martes, 30 de marzo de 2010

Del movimiento HORA ZERO

Juan Ramirez Ruiz, Jorge Pimentel, Enrrique Verastegui
El Movimiento Hora Zero fue el más importante movimiento vanguardista surgido en la década del setenta, en el Siglo XXen Perú. Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora, Enrique Verástegui, Ricardo Paredes Vassallo, Jorge Nájar y Carmen Ollé son considerados sus poetas más importantes.

PRIMERA ETAPA


En 1965 Jorge Pimentel (Lima, 1944) ingresa a la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, para seguir estudios de letras y literatura, y en enero de 1970 escribe, con Juan Ramírez Ruiz (Chiclayo, 1946) -ambos se conocieron en la misma universidad- el manifiesto Palabras Urgentes. Junto con poemas de Pimentel y Ramírez Ruiz -y de otros poetas como Mario Luna, Julio Polar, Jorge Nájar, y José Carlos Rodríguez- Palabras Urgentes figuraba en el primer número de la revista "Hora Zero" (1970), publicación que marca el nacimiento del movimiento. Como en toda vanguardia, con este primer manifiesto Ramírez Ruiz y Pimentel se opusieron a los poderes dominantes de la poesía peruana, y cuestionaron al canon poético nacional -con la excepción de César Vallejo- para propugnar una nueva poesía, una más cercana a la vida diaria, a las clases marginadas, y a la realidad del Perú. Pimentel publicó su primer libro, Kenacort y Valium 10, en diciembre de 1970. A este le siguió, a mediados de 1971, Un Par de Vueltas por la Realidad, de Ramírez Ruiz. Finalmente, el mismo año, Enrique Verástegui (Lima, 1950) -quien se incorporó a la edad de 19 años, luego de conocer a Pimentel- publicó En los Extramuros del Mundo. Estas tres operas primas son consideradas los paradigmas estéticos del vitalismo y el aliento libertario de Hora Zero, colectivo que crecía acompañado de una gran repercusión de la prensa. Con el liderazgo de Pimentel y Ramírez Ruiz, Hora Zero ganó muchos adeptos y fundó filiales en provincias (Callao, Chiclayo, Chimbote, Huancayo, Pucallpa, Iquitos), alentando el surgimiento de poetas en todo el país como parte de su proyecto democratizador -no solo de la poesía sino de las artes en general- y de rompimiento con el elitismo del conservador círculo literario de la capital (Lima). Algunos de esos talentos llegaron a consolidar una obra que ya cuenta con mucho prestigio, como es el caso de Jorge Nájar (Pucallpa, 1946), quienes integraron el movimiento desde sus inicios, o José Cerna (Chachapoyas, 1949). Otros poetas destacados de provincias son César Gamarra (Huancayo, 1949), Ricardo Paredes Vassallo (Ancash, 1952), Ángel Garrido (Cerro de Pasco, 1952), y Bernardo Rafael Álvarez (Pallasca, 1954). Junto al crecimiento de los militantes horazerianos y los recitales por diferentes regiones del Perú, aparecieron los enfrentamientos. Los poetas de Hora Zero se enfrentaron a los apristas y a los partidos políticos de extrema izquierda, quienes -celosos ante la acogida e independencia del movimiento- saboteaban violentamente sus recitales en las universidades nacionales.

