle
Mi pasado calle estremece camión calle no me acuerdo calle
Yo cabeza abajo en el centro de mi conciencia de mí
Calle sin poder encontrar una sensación sólo de cada vez calle
Calle para atrás y para adelante debajo de mis pies
Calle en X en Y en Z por dentro de mis brazos
Calle por mi monóculo en círculos de cinematógrafo pequeño,
Caleidoscopio en curvas irisadas nítidas calle.
Borrachera de la calle y de sentir ver oír todo al mismo tiempo.
Latir de sienes de estar viniendo para acá al mismo tiempo que voy para allá.
Doy vuelta todos los días en todas las esquinas de todas las calles,
Y siempre que estoy pensando una cosa estoy pensando otra.
No me subordino sino por atavismo,
Y hay siempre razones para emigrar para quien no está encamado.

Desde las terrazas de todos los cafés de todas las ciudades
Accesibles a la imaginación
Observo la vida que pasa, la sigo sin moverme,
Le pertenezco sin sacar un gesto del bolsillo,
Ni tomar nota de lo que vi para después fingir que lo vi.
En el automóvil amarillo pasa la mujer definitiva de alguien,
Voy a un lado de ella sin que lo sepa.
En el trottoir inmediato ellos se encuentran por un azar dirigido,
Pero ya antes del encuentro estaba con ellos.
No hay manera de esquivarme, no hay modo de que yo no esté en todas partes.
Mi privilegio es todo.
(Breveteé, Sans Garantie de Dieu, mi Alma).

Asisto a todo y definitivamente.
No hay joya de mujer que no sea comprada por mí y para mí,
No hay intención de estar esperando que no sea mía de cualquier manera,
No hay resultado de conversación que no sea mío por azar,
No hay campanas al vuelo en Lisboa desde hace treinta años, noche
De San Carlos hace cincuenta,
Que no sea para mí por una galantería obsequiada.

Fui educado por la Imaginación,
Viajé de su mano siempre,
Amé, odié, hablé, pensé siempre por ella,
Y todos los días tienen esa ventana por delante,
Y todas las horas parecen mías de esa manera.

Caigo tendido en toda la vida
Y ruge en mí, mi ferocidad de vivir...
No hay gestos de placer por el mundo que valgan
La alegría estupenda de quién no tiene otro modo de expresarla
Que rodar por el suelo entre hierbas y margaritas
Y mezclarse con la tierra hasta ensuciar el traje y el cabello...
No hay versos que puedan dar esto...
Arranquen un (...) de hierba, muérdanla y entenderán,
Entenderán completamente lo que yo incompletamente expreso.
Tengo la furia de ser raíz
Persiguiéndome las sensaciones por dentro como una savia..
Quería tener todos los sentidos, incluyendo la inteligencia,
La imaginación y la inhibición
A flor de piel para poder revolcarme en la tierra rugosa
Desde más adentro, sintiendo más rugosidad e irregularidades.
Sólo estaría contento si mi cuerpo fuera mi alma...
Así todos los vientos, todos los soles, y todas las lluvias
Serían sentidos por mí del único modo que yo querría...
No pudiendo sucederme esto, me desespero, rabio,
Tengo ganas de poder arrancarme a dentelladas el traje
Y luego tener pesadas garras de león para despedazarme
Hasta que la sangre corra, corra, corra, corra...
Sufro porque todo esto es absurdo
Como si alguien me tuviera miedo,
Como mi sentimiento agresivo hacia el destino, hacia Dios,
Que nace de encararnos con lo Inefable
Y de medir bien, de repente, nuestra debilidad y pequeñez.

Todas las madrugadas son la madrugada y la vida.
Todas las auroras amanecen en el mismo lugar:
Infinito...
Todas las alegrías de ave vienen de la misma garganta,
Todos los estremecimientos de hojas son del mismo árbol,
Y todos los que se levantan temprano para ir a trabajar
Van de la misma casa a la misma fábrica por el mismo camino...
Rueda, bola grande, hormiguero de conciencias, tierra,
Rueda, amanecida, atardecida, a plomo bajo soles, nocturna,
Rueda en el espacio abstracto, en la noche mal iluminada
realmente
Rueda y (...)

