Imágen: Apollonia Saintclair
No me pertenece el viento
ni las hojas cayendo de los arboles,
ni el vuelo del pájaro.
Ni la lluvia que inunda casas de cartones o mal construidas
ni el ruido furioso de los ríos desbordándose
ni el cuerpo desnudo y erecto por tu recuerdo
ni la caricia sin entregarse
ni el beso prometido.
Ni el corazón descosturado
ni la palabra parapléjica.
No me pertenece nada.
ni tu recuerdo,
ni tu pequeña casa
donde apenas solo se encuentran tu voz y el reflejo de tus
ojos verdes
y tu pelo negro
ondulado enredado entre el polvo y otras cosas.
No eres mío ni soy tuya
no somos de nadie. Tengámoslo claro por favor.
Nada me pertenece;
Ni el suspiro por vos a las 3 de la mañana
Y la espera de un mensaje tuyo
O de una llamada donde me digas hipócritamente cuanto me
extrañas.
Pero nada de eso pasará. Porque no me extrañas a morir
Y no me extrañas tanto como yo te extraño.
Tengamoslo claro, entonces. Nada de esto que he dicho nos
pertenece. Nada.
©Karen Valladares
Tomado del poemario Decir tu nombre.
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