2DA. ETAPA



Pimentel regresa a Lima en 1974, después de una estancia de dos años en España, con el propósito de seguir liderando Hora Zero. Durante este tiempo, Ramírez Ruiz había preferido apartarse, y para 1973 el movimiento se había disuelto. Para que renazca Hora Zero, Pimentel necesitaba la complicidad de otra figura decisiva para la historia del grupo: Tulio Mora (Huancayo, 1949). Mora había pertenecido al grupo de poetas de la Universidad de San Marcos que hacia fines de los sesenta editaban la revista Estación Reunida, pero desde el principio hizo manifiesta su gran afinidad con los miembros de Hora Zero y con sus propuestas (tanto así que estuvo a punto de unirse en 1971, en el Primer Congreso de Hora Zero, pero por problemas durante las discusiones no se incorporó). Hasta que en 1976 Mora regresa a Lima después de un viaje por Europa y afianza su amistad con Pimentel. Al año siguiente (1977), ambos deciden relanzar Hora Zero. Ya como miembro del movimiento, el mismo año Mora publica su primer poemario, Mitología (libro), una plasmación renovadora de la propuesta del "poema integral" horazerista. Otro aporte decisivo para este relanzamiento fue el manifiesto Contragolpe al Viento, que Enrique Verástegui ayuda a escribir desde Menorca (España).
Esta también se conoce como la etapa internacional de Hora Zero. En 1978, Mora viaja a México y estrecha lazos con los infrarrealistas (Infrarrealismo), agrupación que el mexicano Mario Santiago Papasquiaro y el chileno Roberto Bolaño fundaron (en 1974) bajo una declarada admiración por Hora Zero y sus poetas. Según Bolaño: "[...] En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte. [...]" Roberto Bolaño En París, por su parte, Verástegui, Carmen Ollé, y José Carlos Rodríguez congregan a poetas francófonos griegos (Dimitri Analis), argelinos, marroquíes (Tahar Ben Jelloun), mexicanos, belgas, los franceses Tristán Cabral y André Laude, para redactar y publicar el manifiesto Message D'Ailleurs (Mensaje desde Adentro, 1978), lo que da medida del influjo intenacional de Hora Zero (el alcalde de París Jacques Chirac llegó a reaccionar ante una octavilla repartida en uno de los recitales de su partido, llamándolos "revolucionarios de café"). Durante la segunda mitad de los años setenta y la primera de los ochenta, Hora Zero continuó sus quehaceres en Perú con sus llamados "actos contundentes": marchas, pronunciamientos, recitales masivos en pueblos jóvenes, playas de estacionamiento, universidades y provincias del país, eventos que solían realizarse en el marco de fiestas populares. Los poetas horazerianos y sus amigos -entre ellos otros artistas e intelectuales identificados con el movimiento como Raúl Gallegos, Nené Herrera, José Antonio Ríos, Alberto Escalante, el pintor Carlos Ostolaza- fueron conocidos en esa época por su intensa vida bohemia, concentrada alrededor de bares del centro de Lima como el Wony, Chino Chino, Palermo, La Llegada, y, en los últimos años, el bar Queirolo.