Siento en mi cabeza la velocidad del giro de la tierra,
Ytodos los países y todas las personas giran dentro de mí,
Ansia centrífuga, rabia de ir por los aires hasta los astros
Apalea el interior de mi cráneo
Me pone alfileres vendados en toda la conciencia de mi cuerpo,
Me obliga a levantarme mil veces y dirigirme hacia lo Abstracto,
Hacia lo inencontrable, Allí sin restricción ninguna,
La Meta invisible todos los puntos donde no estoy y al mismo tiempo

Ah no estar parado ni andando,
No estar acostado ni de pie,
Ni despierto ni durmiendo,
Ni aquí ni en otro lugar,
Resolver la ecuación de esta inquietud prolija,
Saber donde estar para poder estar en todas partes,
Saber donde acostarme para estar paseando por todas las calles,
Saber donde(...)

HO-ho-ho-ho-ho-ho
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO


Cabalgata alada de mí por encima de todas las cosas,
Cabalgata estallada de mí por debajo de todas las cosas,
Cabalgata alada y estallada de mí por causa de todas las cosas...

Hup-la por encima de los árboles, hup-la por debajo de las pilas,
Hup-la contra las paredes, hup-la raspando en los troncos,
Hup-la en el aire, hup-la en el viento, hup-la, hup-la en las playas,
En una velocidad creciente, insistente, violenta,
Hup-la, hup-la, hup-la, hup-la...............

Cabalgata panteísta de mí por dentro de todas las cosas,
Cabalgata energética por dentro de todas las energías,
Cabalgata de mí por dentro del carbón que se quema, de la lámpara que arde,
De todos los consumos de energía
Cabalgata de mí /*amperes,/
Cabalgata explosiva, explotada, como una bomba que revienta,
Cabalgata reventando para todos lados al mismo tiempo,
Cabalgata por encima del espacio, salto por encima del tiempo,
Brinca, caballo Electrón -ión-, sistema solar resumido
Por dentro de la acción de los émbolos, por fuera del giro de los volantes.
Dentro de los émbolos, vuelto velocidad abstracta y loca,
Obro a hierro y velocidad, vaivén, locura, rabia contenida,
Atado al rostro de todos los volantes giro asombrosas horas,
Y todo el universo rechina, estalla, y se dispersa en mí.

Ho-ho-ho-ho-ho..........
Cada vez más de prisa, cada vez más con el espíritu adelante del cuerpo
Adelante de la propia idea veloz del cuerpo proyectado,
Con el espíritu atrás adelante del cuerpo, sombra, chispa.
He-la-ho-ho...Helahoho...

Toda la energía es la misma y toda la naturaleza es lo mismo...
La savia de la savia de los árboles es la misma energía que mueve
Las ruedas de la locomotora, las ruedas del tranvía, los volantes del diesel,
Y un carro jalado por mulas o por gasolina es jalado por la misma cosa.

Rabia panteísta de sentir en mí formidablemente,
Con todos mis sentidos en ebullición, con todos mis poros humeando,
Que todo es una sola velocidad, una sola energía, una sola divina linea
De si para si, parada siseando violencias de velocidad loca...
HO-ho-ho-ho-ho-ho
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO


¡Ave, salve, viva la unidad veloz de todo!
¡Ave, salve, viva la igualdad de todo en saeta!
¡Ave, salve, viva la gran máquina del universo!
Ave, que son lo mismo, árboles, máquinas, leyes,
Ave, que son lo mismo, gusanos, émbolos, ideas abstractas,
La misma savia los llena, la misma savia los cambia,
La misma cosa son y el resto es exterior y falso,
El resto, el estático resto que queda en los ojos que se detienen,
Más no en mis nervios motor de combustión de aceites pesados y ligeros
No en mis nervios todas las máquinas, todos los sistemas de engranaje,
En mis nervios locomotora, tranvía, automóvil, trilladora a vapor,
En mis nervios máquina marítima, diesel, semi-diesel, Campbell,
En mis nervios instalación absoluta de vapor, de gas, de aceite, de electricidad,
¡Máquina universal movida por correas de todos los momentos!
¡Tren rómpete contra el freno de la espuela!
¡Vapor navega directo al muelle y rájate contra él!
Automóvil manejado por la locura de todo el universo precipítate
Por todos los precipicios
Y estréllate ¡trz! ¡Despedázate en el fondo de mi corazón!
¡Á moi, todos los objetos proyectiles!
¡Á moi, todos los objetos direcciones!
¡Á moi, todos los objetos invisibles de veloces!
¡Golpéenme, traspásenme, rebásenme!
¡Soy yo quién me golpea, quién me traspasa, quién me rebasa!
¡La rabia de todos los ímpetus se cierra en círculo-mí!

