lunes, 8 de diciembre de 2014

Perla Rivera, Sueños de Origami.


Reseña por: Silvia Favaretto





“Origami” es el antiguo arte de papiroflexia oriental. Un objeto inanimado como una hoja de papel blanco cobra vida a través de la simple manipulación humana, exactamente como cualquier obra de arte, que 
desde puro soporte adquiere forma, gracia y vida, por alguna vislumbrante idea y acción de un ser humano iluminado: esto vale para un pintor que transmite emociones mezclando colores sobre una tela, para un escultor que entalla de un bloque de piedra una figura elegante o inquietante y, finalmente, un escritor que manchando con tinta la misma hoja inanimada de las esculturas de papel origami, le habla directamente 
al alma del lector, con un poema o un entero poemario. Es el caso de la poeta hondureña Perla Rivera que, con su primer libro, “Sueños de origami” editado por Goblin Editores, irrumpe en la escena literaria mundial con un libro destinado a dejar una marca, veamos por qué.


Desde la portada del libro, una grulla de papiroflexia, se balancea delicada sobre una sola pierna: es un equilibrio precario, el mismo que se respira a lo largo de todo el poemario. El conjunto de poemas presentados ofrece una sensación extremamente unitaria, una misma tensión que une, sostiene y evoca desde cada uno de los versos: una ciudad gris (“ciudad confusa” y “calle de concreto”), desconocida aunque propia, inquieta a la poeta cercándola; los mismos habitantes de siempre no la reconocen: “El vendedor de periódicos/ -acostumbrado a saludarme-/ olvida mi nombre”, el paisaje de siempre se vuelve estéril escenario de “buses” y “cipreses”. La ciudad es el cuerpo mismo de la escritora, recorrido por una sensación de extrañamiento y enajenamiento, nombrado sólo por sus envolturas exteriores: la piel (“lagos son los poros de mi piel”) y la ropa (“Me visto con la sonrisa ajustada/ y mi chaqueta de siempre” o “un vestido rasgado” o “tus camisas”). La poeta renuncia a su espontaneidad y a su inocencia, viste para la ocasión una máscara de muecas, para sobrevivir a la crueldad de día. Pero existe, en la espesa neblina agobiante de esta ciudad cruel, un resquicio de luz: el amor, como única salvación posible, único destello que pone al amparo de la ilusión y del alejamiento. Es una entrega al sentimiento absoluto: “He aprendido a morir con certidumbre/ a sonreír en silencio/ y a ver a través de las únicas ventanas/ que amanecen para mí; / tus ojos”. Este primer libro de Perla Rivera, constituido en su mayoría por poemas breves y unas prosas poéticas al final, es intenso y emotivo hasta las últimas páginas, no ahorrándole al lector el sumergimiento en la angustia y la decepción del vivir cotidiano, pero dejando una grieta abierta a un luminoso porvenir: “de nuevo estoy junto al borde, eligiendo barcos y retomando el canto”. Hay otro inicio posible, un camino nuevo que se abre para la autora, cobijada por un amor nuevo, sensual (“La armonía de tu cadera/ nos une”) y la esperanza y seguridad que le otorgan sus propios versos: “y cada noche/ un verso me recoge en el vacío”.



Aquí una muestra de su trabajo poético:




Se puede contrarrestar el smog
con un oleaje de risas.
Encontrar el mar en este edificio
deslizarse por el ascensor en una especie de surfing
observar el sacrificio del sol
cayendo desde los ventanales.

Dejarse arrastrar
por la bulliciosa marea de los oficinistas
que van de salida.

Se puede naufragar
o salvarse
todo depende de la cala o la tempestad
con la cual
me arrastre tu mirada.

***

Mi madre me reveló desde pequeña
que el invierno es una brújula
que apunta hacia abajo.

Regreso a mis diez años
me extingo.

La lluvia duele como territorio de guerra
sus gotas forman evangelios en el suelo
los guardo en mi bolso como caricaturas.

El agua no es escudo hoy
trajo raíces convertidas en vísceras.
Agonizo sobre tu mar salado
que hoy no es arcoíris.
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Un día te hablé de la geometría del regazo


Un día te hablé de la geometría del regazo
de la desnudez que lleva al mar
del vértigo de enviar un e-mail
cuando la certidumbre vacila
y el reloj yace sediento sobre la mesa.
Hoy te hablo del libro
que huele a madrugada
barrotes con formas de kilómetros
fisuras de un orgasmo
convertido en dogma
de un compendio de demonios
que huyen de un peligro / que amo.


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Eres verso

Eres
manos
que descienden como arena
en la noche que es océano.
Eres constelaciones
tatuajes en el aire.
Eres
esa orilla que me espera
—para morir a diario—
en la intimidad de alguna estrella.
Eres
suspiro, locura, silencio
palabra que anestesia
y deletrea mi cuerpo.
Eres verso




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Perla Lusete Rivera Núñez. Ajuterique Comayagua Honduras. Licenciada en Letras y Lenguas y Literatura por la UPNFM. Profesora de Educación Media y Primaria. Promotora de arte. Su primer libro el poemario " Sueños de origami" ha sido editado por Goblin editores. Varios de sus poemas han sido traducidos al italiano. Incluida en una Antología de landais hispanoamericanos promovido por la revista 7lunas de Venecia. Invitada al festival internacional de poesía Amada Libertad en El Salvador.  Publicada por revistas virtuales de poesía y literatura como 7lunas de Italia y el Catoblepas de Costa Rica y en reportajes especiales por el periódico virtual El vocero Informativo.

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