26
Te
he
estado
esperando
en
medio
del
silencio
que
me grita.
Las
horas
se
parecen al jade
y
se derrite
este
tiempo que
pasa.
Hablo,
hablo
y
hablo,
pero
no me escuchan
los
oídos despiertos.
Estoy
parado
en
el
centro de la palabra,
y
te sigo esperando.
La
plaza
Pude ver
la piedra que envejece
con todo y con nada,
mientras un niño sacrifica
mis labios.
No quiero irme,
Pero al descalzar
mi mirada
se forman nubes
en la frente
de la pequeña
brisa que nos apremia.
No sé
mucho.
Sólo sé que
en un maldito rincón
reposan las ratas
con sus oprobios
y nosotros nos lamentamos
de no ser un océano de
dudas.
No ha pasado
tanto rato
cuando
la dama del tiempo
me tira
las horas en las
pantorrillas
mientras me pregunto
si mi bandera se remienda
los años
(los viejos van hacia la
nada).
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