Hela-ho ho tren, automóvil, aeroplano mis ansias,
Velocidad entra por todas las ideas dentro,
Choca con los sueños y pártelos,
Chamusca todos los ideales humanitarios y útiles,
Atropella todos los sentimientos normales, decentes, concordantes,
Coge en el giro de tu volante vertiginoso y pesado
Los cuerpos de todas las filosofías, los trapos de todos los poemas
Rómpelos y quédate sólo tú, volante abstracto en los aires,
Señor supremo de la hora europea, metálico en celo.
¡Vamos que la cabalgata no tenga fin ni en Dios!
¡Vamos que aunque yo quede atrás de la cabalgata, que yo quede
Arrastrado a la /*cauda / del tren torcido, /* vaciado / , perdido
/*Pobre de mí /, mi cuerpo y mi alma /*alcanzando mi mayor altitud /
De donde ansío utopías de rebasar el universo,
De dejar a Dios atrás como un marco miliario
De librar el m

Me duele la imaginación no sé como, pero es ella la que me duele.
Declina dentro de mí el sol en lo alto del cielo.
Tiende a comenzar el atardecer en lo azul y mis nervios.
Vamos oh cabalgata, ¿en quién más me cambiarás?
Yo que, veloz, voraz, comilón de energía abstracta,
Quería comer, beber, desollar, y arañar el mundo,
Yo, que me contentaría solamente con pisotear el universo,
Pisotear, pisotear, pisotear hasta no sentir...

Me siento fuera de cuánto imaginé que quise,
Que aunque todo quisiera, todo me faltó,

Cabalgata desmantelada por encima de todas las cimas,
Cabalgata desarticulada por debajo de todos los pozos,
Cabalgata vuelo, cabalgata saeta, cabalgata pensamiento-relámpago,
Cabalgata yo, cabalgata yo, cabalgata el universo yo.
Helahoho-o-o-o-o-o-o-o...

Mi ser elástico, muelle, aguja, trepidación...

EL PASO DE LAS HORAS (II)

Sentir todo de todas las maneras,
Tener todas las opiniones,
Ser sincero contradiciéndose a cada momento,
Desagradarse a sí mismo por la plena libertad del espíritu,
Y amar las cosas como Dios.