ESTETICA DEL MOVIMIENTO

Como en toda vanguardia del siglo XX, el de Hora Zero fue un proyecto revolucionario que pretendió transformar la vida con un nuevo arte, con una nueva poesía, y liberar al hombre de su alienación espiritual provocada por una sociedad capitalista y burguesa que también consideraron subdesarrollada y colonizada tanto cultural como económicamente. Pero Hora Zero, además, pretendió democratizar la poesía, y se entendió como un movimiento popular y descentralizado, que buscó recoger la cultura viva y múltiple del país (y de Latinoamérica), sacando la poesía a la calle o a la inmediatez vital del hombre común. La estética de Hora Zero se perfiló a través de sus manifiestos, fue formulada teóricamente por Juan Ramírez Ruiz en su primer libro, Un par de Vueltas por la Realidad (1971), y se consolidó a través de los libros de los principales poetas del movimiento, sobre todo en las que son consideradas sus obras maestras: Un Par de Vueltas... y Las Armas Molidas de Juan Ramírez Ruiz; Ave Soul y Tromba de Agosto de Pimentel; En los Extramuros del Mundo y Leonardo (libro) de Enrique Verástegui; País Interior y Cementerio General de Tulio Mora; o Noches de Adrenalina de Carmen Ollé. Entre las principales características del "poema integral" que el movimiento enarboló como propuesta estética están: integración del poema de una individualidad en su contexto, o integración del poema dentro de su concreción sociohistórica y de su correspondiente dialéctica o dramaticidad ("totalización que amalgama el todo individual con el todo universal"); "escribir la angustia, escribir la lucha, escribir la violencia"; la potencialidad transformadora del poema, como "motivador para un cambio cualitativo individual"; destrucción de "la sintaxis tradicional" -"pálida y burguesa"- y ruptura en el plano lingüístico a través de la invención de nuevos términos extraídos del lenguaje de la calle o de un "lenguaje sencillo, popular, directo, duro y sano" que pueda expresar "la experiencia latinoamericana", y para aprehender lo "esencial-cotidiano" de una "problemática común"; buscar el "vitalismo de imágenes, ritmos y palabras", y la "dinamización, agilidad, elasticidad o plasticidad" del poema; hacer de todas las actividades o acciones del poeta, de su vida, "la prolongación de su acto creador", porque "un auténtico escritor que trabaje en poesía deberá escribir con toda su vida: debe decir no a la ironía, al humor conciliador y apuntar a la conquista de una poesía no-pequeñoburguesa"; evitar "el retorno a las viejas formas y ritmos" o el uso de "un lenguaje arcaizante o alienado"; y, finalmente, el rechazo de la poesía estrictamente lírica por un ritmo polifónico del poema que sume "registros de distintos discursos (poético, periodístico, ensayístico, radiofónico, etc.) en un solo texto para dar una idea integral de todos los lenguajes que caben en un ser humano". Por otro lado, refiriéndose a Mitología, la ensayista Consuelo Hernández cita una antología inédita de Tulio Mora sobre Hora Zero, donde se hace un listado de las características "que los militantes de Hora Zero acordaron para el poema integral". Estas son, según Mora: "1) el equilibrio conflictivo de lo estético "culto" y lo popular-marginal, o abiertamente el rechazo de lo primero por la vigencia del segundo; 2) la poética de la experiencia ("el poema auténtico"); 3) la experimentación; 4) la asociación de diversos discursos (verso, narrativo, ensayístico, dramático, audiovisual, periodístico y otros); 5) la necesidad de nuevos perfiles humanos para hacer más verosímil una nueva subjetividad; 6) la negación del yo lírico diluyéndolo en otros sujetos propios de la poesía dramática o épica; 7) la fusión de las cuatro fuentes emisoras de poesía: cosmopolita, nativista, mitológica y urbana.


Repercusión e Influencia en Generaciones Posteriores

A lo largo de su historia y como auténtica vanguardia, Hora Zero no solo propugnó una estética, o publicó revistas y periódicos de poesía, siempre con un corte iconoclasta o neorromántico, sino que también organizó cuatro Congresos, en el marco de los cuales se publicaron manifiestos importantes, como Contragolpe al Viento o Desterrados por la Historia -además de Palabras Urgentes. Según el reconocido crítico peruano Ricardo González Vigil, Hora Zero, "con gran poder de convocatoria en diversas ciudades del país y con ramificaciones internacionales, se yergue como el movimiento poético más importante que haya tenido la literatura peruana. Un caso notorio de la influencia de Hora Zero en las generaciones posteriores, además del Infrarrealismo mexicano (quienes fueron casi coetáneos), es el de la agrupación peruana de la década del ochenta Kloaka, liderada por ex miembros de la segunda etapa de Hora Zero, como Roger Santiváñez y Dalmacia Ruiz Rosas. Otros grupos peruanos muy influidos por Hora Zero son Neón -ya en la década del noventa-. Pueden encontrarse citas explícitas y veladas al movimiento Hora Zero y sus poetas en la novela de Roberto Bolaño, Los Detectives Salvajes (1998). En esta novela, ambientada en el D.F. (México), el joven protagonista se adhiere a los poetas "realvisceralistas", agrupación ficticia que a la vez hace alusión y rinde homenaje a Hora Zero y al Infrarrealismo.

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