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MIS OJOS
Mis ojos ya no son aquellas calles solitarias y muertas,
la piedra que golpea la tibia mirada que no observa.
No son los trenes que avanzan cargados de gente,
sin nombre,
sin cuerpo,
sin sombra,
sin sueño y sin amorío.
Mis ojos ya no cruzan la soledad,
aquella flor vacía que cae lento en cualquier agujero.
Ya no son lunas y cielos deshojados.
Ya no son
lágrimas, ni dolor.
Ni agua que se pudre en otras aguas.
Mis ojos
ya tienen un color y no precisamente el de la noche.
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