Yo, que soy más hermano de un árbol que de un obrero,
Yo, que siento más el supuesto dolor del mar al golpear en la playa
Que el dolor real de los niños golpeados
(Ah, esto debe ser falso, pobres niños golpeados -
¿Y por qué mis sensaciones se oponen tan de prisa?)
Yo, en fin, que soy un diálogo continuo,
Un hablar alto incomprensible, alta noche en la torre,
Cuando campanas oscilan vagamente sin que nadie las toque
Y da pena saber que hay vida que vivir mañana.
Yo, en fin, literalmente yo
Y yo metafóricamente también,
Yo, el poeta sensacionista, enviado del Acaso
A las leyes irreprensibles de la Vida,
Yo, el fumador de cigarros por profesión adecuada,
El individuo que fuma opio, que toma ajenjo, pero que, en fin,
Prefiere pensar en fumar opio que fumarlo
Y halla más suyo mirar el ajenjo bebiéndose que beberlo...
Yo, este degenerado superior sin archivos en el alma,
Sin personalidad con valor declarado,
Yo, el investigador solemne de las cosas fútiles,
Que sería capaz de irme a vivir a Siberia sólo por dar la contra
Y que pienso que no está mal no darle importancia a la patria
Porque no tengo raíz, como un árbol, y por tanto no tengo arraigo...
Yo, que tantas veces me siento tan real como una metáfora,
Como una frase escrita por un enfermo en el libro de la muchacha que encontró en la terraza,
O una partida de ajedrez en la cubierta de un transatlántico,
Yo, el ama que empuja los perambulators en todos los jardines públicos,
Yo, el policía que la mira, parado en el fondo de la alameda,
Yo, el niño en carreola, que hace señas a su inocencia
Lúcida con una sonaja de cascabeles,
Yo, el paisaje por detrás de todo esto, la paz citadina
Colada a través de los árboles del jardín público,
Yo, el que los espera a todos en casa
Yo, el que ellos encuentran en la calle
Yo, lo que ellos no saben de sí mismos,
Yo, aquella cosa en que estás pensando y te marca esa sonrisa,
Yo, el contradictorio, el ficticio, el latoso, la espuma,
El cartel puesto ahora, las caderas de la francesa, el mirar del cura,
La plaza donde se encuentran las dos calles y los choferes duermen contra los carros,
La cicatriz del sargento mal encarado,
El sebo en el cuello del asesor enfermo que vuelve a casa,
La taza donde el pequeño que murió bebía siempre,
Y tiene una falla en el asa (y todo esto cabe en un corazón
De madre y lo llena)...
Yo, el dictado de francés de la pequeñita que se mueve las ligas,
Yo, los pies que se tocan por debajo del bridge bajo el candelabro,
Yo, la carta escondida, el calor del pañuelo, el balcón con ventana entreabierta,
El portón de servicio donde la criada habla con los deseos de su primo,
El cabrón de José que prometió venir y no vino
Y teníamos una broma que jugarle...
Yo, todo esto, y además de esto el resto del mundo...
Tantas cosas, las puertas que se abren, y la razón por que se abren,
Y las cosas que ya hicieron las manos que abren las puertas...
Yo, la infelicidad-nata de todas las expresiones,
La imposibilidad de expresar todos los sentimientos,
Sin que haya una lápida en el cementerio para el hermano de todo esto,
Y lo que parece no querer decir nada siempre quiere decir algo...
Sí, yo, el ingeniero naval que soy, supersticioso como una madrina rural.
Y uso monóculo para no parecer igual a la idea real que tengo de mí,
Que tardo a veces tres horas en vestirme y ni por eso me parece natural,
Pero sí me parece metafísico y si tocan a la puerta, me enojo,
No tanto por interrumpirme la corbata sino por quedar sabiendo que existe la vida...
Sí, en fin, yo el destinatario de las cartas lacradas,
El baúl de las iniciales gastadas,
La entonación de las voces que nunca más oiremos-
Dios guarda todo eso en el Misterio, y a veces lo sentimos.
Y la vida pasa de repente y hace mucho frío más cerca que el cuerpo.
La Brígida, prima de mi tía,
El general del que ellas hablaban -general cuando ellas eran niñas,
Y la vida era guerra civil en todas las esquinas...
Vive le melodrame ou Margot a pleuré!
Caen hojas secas en el suelo irregularmente,
Pero el hecho es que siempre es otoño en el otoño,
Y el invierno viene después fatalmente,
Y hay un sólo camino para la vida que es la vida...

Ese viejo insignificante, pero que conoció a los románticos,
Ese opúsculo político del tiempo de las revoluciones constitucionales,
Y el dolor que todo eso deja, sin que se sepa la razón
Ni hay para llorarlo todo más razón que sentirlo.

Todos los amantes se besaron en mi alma,
Todos los vagos durmieron un momento encima de mí,
Todos los despreciados se recargaron un momento en mi hombro,
Atravesaron la calle, de mi brazo, todos los viejos y los enfermos,
Y hubo un secreto que me dijeron todos los asesinos.

(Aquella cuya sonrisa sugiera la paz que yo no tengo,
En cuyo parpadear hay un paisaje de Holanda,
Con las cabezas femeninas coiffeés de lin
Y todo el esfuerzo cotidiano de un pueblo pacífico y limpio...

