Y el no sabrá quién cambio
su nombre...
S.Beckett
A Harold.
Amanece y este cuarto semi oscuro no me dice nada.
Pienso en la llovizna, pienso en que mi sangre no es mi sangre y no es roja.
Dentro de mi crecen flores, veo la pared vacía y apenas distingo la sombra lejana de mi mano. Pienso en vos, pienso en el verde claro de tus ojos y quisiera darles un nombre misterioso; mientras escucho una rapsodia de Frank Lizt. Tirito, la mañana tirita.
Mi corazón es un tropel de caballos que corre con fuerzas.
Ahora solo puedo pensar en vos, y recuerdo cualquier verso triste de Beckett.
Reflexiono y sé que tus ojos son como una milonga triste.
@ Karen Valladares, tomado del poemario Ninguna tarde azu
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