Aquella que es el anillo dejado encima de la cómoda,
Y la cinta apretada al cerrar la gaveta,
Cinta color de rosa, no me gusta el color sino la cinta apretada
Así como no me gusta la vida, pero me gusta sentirla...

Dormir como un perro corrido, en el camino, al sol,
Definitivamente para todo el resto del Universo,
Y que los carros me pasen por encima).

Me acosté con todos los sentimientos,
Fui souteneur de todas las emociones,
Me invitaron los tragos todos los azares de las sensaciones,
Intercambié miradas con todos los motivos del hacer,
Estuve mano a mano con todos los impulsos por partir,
¡Fiebre inmensa de las horas!
¡Angustia de la fragua de las emociones!
Rabia, espuma, la inmensidad que no cabe en mi pañuelo,
La perra que aúlla de noche,
La pileta de la casa de campo alrededor de mi insomnio,
El bosque tal como fue la tarde en que paseamos, la rosa,
La madeja indiferente, el musgo, los pinos,
La rabia de no contener todo esto, de no detenerlo,
¡Oh hambre abstracta de las cosas, celo impotente de los momentos,
Orgía intelectual de sentir la vida!

Obtener todo por suficiencia divina-
Las vísperas, los consentimientos, los avisos,
Las cosas bellas de la vida-
El talento, la virtud, la impunidad,
La tendencia a acompañar a los demás a su casa,
La circunstancia de pasajero,
La conveniencia de abordar ya para obtener un lugar,
Y falta siempre una cosa, un vaso, una brisa, una frase,
Y la vida duele cuanto más se goza y cuanto más se inventa.

Poder reír, reír, reír francamente,
Reír como un vaso volteado,
Absolutamente loco sólo por sentir,
Absolutamente roto por rozarme con las cosas,
Herido en la boca por morder cosas,
Con las uñas sangrando por agarrar cosas,
Y después denme la celda que quieran que yo me acordaré de la vida.


Versión del portugués
Mario Bojórquez
DR 1999
Tomado del blog:  http://dramaengente.blogspot.mx

domingo, 4 de noviembre de 2012

Miércoles de ceniza, poema de T.S Eliot.


I

Porque no espero retornar jamás
Porque no espero
Porque no espero retornar
Deseoso del don de éste y de la visión de aquél
Ya no me esfuerzo más por esforzarme por cosas semejantes
(¿Por qué debiera desplegar las alas el águila ya vieja?)
¿Por qué debiera lamentarme yo
Por el poder perdido del reino acostumbrado?

Porque no espero conocer jamás
La endeble gloria de la hora positiva,
Porque pienso que no
Porque conozco que no he de conocer
El único real de los poderes transitorios
Porque no he de beber
Allí, donde los árboles florecen, y los manantiales fluyen, pues –de nuevo– no hay nada

Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
Y que el espacio es siempre sólo espacio
Y que es actual lo actual sólo en un tiempo
Y sólo en un espacio
Me alegra que las cosas sean tal como son y
Renuncio al rostro bienaventurado
Y renuncio a la voz
Porque no he de esperar ya retornar jamás
Me alegro en consecuencia, al tener que construir algo
De qué alegrarme.

Y ruego a Dios se apiade de nosotros
Y le ruego que yo pueda olvidarme
De aquellas cosas que conmigo mismo discuto demasiado
Explico demasiado
Porque no espero retornar jamás
Deja que estas palabras respondan
Por lo que se ha hecho, para no volver a hacerse
Que el juicio no nos sea demasiado gravoso

Porque estas alas ya no son alas para volar
Sino sólo abanicos que baten en el aire
El aire que ahora es terriblemente angosto y seco
Más angosto y más seco que la voluntad
Enséñanos a preocuparnos y no preocuparnos
Enséñanos a quedarnos sentados quietos.

Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.


II

Señora, tres leopardos blancos estaban recostados bajo un árbol de enebro
A la fresca del día, tras haberse saciado hasta el hartazgo
De mis piernas mi corazón mi hígado y aquello que había sido el contenido
De la esfera ahuecada de mi cráneo. Y dijo Dios
¿Vivirán estos huesos? ¿Vivirán
Estos huesos? Y aquello que había sido el contenido
De los huesos (que ya se habían secado) dijo con un gorjeo:
Gracias a la bondad de esta Señora,
por su belleza, y porque
honra a la Virgen meditando
brillamos relucientes. Y yo, que estoy aquí disimulado,
ofrezco mis acciones al olvido, y mi amor
a la posteridad del desierto y al fruto de la calabaza.
Esto es lo que rescata
Mis entrañas, los nervios de mis ojos y las partes indigeribles
Que rechazan los leopardos. La señora se retira
Con un vestido blanco, a contemplar, con un vestido blanco.
Que la blancura de los huesos sirva de expiación para el olvido.
No hay vida en ellos. Como estoy olvidado
y he de estar olvidado, así me olvidaría
Al consagrarme, concentrado en un propósito. Y dijo Dios
Su profecía al viento, al viento solamente porque sólo
Sabe escuchar el viento. Y los huesos gorjeaban en un canto,
Acompañados por los saltamontes. Y decían:

Señora del silencio
Calmada y afligida
Desgarrada e intacta
Rosa de la memoria
Rosa de los olvidos
Agotada y nutricia
Preocupada y tranquila
La Rosa singular
Es ahora el Jardín
Donde el amor termina
Da fin a los tormentos
De amor insatisfecho
El tormento mayor
Del amor satisfecho
Final de lo infinito
Viaje a ninguna parte
La conclusión de aquello
Que es inconclusible
Discurso sin palabra y
Palabra sin discurso
Las gracias sean dadas a la Madre
Por el Jardín
Donde el amor termina.

Bajo un árbol de enebro, cantaban esparcidos los huesos relucientes
Estamos satisfechos de estar desperdigados, no hicimos nada bueno los unos por los otros
A la fresca del día, bajo un árbol, con la anuencia de la arena,
En olvido de sí mismos y de los otros, juntos
en el silencio del desierto. Esta es la tierra que
dividiréis por lotes. Y ni la división ni la unidad
importan. Es la tierra. Tenemos nuestra herencia.

III

Al doblar la segunda escalinata por primera vez
Me di vuelta y miré lo que había abajo,
La misma forma serpenteante sobre el pasamanos
Tras los vapores en el aire fétido,
En pugna contra el diablo de las escaleras,
Con su engañoso rostro de esperanza y desesperación.

Al doblar la segunda escalinata por segunda vez
Las dejé serpenteando y enrollándose ahí abajo;
Ya no había más rostros, la escalera estaba oscura,
Húmeda y escarpada, como la boca de algún viejo que babea sin remedio,
O las fauces dentadas de un tiburón ya viejo.

Al doblar la tercera escalinata por primera vez
Había una ventana panzona como el fruto de la higuera
Y detrás del espino florecido y de la escena pastoril
Una figura de anchas espaldas ataviada en verde y en azul
Hechizaba con una flauta antigua el mes de mayo.
Son dulces los cabellos que se agitan, los cabellos castaños que ondean sobre la boca,
Los cabellos violetas y castaños;
La distracción, la música de la flauta, las pausas y los pasos de la mente en la tercera escalinata,
Cada vez más se apagan; una fuerza mayor a la esperanza y a la desesperación
Sube por la tercera escalinata.

Señor, yo no soy digno
Señor, yo no soy digno

pero una palabra Tuya bastará.



IV

Quien caminaba entre el violeta y el violeta
Quien caminaba entre
Las varias gamas de variados verdes,
De azul y blanco, con el color de María,
Mientras hablaba de cosas triviales
Sin saber y sabiendo sobre el dolor eterno
Quien caminaba entre los otros mientras caminaban,
Quien hizo que las fuentes brotaran vigorosas e hizo frescas las aguas de los manantiales

Enfrió la piedra seca e hizo firme la arena
Con el azul de los delfinios, el azul del color de María,
Sovegna vos

He aquí los años que andan entre medio, haciendo a un lado
Los violines y las flautas, reinstaurando
a una que se mueve en el tiempo entre el sueño y el despertar, vestida

Con un manto de luz blanca, envuelto en la cabeza.
Los años nuevos van, reinstaurando
A través de una nube de lágrimas brillante, los años, reinstaurando
Con versos nuevos una rima antigua. Redime
El tiempo. Redime
La visión no leída en el sueño más alto
Mientras los unicornios enjoyados arrastran la carroza fúnebre dorada.

La hermana silenciosa con su velo azul y blanco
Entre los tejos, tras el dios del jardín,
La de la flauta sin aliento, agachó la cabeza e hizo un gesto, pero no dijo nada

Pero brotó la fuente y cantó el pájaro
Redime el tiempo, redime el sueño,
Muestra de la palabra nunca oída, nunca dicha,
Hasta que el viento arranque mil murmullos del tejo

Y después de este destierro.


V

Si se perdiera acaso la palabra perdida, si se gastara acaso la palabra gastada
Si se escuchara acaso y se dijera
La palabra no dicha ni escuchada;
Aún seguiría siendo la palabra no dicha, la Palabra no escuchada,
La Palabra sin palabra, la Palabra dentro
Del mundo y para el mundo;
Brilló la luz en las tinieblas y
Contra la palabra el mundo inquieto seguía dando vueltas
Alrededor de la Palabra silenciosa


Oh pueblo mío, ¿qué te he hecho?

¿Dónde habrá de encontrarse la palabra, dónde
resonará? Aquí no, porque aquí no hay silencio suficiente,
ni en el mar ni en las islas, ni
en el continente, tampoco en el desierto o en las praderas húmedas,
para quienes caminan en lo oscuro
durante el día y durante la noche
el lugar apropiado y el momento justo no son éste
no hay un lugar de gracia para aquellos que rehuyen el rostro
ni tiempo de alegrarse por aquellos que caminan entre el ruido pero niegan la voz

¿Ha de rezar la hermana del velo
por los que andan en lo oscuro, los que Te han elegido y enfrentado,
los que están desgarrados sobre el cuerno entre estación y estación, entre un tiempo y otro, entre
una hora y otra, una palabra y otra, entre un poder y el otro, los que esperan
en medio de lo oscuro? ¿Ha de rezar la hermana
por los niños que esperan en la puerta
que no se irán de allí, y que son incapaces de rezar?
Reza por los que eligen y por los que se oponen

Oh pueblo mío, qué te he hecho.

¿Ha de rezar la hermana entre los árboles de tejo esbeltos
por quienes la ofendieron y ahora tienen miedo
y no pueden rendirse y afirmar ante el mundo y negar entre las rocas
en el último desierto entre las últimas rocas
azules el desierto en el jardín el jardín en el desierto
de la sequía, y escupir de la manzana la semilla seca?

Oh pueblo mío.


VI

Porque no espero retornar jamás
Porque no espero
Porque no espero retornar
A debatirme entre la ganancia y la pérdida
En este breve tránsito donde se cruzan sueños
El crepúsculo por el que cruzan sueños entre el momento de nacer y el de morir
(Padre, bendíceme) aunque no quiero desear estas cosas,
Desde el gran ventanal hasta la costa de granito
Las velas blancas siguen volando rumbo al mar, volando al mar
Velas intactas

Y el corazón perdido se endurece y se alegra
Por la lila perdida y por las voces que el mar perdió
Y el espíritu débil se apura en rebelarse
Por el cetro de oro torcido y el aroma que el mar perdió
Se apura en recobrar el grito de la codorniz y el del chorlito que vuela en círculos
Y el ojo ciego crea las formas en las puertas de marfil
Y renueva el olor el gusto de salitre de la tierra arenosa.

Es el momento de tensión entre morir y el nacimiento
El lugar solitario donde tres sueños cruzan
Entre rocas azules
Pero cuando las voces arrancadas al tejo comiencen a perderse
Que se agite en respuesta el otro tejo

Bendita hermana, santa madre, espíritu del jardín y la fuente,
No permitas que el uno al otro nos burlemos mediante falsedades
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a quedarnos sentados quietos
Incluso entre estas rocas,
Con nuestra paz entre Su voluntad,
Hermana, madre
Y espíritu del río, espíritu del mar,
No permitas que me aparte

Y llegue a Ti mi clamor.


Traducción tomada del blog de Ezequiel Zaidenwerg:

Mientras escribo

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